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City Spies: Literatura juvenil de espías

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City Spies: Literatura juvenil de espías

Al escritor juvenil estadounidense James Ponti no le gustaba nada leer cuando era niño, y por eso City Spies, una saga protagonizada por un grupo de jóvenes espías de diferentes nacionalidades, es lo que le habría gustado leer: una historia donde no se usan las armas, sino el cerebro y la tecnología, para salvar al mundo.

Aunque nació en Italia, Ponti se crió en Estados Unidos en una familia «encontrada» porque nunca conoció a su padre, y su madre tuvo otros hijos con un irlandés, por lo que de italiano solo tiene el apellido y una pasión absoluta por la squadra azzurra —a quien lamenta no ver en el próximo Mundial de fútbol—, según ha contado a Efe en una entrevista virtual desde su casa en Maitland (Florida).

Y precisamente por eso los protagonistas de City Spies (Duomo editorial), saga que en Estados Unidos está en la lista de los libros más vendidos del New York Times, son de Puerto Rico, Ruanda, Australia, Nepal y Río de Janeiro. Distintas procedencias, culturas y religiones que no suponen ninguna ruptura, sino una unión digna de la palabra «familia». Pero estos niños —Brooklyn, París, Sidney, Kat y Río— son mucho más, porque se trata de espías que trabajan para el MI6, el servicio británico de inteligencia, en misiones siempre dirigidas a salvar al mundo, o una parte de él. Por eso, Ponti presenta a unos personajes de carne y hueso y huye de cualquier súperpoder que no sea otro que el de la inteligencia y la tecnología. «Intento encontrar un equilibrio para la tecnología dentro de mis libros. Por ejemplo, no les hago espiar con equipos de alta tecnología porque quiero que utilicen sus cerebros, pero sí que quiero utilizar las partes positivas, porque forma parte de la vida de los niños. Pero mis personajes no usan las redes sociales, porque son espías y no pueden», ha explicado a Efe entre risas.

Escritor y productor para programas de televisión en Nickelodeon, Disney Channel, PBS, Spike o History Chanel, Ponti dejó la televisión cuando su hijo enfermó y él eligió escribir libros como profesión, porque así podría escribir por la noche y cuidar a su hijo de día mientras que su esposa, maestra, trabajaba. «Mi hijo falleció hace 7 años, y el motivo por el que escribo libros es también porque los libros eran él, y escribiéndolos él sigue vive en cierto modo, y gracias a estos libros él va viajando por cientos de países. Por eso son súper importantes y me gusta tanto que los niños en España disfruten de estas aventuras», ha contado el escritor acerca del motivo por el que comenzó a escribir.

En concreto, en esta primera entrega que ha llegado a España (en Estados Unidos ya hay tres publicadas) nos presenta a Sara, quien con doce años es capaz de hackear cualquier ordenador, incluso entrar en la red del sistema de justicia juvenil de Nueva York (con un buen motivo). Pero ahora está metida en un gran lío y para salvarla de las acusaciones llega un misterioso abogado que no es otro que el director de una escuela secreta para jóvenes espías. Así que será ahí cuando conozca a sus nuevos compañeros de equipo: Kat, Río, París y Sídney, todos con talentos extraordinarios pero con los defectos que cualquier adulto o niño pueda tener.

«Todos los niños cometen errores, discuten entre ellos, se quejan… Creo que no hacemos muchos favores a los lectores juveniles cuando presentamos personajes irreales (…). Todos los personajes son yo mismo, y tienen mis defectos, como el del miedo a no querer decepcionar, y mi sentido del bien y el mal, pero yo no soy tan listo y valiente como ellos», ha explicado. Eso sí, Ponti no tiene favoritos en sus historias para así no «favorecer» a ninguno de los personajes que han conquistado en el mundo a lectores de países como Francia, Israel, Estados Unidos o Australia, pero no del Reino Unido, país en el que ninguna editorial ha publicado aún estos libros: «Quizá porque los niños trabajan para el MI6», ha bromeado su creador.

Con la quinta entrega ya en proceso de escritura, Ponti ha reconocido que los lectores infantiles son «mucho más exigentes y sinceros» que los adultos, y por eso siempre quiere «estar a la altura» de lo que le piden en cada uno de los encuentros que mantiene con ellos. «El truco que tiene escribir para los niños es aceptar que los niños en todo el mundo se parecen bastante en sus deseos y en lo que quieren para esta vida. Estoy seguro de que lo que yo quería con 11 años es lo que quería un niño de Barcelona, París o Jerusalén«, ha aclarado. Así que con esta máxima, en City Spies los villanos no están relacionados con ninguna ciudad, sino que pertenecen a un grupo sin localización geográfica: «No quería que fuese un libro americano que ha sido traducido, sino que tiene como objetivo ser un libro universal», ha concluido.

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