Llorar leyendo teatro infantil

Suzanne Lebeau hace todo lo contrario. Escribe a corriente. Considera a los niños como espectadores inteligentes; les ofrece historias complejas pero escritas con un lenguaje y una poética que los más pequeños pueden entender y disfrutar.

Por ejemplo, Tres hermanitas, una obra que trata de una niña que muere de cáncer.

Sí. Teatro infantil y cáncer.

Me estoy imaginando a la distribuidora de esta función hablando por teléfono con el programador de un ayuntamiento cualquiera de España.

—Tengo un infantil que está muy bien: Tres hermanitas.

—¿De qué va?

—De una niña que muere de cáncer.

—¿Cómo?

—Es una familia con tres hermanas. Al principio de la obra descubrimos que la hermana mediana, Alice, tiene un tumor cerebral. A lo largo de la función vamos acompañando a la familia mientras la enfermedad avanza, y finalmente la niña muere.

—Perdona, ¿me has dicho que es un infantil?

—Sí.

—¿Un infantil sobre una niña que muere de cáncer?

—Sí. Es una obra muy emocionante, espectacular, tienes que programarla.

—Hummm… Le doy una vuelta. ¿Y algo tipo Los tres cerditos pero con canciones no tienes?

Si yo fuera ese programador contrataría esa función.

La obra no sólo funciona, es extraordinaria.

La mayor de sus virtudes es su sencillez. Cinco personajes: el padre, la madre, la mayor, la pequeña y Alice. La que va a morir. Todos ellos nos narran directamente lo que sienten durante el terrible trayecto que tienen que vivir cuando a Alice le detectan un tumor cerebral. En lugar de dramatismo y sentimentalismo hay una desarmante sinceridad y sencillez. En lugar de pijerío y filosofadas baratas “en la habitación de al lado”, hay una familia que lucha cada día, cada uno con los recursos que tiene, por llevar lo mejor posible la terrible carga de la muerte de un hijo.

La mayor

Me he esforzado tanto…

Tanto que incluso yo misma,

A veces,

Ya no sé quién soy.

Frases cortas y un lenguaje directo, sin metáforas rebuscadas ni ideas elevadas. No hay impostura. Es un infantil, lo tienen que entender los niños. Las realidades más duras llegan a través de un lenguaje que te desarma por su naturalidad y honestidad.

El padre

Ganas de lanzarte contra la pared

Para equilibrar el sufrimiento externo con el sufrimiento interno.

La madre

Alice se desvanecía serenamente,

Unos gramos cada día.

Yo lo notaba cuando la lavaba,

cuando buscaba ropa que le valiese.

Ella sonreía.

Al final del viaje la catarsis final es esperanzadora, la familia encuentra los recursos para seguir adelante haciendo un buen lugar en su corazón para la hermana que ya no está, pero que los acompañará siempre.

Alice:

No me han olvidado…

Y no me olvidarán.

Me gusta verles felices a los cuatro juntos.

La mayor se ha cogido mi cama.

Ahora duerme con la pequeña

Y hay un cuarto de invitados.

Así puedo volver…

Tantas veces como quiera.

Esta obra nos recuerda el compromiso del teatro con la verdad. No digo que todos los días nos apetezca ver una obra sobre el cáncer. Pero es sano recordar que nuestra única certeza es la muerte y que ese inevitable final es lo que da el verdadero sentido a cada instante de nuestras vidas.

Lo que hacen los cuatro integrantes de esta familia (el padre, la madre, la pequeña y la mayor) es una de las mayores heroicidades que se pueden conseguir en esta vida. Ser capaces de aceptar la muerte de una hija, de una hermana, y seguir adelante unidos en la energía de la vida.

Por eso tiene todo el sentido contar esta historia en una obra infantil. Los niños necesitan héroes así, que superan los desafíos a base de amor y unión.

Los niños necesitan héroes así, y los adultos los necesitamos mucho más que los niños.

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Autora: Suzanne Lebeau. Título: Tres hermanitas. Editorial: Assitej España. Venta: Todostuslibros.com