El desgarro que inflige a nuestra frágil condición humana el transcurso inexorable del tiempo nos lleva a la melancolía. Pero esta tristura, consustancial al hombre, no neutraliza la alegría consoladora que emana de la vida. Los poemas de este libro, para no darle ninguna baza a la muerte, participan de ese júbilo interior sostenido, a pesar de los pesares.
En Zenda reproducimos cinco poemas de Endechas del consuelo (Averso), de Fermín Herrero.
***
En lo pobre, el invierno. Ahí. Sin apartar
la vista ni moverse del sitio, porque
quien espera ha encontrado la respuesta. Yendo
a menos, donde siempre, hasta que sea
mi ausencia. Así. Despacio, muy despacio, curado
al cierzo, inadvertidamente, día
tras día. Será largo el camino desde
la negación. Y oscuro. Presentimiento
apenas, no hallará razón, pero tendrá
sentido. Así. En lo pobre, en el invierno.
-REDUCTO-
***
Con las dos manos hago un cuenco y cojo
el agua de la fuente, apenas logro humedecerme
la boca. Varias veces, inclinado, repito
el gesto y, entre medias, observo las nubes
bañándose en la poza, los zapateros. Quedarse
con la miel en los labios, me digo, sin levantar
cabeza, lo que no quita para perseverar
con una mansedumbre de yunta
uncida, conociendo en lo poco aquello
que nos aguija, algo. Algo a lo que poder sujetarse.
-EL SABOR DEL AGUA-
***
En la falda del monte la niebla y arriba
el sol de octubre, tibio, la mañana. Por los cerros
carrascas sueltas, peñascales, algún
rebaño. Cuanto toques, que crezca o al menos
que no se seque por tu abulia. La tersura
del acebo, que conoció la ventisca, los regatos
que bajan muy crecidos por las cárcavas. Que no
te ciegue lo que riela, su espejismo. Si se abriese
el día, descender, con esta levedad tan nítida
bajar al hombre, ser otoño sin énfasis. Existir.
-CONTORNOS DE LA NIEBLA-
***
Sin cumplir los tres años, mientras estamos
viendo en vídeo Bambi, va y suelta: hay un fallo
porque, si es primavera, cómo no canta
el cuco. En la pantalla, parejas de animales
besándose, me mira, pero, aturdido, no puedo
responderle. Lo libre es la verdad, sin artificio
ni argumento impostado. Su intuición va
más allá, me descubre; el otro día me dijo
junto al río, también de sopetón: al cuco
le gusta cantar lejos, por qué se esconde.
-VERSUS DISNEYLANDIA-
***
Primera escarcha y es agosto. En la silla
de mimbre, desde la terraza, contemplo
los tordos sobre el cable, la abubilla
sola. Siento los pájaros. Su gracia
que es ligera y está por encima. La sombra
de una nube me aploma, me devuelve
a la tierra. No piso el campo hace
días, sé que en el páramo el cielo
se acerca, aplasta. Y es la luz, la secreta
oquedad donde mueren los pájaros.
-REPLIEGUE-
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Autor: Fermín Herrero. Título: Endechas del consuelo. Editorial: Averso. Venta: Todos tus libros.
BIO
Fermín Herrero (1963) es natural de Ausejo de la Sierra, Soria. Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Zaragoza. Agregado de bachillerato. Premio de las Letras de Castilla y León 2014 otorgado al conjunto de su obra, de la Crítica a nivel nacional por Sin ir más lejos y a nivel de la comunidad autónoma por La gratitud. Ha publicado en torno a una veintena de libros de poesía, el más reciente Estancia de la plenitud, varios galardonados con prestigiosos premios del panorama lírico actual: ‘Hiperión’, ‘Gil de Biedma’, ‘Jaén’, ‘Ciudad de Salamanca’ o ‘Ricardo Molina’. Con Endechas del consuelo obtuvo el ‘Fray Luis de León’. Ha colaborado en revistas literarias y de pensamiento como Archipiélago, El Ciervo o Turia y actualmente lo hace en La Sombra del Ciprés, el suplemento de cultura de El Norte de Castilla y en el ABC regional.



Yo le pregunto a Fermín,
El de Ausejo de la Sierra,
Si es que nos puede decir
Dónde coño está la endecha.
Porque la estrofa de aquí
No se parece a ella,
Por más que busqué no vi…
Y eso provoca tristeza.
Fermín está muy verde,
no cabe duda alguna,
pero aguijón tampoco
es endecha la suya.
Pues seis o siete sílabas
han de tener los versos,
y rima en asonante
los pares entre ellos.
Pero por aguijón
siento yo gran respeto,
porque al leer se ve
que su verso es honesto.
Efectivamente amigo
Lo mío no es una endecha
Y como ejemplo le digo
Que la suya está bien hecha.
Pues gracias, caballero,
un le mando un saludo,
de aedo a aedo
que tenga un buen futuro.
¿Cómo iba esta cosa
llamada poesía?
¿Va a venir la policía
a revisar cada estrofa?
A veces como un endecha
y a veces lo contrario,
u otra cosa, comisario;
no venga a joder la fiesta.
Perdone mi atrevimiento,
Aunque pueda que le asombre
Me gusta llamar, con riesgo,
A las cosas por su nombre.
Saludos señor fiscal.
Ya quisiera el pobre Alberto
ser Fiscal, pero parece
que no ha visto un libro abierto
ni tampoco lo merece.