Inicio > Libros > No ficción > El enigma indoeuropeo: Desentrañando nuestro pasado común

El enigma indoeuropeo: Desentrañando nuestro pasado común

El enigma indoeuropeo: Desentrañando nuestro pasado común

Este no es el primer libro que publica James P. Mallory sobre la cuestión de los indoeuropeos. No hay más que leer la solapa de esta edición para percatarse de ello. Pero cuando Mallory publica algo de este tema, hay que tener la antena bien puesta, porque eso significa que tiene mucho, mucho que contar. No en vano lleva más de cinco décadas dedicado a indagar sobre este intrincado tema, un desafío histórico que ha llevado de cabeza a lingüistas, antropólogos, arqueólogos y genetistas durante poco más de dos siglos —disquisiciones bíblicas y torres de Babel aparte—. Esa experiencia es justo lo que vemos traslucir en cada pasaje de esta obra, que nos acerca más no solo al problema —échense a un lado los supremacistas— sino también a sus posibles soluciones. En la actualidad alcanzamos los tres mil millones de hablantes de lenguas indoeuropeas, que representa cerca del 40 % de la población mundial. Esto supone que cualquier acercamiento al origen último de estas lenguas es una profundización significativa en un aspecto clave de nuestro pasado.

"Ubicados más o menos en el tiempo y el espacio, la arqueología se erige como otro de los pilares fundamentales para resolver el enigma"

La obra da comienzo analizando la reconstrucción paleolingüística de un posible vocabulario y expresiones del protoindoeuropeo —que es la lengua madre de la que derivaría el resto— para tratar de reconstruir cómo viajaron estas lenguas y desandar el camino hasta la esquiva cuna del indoeuropeo. Más allá de descabelladas teorías interplanetarias —la mente humana es capaz de lo impensable, para bien o para mal— o que se persiguiera un origen de los indoeuropeos en los círculos polares, el libro nos ofrece una idea detallada de cómo esa cuna se fue buscando originalmente, sobre todo en Asia, para luego centrarse en Europa y, finalmente, en la región intermedia, principalmente en Anatolia, las estepas póntico-caspias y el Cáucaso. Dado que ninguna de las opciones termina de encajar sin que existan reservas o contradicciones que van surgiendo cuantos más datos afloran acerca de la cuestión, muchos autores se decantan por una u otra, no sin cierto partidismo. Por fortuna, a Mallory no se le escapa una y, como si de un veterano juez se tratara, señala las arbitrariedades sin siquiera dudarlo. Trazar el origen de una lengua largamente extinta a partir de sus derivadas puede parecer imposible, pero los lingüistas, no sin complicaciones, han sido capaces de proponer incluso un marco temporal, que habría que situar en época prehistórica y probablemente en el IV milenio a. C., aunque no falta quien propone fechas más reculadas.

Ubicados más o menos en el tiempo y el espacio, la arqueología se erige como otro de los pilares fundamentales para resolver el enigma, y el emérito profesor, reputado arqueólogo, conoce obviamente sus pormenores a las mil maravillas. Como cabría esperar, desgranar los posibles candidatos a hablantes del protoindoeuropeo a través de este enfoque supone lidiar con culturas materiales y, en consecuencia, también con los problemas que supone relacionarlas con etnias conocidas y con sus posibles lenguas nativas. Detallar las culturas arqueológicas implicadas una por una habría requerido de otro volumen, de modo que aquí sencillamente se señalan para su discusión global. Pero la verdadera “revolución científica” de la que habla el título se produce en la última década, con la irrupción de la paleogenética y las posibilidades que ofrece la extracción de ADN antiguo para indagar acerca de quién viajó, cuándo lo hizo y qué lenguas pudo llevar consigo. Que los humanos somos propensos a migrar es algo que no admite discusión. Baste pensar en que no existe región alguna en el globo terráqueo en la que no hayamos pisado.

"Si la cuna del indoeuropeo nos rehúye, no nos daremos por vencidos"

Ahora, sin embargo, podemos tener evidencias directas de ello. Resumir más de dos siglos de investigación de forma ordenada e inteligible no es tarea fácil, pero Mallory sabe de qué habla. Y no solo eso: es la típica persona con la que a uno le gustaría tomarse unas pintas y conversar durante horas. Además de sabio, es perspicaz y ocurrente, algo que transpira de forma constante en su texto, plagado de detalles de humor que hacen mucho más amena la lectura de un tema tan complejo y enrevesado. Igualmente, el apoyo de los numerosísimos mapas de los que se acompaña el volumen resulta indispensable para seguir el discurso. Lo mejor, no obstante, es que al término del libro tenemos más que claro que el problema indoeuropeo no está resuelto y va a dar todavía mucha guerra. Esto no nos debe dar pereza, sino más bien al contrario. De estos estímulos se nutre nuestra inquieta mente de amantes del pasado. Si la cuna del indoeuropeo nos rehúye, no nos daremos por vencidos. Cada paso que damos en su búsqueda nos acerca un poco más a la solución, o, por lo menos, nos hace el camino más interesante. Y más aún con este libro en las manos.

———————————

Autor: J. P. Mallory. Título: Indoeuropeos: La revolución científica que está reescribiendo su historia. Editorial: Desperta Ferro. Venta: Todostuslibros.

5/5 (5 Puntuaciones. Valora este artículo, por favor)
Notificar por email
Notificar de
guest

1 Comentario
Antiguos
Recientes Más votados
Feedbacks en línea
Ver todos los comentarios
ricarrob
ricarrob
2 meses hace

Cada vez estoy más convencido de la teoría de la sincronicidad de Jung. Justo estoy leyendo ahora mismo este excelente libro. Es un tema ya antiguo pero apasionante. Y, el misterio continúa.