El pensamiento poético del surrealismo

Encontramos la denuncia de una vida que ha renunciado al deseo para abrazar el conformismo: “El gusto por la dicha no se pone al teléfono”. “Nos dicen: sed frugales como las estaciones frías, sed indistintos como los pájaros-carpintero”. Un poder innominado se abate sobre nosotros, reprime, sofoca, distrae, se disfraza de benefactor: “Viene la furgoneta del cataclismo y se lleva los tímpanos al desguace. La Prensa mercenaria le imputa a los gemidos la decoloración del cielo”. “Está en litigio si los disconformes tienen derecho a la sudoración”. “Hay un vivero en el que se han plantado distintos sucedáneos de la aflicción”. “Las malas intenciones pasean desafiantes a sus perros sin raza”. Sin embargo, frente a la injusticia no nos rebelamos, nuestra ética es acomodaticia y estéril. “Olas de naftalina rompen contra la roca de los buenos propósitos… las rebeldías diametralmente blancas lamen la vulva de la fatalidad”.

La ciencia, la filosofía y, en gran medida la religión cristiana, aquí declarada asunto del pasado, no ofrecen caminos de liberación. “De pronto se ha sabido que la Idea del Bien estaba conectada a un obús incorpóreo”. “Entre tantos escollos, el cielo ruge con las demás fieras”. Igual sucede con la Historia, las revoluciones han llegado a un punto muerto y de ella no cabe esperar nada. “Las conquistas de la Lucha Obrera han sido propulsadas en vertical a 11,9 kilómetros por segundo”. “Hambrienta o no, la Historia sigue detenida en un paso a nivel”.

Un nihilismo reactivo parece la última consecuencia a la que arribar, en la línea abierta por Schopenhauer, Beckett o Cioran; hay expresiones durísimas en el libro sobre la desgracia de la existencia: “Lo nonato es la única forma en que concibo la bienaventuranza”. “Si he de ser claro, una vez que se ha acabado el mundo yo pediría un aplauso para la espuma y ya”. En este sentido, la obra actúa como un despertador de conciencias: “Sin previo aviso, la congoja de ser en el mundo podría usar los codos como armas y arrinconarnos contra la pared”, puesto que la mayoría del tiempo vivimos en la superficie. “Da mucho que pensar que el conjunto vacío pase la Pascua en Niza y que a nadie le importe”.

Frente a esta tragedia que se resumiría en la idea gnóstica de la caída desde el Pleroma o plenitud, solo redimible por el conocimiento, la obra de Ángel Zapata se constituye en un dificilísimo camino de superación: “Ahora que no hay escapatoria, me trastorna saber que la nieve odia posarse sobre nuestra desdicha”. Esos copos indican que hay una llamada aún a trascender y que esta resuena todavía y siempre en el corazón humano. Incluso cuando se declara que no hay esperanza: “Nada va a revelarse, no ahora”, cabe apelar a la confianza en el cuerpo y su deseo y también a la negativa a lo limitado, acaso a la espera del acontecimiento. “Las pasiones tenidas por escabrosas son una especie de santo y seña que circula entre malabaristas”. “No améis por amar, no améis sino a los grandes vientos”.

Esta obra es una fiesta para la lectura y el pensamiento; una propuesta para mirar más allá de las apariencias y contemplar el fondo del mundo y nuestra vida en él.

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Autor: Ángel Zapata. Título: Pleroma. Editorial: Los Aciertos & Pepitas de Calabaza. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.