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Amélie Nothomb: «La pandemia es la enfermedad de la soledad»

Amélie Nothomb: «La pandemia es la enfermedad de la soledad»

Hija de una familia belga muy católica, Amélie Nothomb empezó a oír hablar de Jesucristo con apenas tres años, y ya entonces pensó que había encontrado un «súper héroe», según ha desvelado este miércoles en la presentación de Sed, su última novela, que ve como una suerte de «Evangelio del Cuerpo».

Acompañada por la editora de Anagrama, Silvia Sesé, Nothomb ha vuelto a Barcelona, en esta ocasión al CCCB, en un ritual que cumple cada dos años, para presentar sus artefactos literarios, aunque ahora han sido más de tres, porque el coronavirus impidió su presencia en 2020.

Como es habitual de negro riguroso, ha contado que Jesús la ha acompañado a lo largo de toda su vida, desde que se lo presentara su diplomático padre, y ya cuando debutó en la literatura tuvo claro que más tarde que pronto, porque «necesitaba musculatura», acabaría utilizando al personaje para alguna de sus historias. En 2018, entrada ya en la cincuentena, y encontrándose en su casa de París, pensó que había llegado el momento de «lanzarse a la piscina, porque luego ya será demasiado tarde» y abordar la «historia de la cruz, más que la historia magnífica de Jesús».

Empleando la primera persona del singular, se puso en la piel de la figura que ha ejercido una mayor influencia en la historia de Occidente, y en Sed da voz a Jesucristo para que relate su propia Pasión, reescribiendo la Historia Sagrada con una mirada transgresora y un tono lírico y filosófico con toques de humor, aunque ha rechazado que sea «blasfema», algo de lo que la han acusado algunos sectores del catolicismo, con cartas personales llenas de desagradables insultos. No ha escondido que quizá ha sido la obra en la que peor lo ha pasado a la hora de escribir, la más dura, porque durante cuatro meses «era como subir a la cruz, y no tenía ningunas ganas».

Lectora de los cuatro Evangelios canónicos, ha considerado que «todos tienen algunas lagunas, desde mi humilde punto de vista, porque les falta el cuerpo, y la crucifixión es el cuerpo». «Intenté —ha proseguido— escribir el Evangelio del Cuerpo, y Sed era el único título posible. Yo soy la campeona de la sed. Si no sabéis lo que es la sed, pasad un día entero sin beber y lo entenderéis», ha apostillado, en referencia al malestar y el ansia que provoca no poder ingerir un líquido.


A la vez, ha insistido en que no se trata de un libro religioso, sino que es la «novela de una persona que acepta un dolor infame, y mi reto era explicar este misterio». Tampoco pretende estar en posesión de la verdad: «Simplemente propongo mi visión de Jesús e invito a todo el mundo a que exponga la suya, algo que creo interesante». Para la escritora, «lo único que sabemos es que Jesús existió, pero no se sabe si fue o no el hijo de Dios. Yo pienso que no lo es y que es como cualquiera de nosotros, aunque un día decidió estar disponible para los demás, algo que no es lo habitual».

En la obra pone negro sobre blanco la «paradoja» de los evangelios canónicos, que abogan por amar al prójimo como a uno mismo, o sobre la necesidad del «amaos unos a los otros, pero luego Jesús acepta ser crucificado, que es el mayor sufrimiento que puede tener una persona, algo monstruoso». No ha obviado que a los doce años llegó a enfermar cuando descubrió el sufrimiento y se dio cuenta de que la Iglesia lo glorificaba, mientras se preguntaba «cómo podía verse eso como una redención».

Respecto a cómo aceptó su familia el libro, ha respondido que a sus progenitores les gustó mucho y ha agregado que, de hecho, fue el último título suyo que leyó su padre, porque falleció poco después, algo que le gusta recordar. «Al resto de la familia —ha continuado— le fue más difícil aceptarlo. La familia Nothomb es católica y tradicional, pero creo que no tuvieron la sensación de que había blasfemado, aunque aquí Jesús tiene relaciones con una mujer y diga que aceptar la crucifixión es un error».

Novela de celebración del amor, la última de sus palabras es «soledad», un término que cree casa muy bien con el actual período pandémico, al afirmar que «la pandemia es la enfermedad de la soledad». Cuando toda esta nueva etapa empezó, en marzo de 2020, Amélie Nothomb acababa de escribir Sed, y «me pareció un libro premonitorio», ha resaltado.

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