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7 poemas de Frank O’Hara

Frank O’Hara fue un poeta, músico, dramaturgo y crítico de arte nacido en Baltimore el 27 de marzo de 1926. Fue cofundador  y miembro clave de la primera promoción de la Escuela de Nueva York junto con John Ashbery, James Schuyler, Barbara Guest y Kenneth Koch, grupo que aspiraba a unificar teatro, poesía, pintura y música, en busca de una temática y lenguaje común. Estudió música en la Universidad de Harvard gracias a las becas que se daban a los veteranos de guerra, aunque asistía poco a clase ya que prefería ir a los cursos de filosofía y teología. Absorbió el arte visual y la música contemporánea, hecho que se aprecia de manera evidente en la cadencia y el ritmo de su obra. Considerado como uno de los poetas norteamericanos más originales e influyentes del siglo XX, poco después de su llegada a Nueva York en 1951 desarrolló un nuevo tipo de poesía urbana que captura magistralmente la agitación de una época dorada en la vida artística de la ciudad. Su estilo está impregnado de un glamour seductor e insistente, sus poemas directos y con finales abiertos, irradian una frescura que no se ha perdido con el paso de los años. Heredero directo del estilo y la poética de William Carlos Williams y adherido de una manera innegable a Nueva York y sus ritmos, su poesía derrocha melancolía urbana. No es difícil imaginarse cualquiera de esas calles neoyorkinas iluminadas por la noche, latiendo a ritmo de jazz, cuando leemos muchos de sus textos. El autor estuvo situado en el centro del círculo artístico que incluyó tanto a sus colegas poetas como a los pintores experimentales Willem de Kooning, Larry Rivers y Jasper Johns. En España, y a pesar de la relación del autor con nuestro país, ya que escribió obras como Little Elegy for Antonio Machado o Awake in Spain y en 1960 organizó una exposición de pintura y escultura moderna española en el MoMa, tendríamos que remontarnos hasta 1997 para encontrar una primera edición de su obra, Poemas a la hora de comer, publicado en versión bilingüe por DVD Ediciones. En 2018 apareció No llueve en California (Kriller71), una antología con selección y traducción de Eleonora González Capria. Murió a los cuarenta años, de un golpe producido por un arenero en la playa de Fire Island, el 24 de julio de 1966, y sus cenizas yacen en el Green River Cemetery de Long Island. Dos de los ejes principales en torno a los cuales gira su obra son la relación entre el poeta y la ciudad y el análisis de los momentos cotidianos en los que alcanzamos una felicidad que a veces creemos lejana. O’Hara es capaz de convertir en poético desde un aguacate hasta un café para llevar.

***

Poema

Café instantáneo con nata un poquito
agria, y una llamada al más allá
que al parecer no se está acercando.
“Ay papá, quiero estar borracho muchos días”
con la poesía de un amigo nuevo
mi vida apenas contenida por las manos
videntes de otros, imposibilidades suyas y mías.
¿Esto es el amor, ahora que al fin murió
el primer amor, donde no había imposibilidades?

***

Mañana

Tengo que decirte
que te amo siempre
lo pienso en las mañanas
grises con la muerte

en la boca el té
nunca está bien caliente
entonces y el cigarrillo
seco la bata morada

me da frío te necesito
y miro por la ventana
la nieve silenciosa

De noche en el muelle
los buses brillan como
nubes y me siento solo
pensando en flautas

te echo de menos siempre
cuando voy a la playa
la arena está mojada con
lágrimas que parecen mías

aunque nunca lloro
y te llevo en mi
corazón con un humor muy
real del que estarías orgulloso

el aparcamiento está repleto y me quedo parado
sacudiendo las llaves el coche
está vacío como una bicicleta

qué estás haciendo ahora
dónde fuiste a comer
el almuerzo y tenía
muchas anchoas

es difícil pensar
en ti sin mí en
la oración me deprimes
cuando estás solo

Anoche había muchas
estrellas y hoy
la nieve es su tarjeta de
visita no seré cordial

no hay nada que
me distraiga la música es

solo un crucigrama
sabes lo que se siente

cuando eres el único
pasajero si hay un
lugar más allá de mí
te lo suplico no vayas

***

Canción

Está sucio
parece sucio
eso piensas en la ciudad

parece sucio nada más
eso piensas en la ciudad
no dejas de respirar o sí

viene alguien de muy mal carácter
parece atractivo. sí en serio. sí. Muy
tan atractivo como de mal carácter. en serio. sí

eso piensas en la ciudad
pasa el dedo por tu mente, que no junta moho
eso no es un pensamiento es polvo

y le sacas a alguien mucha mugre de encima
tiene mejor carácter. no. progresa sin parar
no dejas de respirar o sí

***

Poema

Luz        claridad       ensalada de aguacate a la mañana
después de todas las cosas horribles que hago qué increíble
es encontrar perdón y amor, ni siquiera perdón
pues lo hecho hecho está y perdonar no es amar
y el amor es el amor nunca nada puede salir mal
aunque las cosas se pongan irritantes aburridas e innecesarias
(en la imaginación) pero no de verdad porque amor
aunque a una calle te sientas distante la sola presencia
lo cambia todo como el papel que toca un químico
y desaparecen todas las ideas en una rara emoción serena
esta es mi única certeza, y crece cuando respiro

***

Para Janice y Kenneth por salir de viaje

Amor, amor, amor,
la luna de miel ya no se usa mucho en poesía

y si os regalo una pastilla
de jabón Palmolive
sería bastante básico
de mi parte, ¿no?

Los vientos os desteñirán el pelo, queridos míos.
Para vosotros, las pasiones se volverán torreones.

Tendré tanto miedo
si no estáis.
El castigo de la Gran Ciudad
es el Gran Garrote,

pero cuando os tenía riendo cerca
los monstruos me ignoraban como un tocadiscos

y me sentía genial
de estar seguro
que los árboles se volvían
caminando hasta el bosque de Birnam.

Todo gracias a vosotros, a vuestras sonrisas blancas
como una palabra en francés, la de vivero, la de salmuera.

***

Poema

Algunos días siento que exudo un fino polvillo
como aquel atribuido a Pílades en la famosa
Chronica nera aeropagitica al ser descubierta

y es porque un aqueólogo
llegó a la cámara interior de mi corazón
y revolvió el papel que tenía tu nombre

No me gusta que ese desconocido estornude sobre nuestro amor.

***

Interior (con Jane)

El afán de los objetos por
ser lo que tememos hacer

nos conmueve sin remedio ¿Es
esa intención de ser nuestro

motor lo que rechazaos? Las
cosas realmente tontas, hablo

de un frasco de café, un aro de 35
céntimos, un puñado de pelo,

¿qué es lo que nos hacen estas cosas?
Entramos al cuarto, las ventanas

están vacías, el sol es débil
y resbala sobre el hielo   Y un

sollozo nace, solo porque es la
más fría de las cosas conocidas

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