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Los niños son los mejores escritores

Los niños son los mejores escritores

Sergio V. Jodar ha escrito una novela de iniciación protagonizada por un chico, Chava, que veranea en un camping de bungalós situado junto a urbanización de carácter exclusivo. Un relato en el que el humor y la ternura dan paso a la crítica social sobre el clasismo y los vínculos familiares.

En este making of Sergio V. Jodar explica cómo escribió Moreno paleta (Plasson & Bartleboom).

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Cada verano me doy varios chapuzones en una playa particular. Lo especial del paisaje es la arena. Es de un color marrón oscuro, tanto, que desde el mediodía es imposible pisarla con las plantas de los pies. Es muy fina, tanto, que cuesta tres o cuatro duchas eliminar todos los restos de las uñas. Más que arena, parece polvo. Para describirla, uso esos adjetivos y algún que otro símil, pero siempre tengo la sensación de no crear la imagen mental perfecta. El otro día, hablando por teléfono con mi sobrina, que tiene 9 años y el verano pasado estuvo en esa playa, dijo que quería volver pisar esa arena que parecía ColaCao. Ahí estaba la imagen mental perfecta.

Chava es el protagonista de Moreno paleta. Tiene 11 años y cumple 12 durante el verano en el que transcurre la novela. Este niño, que emprende los primeros pasos hacia la edad adulta, no solo es el protagonista, sino que además es en quien está puesto el foco durante todo el libro. La novela está escrita en tercera persona, pero el narrador siempre está metido en su cabeza. Tiene su perspectiva y solo conoce lo que el joven conoce. Ha sido un reto, pero quería escribir así esta novela porque era la mejor oportunidad para jugar con el lenguaje.

"Otro de los retos de esta novela al estar metido en la cabeza de un personaje tan joven era poder contar la historia solo desde una parte, casi orillado"

El narrador de Moreno paleta está tan focalizado en el protagonista, tan metido en su cabeza que se mimetiza con él y a veces habla como hablaría él. El narrador es un simple traductor de los sentimientos del niño, pero usa metáforas que él mismo usaría. En un momento de la novela, por ejemplo, dice que el pelo de una niña es del color del yogur de limón. Los niños tienen una forma de hablar muy útil para los escritores. Un niño raramente dirá que alguien es tacaño o egoísta: explicará las acciones que hace, cómo va vestido, cómo habla. Ellos no juzgan personas ni actitudes, solo describen. Eso, en realidad, es una de las normas de los escritores: no digas, muestra. Además, estar en la cabeza de un niño de 11 años me permitía escribir con una prosa salvaje, silvestre.

Otro de los retos de esta novela al estar metido en la cabeza de un personaje tan joven era poder contar la historia solo desde una parte, casi orillado. Pero en literatura a veces las limitaciones son ventajas. Durante la historia, me daba mucho juego dar a entender unos secretos de la familia del protagonista que ni siquiera él estaba entendiendo. En esa especie de ficción que son nuestras familias, aún lo es más a esas edades: con 11 años están pasando unas cosas a nuestro alrededor que nos esconden. Con suerte, nos enteraremos un tiempo después, cuando ya seamos adultos.

"Decidí que el protagonista de Moreno paleta fuera un niño, y, además, aceptar el reto de que el narrador estuviera siempre metido en su cabeza. Que solo pudiera contar lo que él sabe y de la forma que él sabe"

Los niños tienen sentimientos muy extremos: es difícil volver a sentir la misma tristeza que sentimos a esa edad un domingo por la tarde o la misma alegría que al terminar un álbum de cromos. Y lo mejor es que pueden pasar de una emoción extrema a la otra en cuestión de minutos. Eso me fue muy útil para el libro, porque quería que las escenas de comedia y de drama se fueran concatenando o que, incluso, como sucede en el final, la misma escena fuera de comedia y dramática. Así, el lector, una vez termine el libro, no sabe muy bien si tiene que reír o llorar ni si la novela es un libro feliz con gotas de tristeza o al revés.

Por todo esto decidí que el protagonista de Moreno paleta fuera un niño y, además, aceptar el reto de que el narrador estuviera siempre metido en su cabeza. Que solo pudiera contar lo que él sabe y de la forma que él sabe. Que, por cierto, es mucho mejor que la de los adultos. Ahora, gracias al lenguaje de los niños, cuando este verano me dé otro chapuzón, ya podré decir que he estado en la playa que tiene la arena como el ColaCao.

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Autor: Sergio V. Jodar. Título: Moreno paleta. Editorial: Plasson & Bartleboom. Venta: Todos tus libros.

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