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A propósito de un libro, un tiempo y una circunstancia

A propósito de un libro, un tiempo y una circunstancia

Todos hemos oído hablar del asesinato de la actriz Sharon Tate y de sus acompañantes a manos de algunos integrantes de la Familia Manson. Sin embargo, pocos conocen con precisión el contexto en el que aquellos hechos se produjeron. De ahí que Julio Tovar haya escrito un libro en el que describe el ambiente que reinaba en Los Ángeles, y en Estados Unidos, cuando estalló la locura.

En este Making of, Julio Tovar cuenta los motivos que le impulsaron a escribir Los Ángeles de Charles Manson (Akal).

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Todos odiamos las redes sociales, las detestamos, las injuriamos. Son nuestra maldita condena, nuestra piedra al cuello, y equivalemos a Sísifo con una esfera subiendo una montaña escarpada llamada Facebook / Twitter / Tuenti (¿Quedarán canis ahí?). Pero, en ocasiones, estas redes nos traen algún descanso, un pequeño oasis y en contadas circunstancias una oportunidad.

Un mensaje de Iñaki Domínguez, el Homero de la canalla, apareció entonces en mi Facebook. “Oye, ¿te interesaría hacer un libro sobre Los Ángeles en el tiempo de Charles Manson?”. Muchos autores aquí, tan ufanos, habrían dicho, “por supuesto, soy un genio de la prosa, el mejor investigador de España, el hombre llamado a tal hazaña predestinada…”. Pero no, se equivocan lectores, yo dudé: no tenía tiempo, tengo pendiente acabar otro libro y tenía además otras obligaciones. Habría escrito de los 60, busquen en Google que uno es decoroso con la autopromoción (le dejo eso a Soto Ivars), pero el marco norteamericano no era mi especialización y poco podía aportar yo.

"Los Estados Unidos en los 60, en perspectiva, son un tiempo inocente, que poco a poco se tuerce gracias a un espejo curvo llamado psicodelia"

O eso creía. Pensé, entonces, ¿no era esto un reto? ¿No suponía una oportunidad? Imaginen que a Torrebruno le ofrecen presentarse a Mr. Universo, una situación paralela, y él decide asumir esto como la oportunidad en su corta (sonido de bocina) vida. Así que, en uno de esos tantos fines de semana con la “monotonía de los días que pasan” —frase de la versión masculina de Yolanda Díaz—, decidí iniciar una investigación previa. Esta, cosa extraña, dio frutos: decenas de obras trataban Los Ángeles a finales de los años 60. Casi todo Timothy Leary estaba en libre acceso en Google Books y también muchas memorias de los iconos del tiempo. Así que, armado por esos zapatitos de tacón que son una buena bibliografía —no hago más chistes de bajitos, lo prometo—, dije “sí”.

Fueron seis meses de escritura un tanto despistados, no sin problemas (hola, editor de Luis Racionero: a ver si vuelves a lanzar sus cosas), pero que poco a poco me permitió edificar un edificio multicolor de un tiempo y un país. Los Estados Unidos en los 60, en perspectiva, son un tiempo inocente —en inicio inmortalizado en las novelas de John Updike y los grabados de Norman Rockwell—, que poco a poco se tuerce gracias a un espejo curvo llamado psicodelia. Muchos de los elementos que habrán de ser decisivos en décadas posteriores, la lucha por las minorías o el consumo de estupefacientes, comienzan a ser conocidos en este tiempo de esperanzas y equívocos.

"Reírse de todos, no tomar banderías, era el punto de partida para retratar con ternura a unos perdedores que fueron ahogados por una ola de ácido, parafraseando a Hunter S. Thompson"

Charles Manson representa el fin de cualquier coexistencia pacífica en estas dos sociedades, la consagración del choque violento entre los valores estoicos de los 50 y los hedonistas de los 60 (“She’s having fun”, cantaban los Beatles en el disco síntoma), y supone un excelente anclaje para navegar una tormenta de sucesos. Poco a poco, con un poco de esfuerzo, pude trenzar un tapiz de imágenes, deformar la cronología (algo que comprendí luego de años de crítica cinematográfica) y hacer una guía psicotrónica para comprender Los Ángeles en ese trance. Porque, esencialmente, este libro es un viaje: un periplo de cómo se entra en una secta, también un paseo por esos Ángeles donde el vinilo era el becerro de oro y, claro, a la vez un sendero de iluminación psicodélica con una precisa descripción de los estupefacientes en auge (aviso, padres, el libro se puede disfrutar también con agua mineral).

Esta obra se pretende, incluso, una sátira concienzuda —que agradezco a Akal haber permitido— de los excesos de los tipos más reaccionarios y jipiosos del tiempo. Los testimonios y biografías que inician los capítulos, entre la ficción y la no ficción, son el particular termómetro de los arquetipos que podían ser comunes en el tiempo: el candidato republicano ambicioso, el caradura hippie irlandés, la cocinera italoamericana lisérgica e incluso el músico progresivo con un solo brazo. Reírse de todos, no tomar banderías —drama de mi generación—, era el punto de partida para retratar con ternura a unos perdedores que fueron ahogados por una ola de ácido, parafraseando a Hunter S. Thompson.

Espero que los lectores surfeen con éxito este libro / ola, que lo disfruten, y que cuando lleguen a la playa vean la mar en calma. Solo aquellos que han conocido el caos, del cual da testimonio Los Ángeles de Charles Manson, pueden tener una vejez apacible. Un viaje de ácido benigno, esclarecedor, y además inocuo. Creo.

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Autor: Julio Tovar. Título: Los ángeles de Charles Manson. Editorial: Akal. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.

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