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Un premio a las palabras

Un premio a las palabras

El último Premio Lumen de Novela ha sido para Fosca, de Inma Pelegrín, una novela en la que no pasa gran cosa: hay un narrador que no reconoce bien las caras —algo que ha dicho la autora que a ella misma le sucede en una forma leve— y hay un ambiente rural opresivo en el que apenas aparece gente, y los que lo hacen no son precisamente amables, salvo la madre y la vecina, Marcela, confidente del chico. Y también está Sombra, su perra. En la novela aparecen hermanos, celos, miedos, ternura, soledad y mucho calor: la fosca, que dicen por la zona de Murcia y da título a la novela. Pero, sobre todo, lo que nos encontramos en el libro es un tributo a la palabra viva. Pelegrín convierte el habla rural en una suerte de soniquete antilírico que retumba en los oídos del lector, chocando con la ternura que desprenden las palabras que retornan a la infancia. Gabi, así se llama el protagonista, es un niño especial, sensible y atento a los detalles, que vive en una zona apartada junto a una porqueriza que hace que los demás arruguen la nariz cuando los de su casa se acercan a ellos. Es su olor, no los define pero los representa, y para Gabi las mujeres que huelen a limpio y a jabón lo hacen igual que el cajón de las bragas de su madre, porque es allí donde esta mujer guarda una pastilla de Heno de Pravia. Detalles como este consiguen la sonrisa de la inocencia mientras la novela se oscurece aplastando la vitalidad de quienes la pueblan y dejando al lector la sensación de estar ante una carga psicológica que recuerda a la de aquella familia inmortalizada por Cela.

No nos dice la autora el lugar en el que se desarrolla la historia, más allá de dejar que la ubiquemos en la zona sur, ni nos deja datos de su temporalidad, aunque no disponen de servicios corrientes y los remedios caseros sustituyen a los médicos. Y allí, mal que bien, la vida transcurre tranquila, con sus más y sus menos relativos a la convivencia o a la forma en que se trata o juzga a aquel que ha nacido con una condición diferente. Y ahí, entre palabras mal pronunciadas, casi inventadas, vulgarismos y vocablos que han caído en el olvido, desata la tragedia y va cambiando el discurrir de la historia y tornando en vital la facultad de la que Gabi carece. O tal vez no sea algo tan vital: a fin de cuentas lo que importa es el interior de las personas, ese que Gabi teme que sea capaz de verle la figurita de una virgen que reluce en la oscuridad, convirtiéndola en un fantasma con dos ojos negros que parecen ser capaces de verlo todo. El miedo también está ahí, y debajo de él, lo que somos cada uno de nosotros: ni buenos ni malos, somos un poco de ambos.

Fosca es una novela rural que avanza más allá de su entorno físico para llevarnos a la ambientación total. Juega con las palabras para que el lector emita juicios que en la sociedad actual no debería decir en voz alta, y lo invita a sumergirse en ellos hasta no hacer pie. La primera novela de Inma Pelegrín impresiona. Y eso siempre provoca que los lectores queramos más.

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Autora: Inma Pelegrín. Título: Fosca. Editorial: Lumen. Venta: Todos tus libros.

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