Se ahumaba ya todo el Valle del Jerte cuando Ibai Pascual Martín, poeta vestido de apicultor, trasladaba las colmenas para salvar a las abejas del desastre del fuego. Pocos entendían, en la premura, que de la suerte de aquellos polinizadores dependen los cerezos y los demás cultivos. Define premonitorio Ibai Pascual Martín en el epílogo de Del exilio y sus retornos (Editora regional de Extremadura), el Exilio, con mayúscula, como “una amarga y cómica condición del hombre, a través de la cual fluyen impulsos, sensaciones, pensamientos, sentimientos y emociones”. Vivía así ese devenir existencial en un verano aciago, no sin precedentes pero, peor, quizá preludio de un porvenir tórrido y de cataclismos climáticos.
Es también el retorno la tecla intro en informática, disciplina de la que se exilió en su juventud el poeta, abandonando Madrid para regresar a su El Torno natal. Porque hay en sus poemas una vuelta al hogar o a una tierra difusa; a la soledad o a las compañías inesperadas, cuando no al amor; una invocación al olvido, al perdón de la culpa inexplicada, a la convalecencia y a la muerte; una huida reconocida a la poesía germánica de Hölderlin, Goethe o Schiller, o una aproximación a exilios forzados más próximos, machadianos, que reverberan aquel Primer Exilio de Ernestina de Champourcín; en definitiva, hay en Del exilio y sus retornos una catarsis personal y, por momentos, colectiva, según las páginas. Como cuando en una estrofa de su Rezo a la Humanidad apunta demoledor:
Somos…
la sucesiva e inevitable
pérdida,
que mira
y busca su dolor,
en el hambre del capricho.
Ibai Pascual Martín desnuda al lector, inevitablemente. Fluyen así sus melodías del ahumador con el que controla el apiario, mientras retira la cera con la que nos hemos ido sellando, con el tiempo, en el interior de nuestras particulares celdas existenciales. Sabe que necesitamos esos exilios, que la miel rezumará, al fin, liberándonos.
Sospecho que, a propósito, Ibai Pascual Martín relega a las anotaciones del epílogo las pistas de las influencias que ha recibido. Porque solo así, dejando para el final las aristas del Exilio y sus explicaciones, puede el lector contrastar sus exilios y valorar los retornos a los que se ha expuesto en la lectura previa.
Humilde, en la lumbre acogedora de la razón final, crepitan las emociones del Exilio. Es aquél un fuego controlado, el chisporroteo que remueve sin el riesgo del incendio. Son rimas naturales, pavesas candentes liberadas que prenden en el alma, luego cenizas que se depositan en un colchón de erizos de castaño. Se atreve en La arboleda y el sabio a advertir:
Acuden insensatas,
sumidas en los tenaces alisos
sin sueño,
las voces que acechan,
las despedidas, los rumbos,
los paisajes abiertos,
sin sombra:
del tacto, del gusto,
del alma irredenta,
la inteligencia sin brillo,
el destello no sometido en las savias,
la rebelión que se quema,
se abrasa
y se impone,
en la fatídica curiosidad
de su aroma.
Del exilio y sus retornos es un aleph que conecta el Valle del Jerte con una soñada Centroeuropa germánica, y con aquellos parajes en los que la naturaleza se presta al Exilio. Aguardo aturdido el retorno del verano próximo, de sosegadas noches de estrellas en los canchales, tras una primavera sanadora y redentora.
Confinado por el humo del incendio de mis adentros, me agazapo como un zángano mientras las obreras trabajan. La reina de mi sinrazón está ya a salvo de las llamas de la vorágine cotidiana, porque Ibai Pascual Martín ha sabido exiliarme. Gracias.
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Autor: Ibai Pascual Martín. Título: Del exilio y sus retornos. Editorial: Editora regional de Extremadura. Venta: Todos tus libros.


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