C. Tangana: Del rap crudo a la alfombra roja, de Joan S. Luna y J. de Montfort (ed.)

De las diversas facetas de C. Tangana dan cuenta los breves ensayos que, a modo de semblanzas, componen este libro. Entre sus páginas, la vida y obra del biografiado, pero también sus giras con compañeros de armas y sus colaboraciones con otros creadores.

En Zenda reproducimos el doble prólogo que Joan S. Luna y José de Montfort han escrito para C. Tangana: Del rap crudo a la alfombra roja (Libros del Kultrum).

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POR UNA VIDA MEJOR

Prólogo

Por cuanto sabía del personaje, me había hecho una idea aproximada de cómo era, de cuáles eran sus gustos, de sus referentes…, todo ese tipo de cosas que presuponemos y pensamos de los artistas cuando no los conocemos. Unos meses más tarde, en nuestra Fiesta Demoscópica madrileña iban a actuar Hola A Todo El Mundo, uno de los grupos que estaban funcionando en la ciudad por aquellos días –aunque se disolvió en 2017–. Charlando semanas antes de los conciertos con Joshua Díaz, su baterista, salió a relucir el nombre de C. Tangana. A Joshua, como a mí, le encantaba lo que Antón estaba haciendo, así que pensé en pedirle al rapero si se apuntaría a salir al escenario con ellos e interpretar un tema juntos. Lo cierto es que no esperaba que aceptase, y aceptó. Volvió a sorprenderme. En otra ocasión, estaba yo charlando con Joel Rojas, vocalista de It’s Not Not, mientras en la tienda del sello discográfico B-Core estaban actuando Cálido Home –el dúo en el que entonces militaba la cantautora Anna Andreu–, y de repente apareció Antón. Volvió a sorprenderme, y todavía lo haría una vez más, más adelante, cuando en un festival, la última vez que hablé con él, me dijo que, al cabo de unos pocos días, estrenaría un tema llamado «Mala mujer». Tenía claro que perdería a parte de su público más rapero, pero que también que la canción le abriría otras puertas. Y así fue. Incluso podría decir aquello tan tópico de que «el resto es historia». ¿A qué viene todo esto?, se preguntará el lector. ¿Se quiere subrayar el manido cliché del ambicioso rapero neoliberal que muchos se han empeñado en reflejar? ¿Acaso para hacer gala de una imagen del presunto compadreo que puede haber entre críticos musicales y estrellas de la música? En realidad, a nada de eso. Más bien al contrario.

No me unen lazos de amistad con C. Tangana; sencillamente, coincidimos durante un tiempo, algo lógico en una escena musical como la nuestra, y luego solamente le seguí por entrevistas de terceros, conciertos, lanzamientos y todas esas cosas que no ha dejado de hacer nunca. Tampoco para abundar, una vez más, en el tópico del rapero neoliberal, por mucho que, en ocasiones, algunas de sus palabras le hayan llevado a hacerse acreedor, precisamente, de esa consideración. No. La intención es subrayar que Antón Álvarez siempre ha sido muchos Antones al mismo tiempo. Nunca fue un rapero al uso, aunque él mismo lo pensase, cuando se hacía llamar Crema. Tal vez obedezca este empeño a la contrastada creencia de que sí es preciso poner de manifiesto la convicción de que nunca ha estado quieto y que sus horizontes han sido amplios.

Sí, eso es ser ambicioso, pero también supone asumir muchos riesgos. Y Antón los ha asumido prácticamente desde que dejó de ser un adolescente. Cuando enterró el nombre de Crema; cuando estrenó LOVE’S en Mondo Sonoro; cuando accedió a cantar con aquel grupo indie folk; cuando no dudó un instante a la hora de empezar a trabajar por primera vez con un productor electrónico como Alizzz; cuando retorció la música de Drake; cuando se atrevió a acercarse a los sonidos cubanos y, después, a muchos otros géneros que se le suponían ajenos; cuando negoció con mano firme con una multinacional; cuando empezó a desdoblarse en personajes distintos en cada uno de sus trabajos; cuando le plantó cara al show televisivo más importante de España; cuando se armó de valor –y de dudas– para hacer realidad una de sus ideas más ambiciosas, ese disco que acabó siendo El Madrileño, una obra que rompió barreras, prejuicios; cuando imaginó algo como el Sin Cantar Ni Afinar Tour; cuando dejó que las cámaras entrasen en su intimidad y en su cabeza en Esta ambición desmedida, o cuando fue él quien entró en la intimidad y la cabeza de otros en La guitarra flamenca de Yerai Cortés… Asumiendo cada uno de esos riesgos, Antón Álvarez ha madurado como persona, como artista y como creador.

Joan S. Luna

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Esta semblanza coral cuenta la historia de un rapero madrileño surgido de la escena más purista del hip hop español, que consigue edificar una sólida carrera internacional. Habla de las estrategias y las tácticas, del marketing y de la publicidad, de la construcción de la marca, del uso (a su favor) del beef, la polémica y la viralidad, pero también de la serendipia, pues, aunque parezca que en la carrera de C. Tangana está todo preparado al milímetro, hay mucho de azar y de entropía; de resiliencia, pues. Se habla del Puchito músico, pero también del Puchito actor y realizador audiovisual. De arte contemporáneo y cine, de moda y arquitectura. Pero, sobre todo, de canciones, porque, al final, lo que queda son las canciones. Es ahí donde se juega la posteridad un artista.

Los ídolos son siempre reflejo de una sociedad que los idolatra. Este libro habla de Puchito, pero también de nosotros. Qué nos dice de nosotros mismos una figura como la de Puchito, de nuestros deseos, de nuestros anhelos, de nuestros miedos. Eso es lo que encontrará el lector de la primera monografía que se publica en castellano sobre el rapero madrileño que detestaba exponerse, que detestaba el dinero, que detestaba la fama, pero que entendió que sin ello no podría hacer su música, su arte. Y buscó la manera de ganar sin venderse. He aquí también la historia de quien supo jugar con las herramientas del sistema para cambiarlas a su favor, aunque todo el mundo pensara lo contrario, aunque, incluso, pareciese lo contrario.

José de Montfort

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Autores: Joan S. Luna y J. de Montfort (ed.). Título: C. Tangana: Del rap crudo a la alfombra roja. Editorial: Libros del Kultrum. Venta: Todos tus libros.