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El comienzo y el fin del comienzo

El comienzo y el fin del comienzo

Emilio Díez —guionista de la archipremiada serie La casa de papel— publica su primera novela: un thriller psicológico donde la fragilidad humana se desvela de manera impactante. Porque, ¿estás realmente seguro de que controlas tu vida?

En este Making Of, Emilio Díez explica cómo escribió Soma. Tú serás el siguiente (VR Europa).

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Soma empieza con la imagen de un hombre lanzándose desde una azotea y de un desconocido acercándose a él para no dejarle morir solo. El hombre que se acerca es Arregui, un periodista en crisis que afronta esa edad intermedia en la que ya estás de vuelta de todo y hace tiempo perdiste cualquier suerte de ingenuidad, pero aún debes mantenerte en la brecha. La segunda protagonista, Aisha, nace de una experiencia real: la adjunta del Hospital de La Paz insultantemente joven, con un hiyab en la cabeza, que atendió el nacimiento feliz de mi primera hija. Nunca supe su nombre ni dejé de preguntarme cuál sería su historia, y Aisha es un intento de darle una respuesta ficcionada. Española hija de libaneses, con una identidad fragmentada, Aisha recibe en el mismo día la mejor y la peor de las noticias. Por la mañana descubre que está embarazada, y unas horas más tare, un policía le cuenta que sus padres han sido asesinados a manos de su propio hermano.

Como en el juego de los puntos que se van uniendo hasta formar una imagen definida, estos elementos se añaden a mi descubrimiento personal de la tasa de suicidios en España (4000 personas al año) y a las cada vez más frecuentes conversaciones con profesionales de la salud mental que advierten de la fragilidad de las relaciones humanas a nuestro alrededor. En definitiva, de cómo las heridas emocionales nos convierten en manipulables.

"Algunas cosas que te encantaban y que eran el motor principal de la historia son sacrificadas porque ya no encajan, y sin embargo, sobreviven adoptando otras formas"

A partir de ahí escribes la novela en un cuaderno tomando notas a mano, a veces solo en casa, otras en Bibliotecas, la mayoría de las veces en cafeterías más o menos tranquilas donde los camareros acaban saludándote por tu nombre. A diferencia de todos tus años trabajando como guionista, ahora estás solo. No hay nadie con quien procrastinar o comentar una idea, ningún compañero que pueda darte el relevo, o menear la cabeza ante tu enésima idea horrible. Continúas escribiendo, esta vez a ordenador la novela, y durante cinco horas diarias durante varios meses, escribes y escribes intentando acallar las dudas de si vale la pena. Ni siquiera sabes si lograrás terminar el libro, e incluso si lo haces, ¿emocionará a alguien que aún no conoces? ¿Le entretendrá y provocará cualquier tipo de sentimiento? ¿Algo, por mínimo que sea? ¿O acabará engrosando la interminable lista de manuscritos guardados en un cajón o en los sótanos de un almacén? Recuerdas reglas que dieron escritores mucho mejores que tú: oblígate a escribir un número de páginas todos los días, incluso cuando te crees incapaz de hacerlo. Nunca enseñes nada hasta que esté terminado, así que tu mujer y tu mejor amigo tienen que esperar. Hemingway siempre aconsejaba dejar algo para escribir al día siguiente sabiendo cómo continuar. También aconsejaba tener un buen detector de mierda y ser capaz de sacrificar tus ideas más queridas. Pero tú no eres Hemingway. Por de pronto, ni siquiera tomas whiskey al escribir, sino te rojo. Algunas cosas que te encantaban y que eran el motor principal de la historia son sacrificadas porque ya no encajan, y sin embargo, sobreviven adoptando otras formas.

"Porque cuando te preguntan cómo comenzó todo, escribes: Soma empieza con la imagen de un hombre lanzándose desde una azotea y de un desconocido acercándose a él para no dejarle morir solo"

Tras varios meses por fin tienes un primer borrador. Ahora toca descansar durante un tiempo para intentar releerlo con la mayor frescura posible. Lo haces sin intentar deprimirte al ver cuánto tiene que mejorar. Reescribes y reescribes y recuerdas otra regla: reescribir es escribir.  Cuando crees que la historia, o al menos tú, ya no dais más de sí, la muestras. La respuesta es amable. Alguien se interesa por ella. La quieren publicar. Unos meses más tarde, llega a tu casa una caja con los primeros ejemplares. Semanas más tarde ves Soma en algunas de tus librerías favoritas. El libro está vivo. Existe. Tal vez haya valido la pena, después de todo.

Parece que es el fin de todo, pero tal vez sólo es el comienzo.

Porque cuando te preguntan cómo comenzó todo, escribes: Soma empieza con la imagen de un hombre lanzándose desde una azotea y de un desconocido acercándose a él para no dejarle morir solo.

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Autor: Emilio Díez. Título: Soma. Tú serás el siguiente. Editorial: VR Europa. Venta: Todos tus libros.

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