Hay novelas que se leen con facilidad y novelas que se escriben con dificultad. Demasiado ayer pertenece a esa segunda categoría: bajo una prosa en apariencia directa, casi periodística, aunque no carente de expresividad, Soraya Romero Hernández ha construido un artefacto narrativo de una considerable complejidad. No estamos ante un ejercicio literario autocomplaciente, sino ante una auténtica novela con trama, personajes memorables y una ambición temática que recuerda a los mejores trabajos de Jorge Díaz o, incluso Ignacio Martínez de Pisón: entretener sin renunciar a la profundidad, conmover sin caer en el sentimentalismo, retratar la condición humana en toda su terrible complejidad, exacerbada siempre por la guerra.
Nicomedes sobrevive al pelotón de fusilamiento y huye a México convertido en Julio Ayer. Allí se casa, prospera en el negocio funerario y del narcotráfico, mata de nuevo, huye de nuevo, regresa a España con un hijo al que encierra en un internado para protegerlo. Pepe, ese hijo, sufre abusos sistemáticos de los curas salesianos, sale convertido en un adulto roto, se enamora de quien no debe… Resumir así la trama hace que parezca un culebrón. No lo es. Romero Hernández maneja los hilos con una precisión que impide que nada se desmorone. Los saltos temporales son vertiginosos pero nunca confusos; cada capítulo funciona como una pieza que encaja perfectamente en el mosaico. La autora podría haber optado por la linealidad cronológica, pero eso habría disminuido la tensión: la novela avanza como una investigación, como un descubrimiento progresivo de las capas de dolor que conforman una identidad familiar. No es fácil manejar tantos personajes, tantas épocas escenarios —de Huelva a México D.F., de Madrid a Valencia, de la Guerra Civil a la Movida madrileña— sin que todo se desborde y manteniendo la verosimilitud. Pero Romero Hernández lo logra con una arquitectura narrativa impecable.
Lo más destacable es que cada personaje, por monstruoso que parezca, está justificado. Nicomedes mata a Rogelio, el hombre que lo salvó, porque la paranoia le convence de que lo traicionará. Julio Ayer mata a su mujer Titina porque ella misma se lo pide, para evitar que la torturen los narcos. Pepe prende fuego a un cura pedófilo, pero solo después de años de humillación. Victoria entrega a su hija recién nacida a cambio de dinero, pero lo hace desde una soledad y una precariedad absolutas. No hay villanos puros ni héroes inmaculados: hay seres humanos atrapados en circunstancias que los superan, tomando decisiones terribles con la lógica retorcida de la supervivencia. Y esa es, quizá, la gran lección moral de la novela: que la maldad rara vez nace de la perversión, sino del miedo, la desesperación y el abandono.
Romero Hernández escribe con una aparente sencillez que engaña. Las frases son cortas, los diálogos naturales, las descripciones económicas. Pero esa simplicidad es el resultado de un trabajo minucioso: cada palabra está donde debe estar, cada escena cumple una función dramática o emocional. No hay páginas de relleno, no hay exhibicionismo estilístico. La autora sabe que su materia —la violencia heredada, el trauma silenciado, la identidad fracturada— exige una prosa que no se interponga entre el lector y la historia. Y lo consigue.
También hay que destacar la investigación histórica. La novela incluye documentos reales: la sentencia de Nicomedes por lesiones en 1936, la inscripción de su defunción en 1940, los trámites que tuvo que hacer su viuda para que le reconocieran como muerto. Romero Hernández ha hecho los deberes, y eso le permite darle a la ficción una base de veracidad que multiplica su impacto. Demasiado ayer no es solo una novela sobre su familia: es una novela sobre todas las familias españolas, que cargan con un pasado enterrado en fosas comunes y expedientes judiciales olvidados.
Novelas como esta garantizan que el género siga vivo. Porque demuestran que se puede ser ambicioso sin ser pretencioso, que se puede contar una historia absorbente sin renunciar a la complejidad, que se puede hablar de temas duros sin solemnidad.
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Autora: Soraya Romero Hernández. Título: Demasiado ayer. Editorial: Kailas. Venta: Todos tus libros.


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