Sergio Antoranz
Sergio Antoranz es profesor de Filosofía en la Universidad de Alcalá. Desde hace años colabora en universidades de Estados Unidos donde imparte cursos y seminarios sobre Arte y Estudios Cultura-les. Ha publicado artículos y capítulos de libro sobre Estética y Teoría de las artes, es coautor y coeditor de los libros 'Nietzsche y su sombra. Consideraciones sobre lo poético y lo artístico' y 'La recepción de Nietzsche en España. Nuevas aportaciones desde la literatura y el pensamiento'.
Publicaciones del autor
Conduce mi coche
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Nos sobran los motivos para delegar el pilotaje: agotamiento, desorientación, borrachera emocional… Las causas pueden ser múltiples, pero rara vez reconocemos nuestra impotencia. La...
El fracaso de Warhol
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El éxito de Warhol consistió en representar su fracaso, mientras la mayoría envolvemos de silencio todo aquello que quiso ser y no fue. La...
Viaje al realismo mágico
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El deseo se camufla casi siempre, es tímido como un estudiante el primer día de escuela. A veces también se viste de religión o...
Nietzsche y el arte que seremos
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Algo de ella me hace pensar en el resentimiento, descrito por Nietzsche como la exigencia de ser amado desde la debilidad y, al mismo...
Diario de una ruptura (IV)
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Poseía esa belleza gestual de las estatuas que insinúan eternidades, excepto cuando bailaba y el azul oceánico de su mirada se derramaba. El mármol...
Diario de una ruptura (III)
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No sé qué táctica será la mejor, pero en esta segunda ruptura estoy empeñado en tropezar contra todas las minas. Se olvidó de su...
Diario de una ruptura (II)
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Torniquetes, una fotografía de Marta Nieto Moreno Desde la ventanilla del conductor saltó mi bañador hasta la acera. Luego alzó el vuelo una chaqueta...
Diario de una ruptura (I)
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Nuestra relación comenzó con un viaje y terminará con este. Quizá antes, —dijo. Mañana comienzan nuestras vacaciones, —contesté. Callamos. El sonido de las ruedas...
El pensamiento de las ventanas
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Una vez, en la casa de un amigo, mientras esperaba el sonido de gárgaras de la cafetera, me asomé por la ventana de su...