Para los que nacimos en los 60, ETA formaba parte de nuestra normalidad. Desde bien niños veíamos en la televisión la noticia del atentado de turno. No solo de ETA, sino también del FRAP o de los GRAPO, grupos terroristas que emparentaban más con las Brigadas Rojas italianas o con la banda alemana Baader-Meinhof y que duraron poco, comparados con ETA o con el IRA irlandés.
Es verdad que, pasado el peligro, se han publicado más novelas, pero la mayoría de ellas desarrollan tramas en las que los etarras eran muy malos y las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado eran muy buenos, y esto, siendo cierto algunas veces, no siempre era verdad. Por parte del Estado hubo torturas a etarras y a inocentes, algo totalmente prohibido después del franquismo. Incluso a veces se les fue la mano o tendieron emboscadas como la de Pasajes, en las que asesinaron a cuatro miembros de los Comandos Autónomos (una rama de ETA) según la versión oficiosa, que no coincide con la oficial, obviamente. ETA tiene un largo historial de atentados, en el que no solo murieron objetivos específicos, sino muchos civiles como daño colateral o como objetivos, véase Hipercor de Barcelona. Además, asesinó a sangre fría a unos cuantos secuestrados. O hizo atentados difíciles de comprender, como el de la comisaría del barrio obrero de San Blas, que destrozó los cristales y la fachada de cientos de pisos de protección oficial. Pero el Estado también hizo terrorismo. No olvidemos al Batallón Vasco Español, a la La Triple A o al archiconocido y chapucero grupo de los GAL, por el que cumplieron pena de cárcel José Barrionuevo, Rafael Vera y otros políticos, policías y guardias civiles, cuyo primer atentado fue el secuestro, tortura y asesinato de Lasa y Zabala. Pero es que en ETA hubo infiltrados, traidores, gente que habló y fue asesinada por la organización, como Yoyes o Pertur (este hipotéticamente), proselitismo entre adolescentes en las herriko tabernas y otros ámbitos, santuario en Francia… Díganme si con estos mimbres no se podían escribir docenas o cientos de novelas encuadradas en un subgénero propio dentro del género negro.
Hoy voy a hablaros de Beltza, de Javier Sagastiberri. En la novela nos cuenta el ingreso en ETA de un joven movido por la venganza hacia los guardias civiles que torturaron a su hermano y provocaron su suicidio. La historia comienza, por tanto, con una motivación muy fuerte por parte del personaje protagonista, apodado Beltza, que da título a la novela. Estamos en el primer acto, lugar abstracto en el que fracasan muchas novelas. No es el caso. Ya hemos dicho que hay una fuerte motivación y, aun así, una vez que Javi nos muestra el mundo ordinario del protagonista y la llamada a la aventura hay un primer rechazo a esa llamada. Por tanto, la novela comienza según los cánones teóricos del viaje del héroe de Vogler y lo hace muy bien. Finalmente aparece el mentor, que en este caso es Gorka, un tipo que finalmente se transformará en un personaje sombra. Y a partir de ese momento comenzará el segundo acto con todas sus etapas, para llegar al clímax del tercer acto a una velocidad endiablada, en el que nadie es lo que parece y con un final totalmente inesperado. Por momentos me parecía estar leyendo a Lawrence Block.
Pero la cosa no queda ahí. Javier se mete dentro de los protocolos etarras, de su infraestructura en España y en Francia, de los campos de entrenamiento en Argelia o de los infiltrados. Y lo hace de forma magistral, en clave de género negro y con una documentación sorprendente. Si a esto añadimos que el libro nos habla de pérdida, de traición, de miedo, de violencia y del propio terrorismo, el novelón está servido.
De verdad, déjense de thrillers trepidantes, siempre se lo digo. Busquen y compren la novela si les gusta respirar literatura, sentir atmósferas, disfrutar de recursos literarios propios del género o simplemente inhalar párrafos como si fueran yonquis, sobre todo en el desenlace. Verán. Además, viene con el aval de haber ganado el Premio Black Mountain Bossòts 2025. Y sin duda la novela merece más premios, aunque llega en un momento en el que es muy difícil que una novela publicada por una editorial independiente gane algún premio. Las editoriales grandes han colonizado festivales que antes le daban igual. Ahora ya no. Pero así va esto.
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OTRAS NOVELAS SOBRE ETA
- Una tumba en el aire, de Adolfo García Ortega
- Twist, de Harkaitz Cano
- Cien metros, de Ramón Saizarbitoria
- Nunca fuimos héroes, de Fernando Benzo
- La hora de despertarnos juntos, de Kirmen Uribe
- Aves del paraíso, de Luisa Etxenike
ENSAYOS
- ETA, de Luigi Bruni
- ETA 1958-2008, de Iker Casanova
- Iparretarrak, de Eneko Bidegain
- Años de peregrinación y lucha, de Federico Krutwig
- El terror de ETA, de Joseba Arregi
- Pardines: Cuando ETA empezó a matar, de Gaizka Fernández


Somos la especie en peligro de extinguirlo todo.
Desgraciadamente, así es.