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Criptografía del amor

En 1916 el excéntrico magnate textil George Fabyan, conocido como “el Coronel” aunque fuera un título honorífico, cruza su vida por pura casualidad con una joven Elizebeth Smith, «una maestra cuáquera que se divertía con la poesía»; fue como una historia de película en la que ella acepta una oferta para trabajar en Riverbank, una finca de 131 hectáreas que este y su mujer compraron en Geneva (Illinois). Allí llevaron a cabo todo tipo de experimentos biológicos, tecnológicos y sobre todo criptográficos, que es por lo que “ficha” a Elizebeth, pensando que ella sabe algo sobre un raro volumen de Shakespeare.

Fabyan se obsesionó con muchos proyectos pero sobre todo con los escritos de Shakespeare y Bacon, se pasó más de media vida investigando posibles datos ocultos en sus libros. Decía que otros ricos coleccionaban oro y él lo invertía en conocimiento. Con 150 personas a su cargo investigando en todo tipo de proyectos y tras la entrada de EE.UU en 1917 en la I Guerra Mundial, Fabyan consigue que Riverbank se convierta en el centro criptográfico del país porque entonces los sistemas de inteligencia y espionaje de EE.UU no eran lo que llegaron a ser la CIA, FBI o NSA.

"Sin embargo, por muy excéntrico que la historia presente al magnate George Fabyan, es loable su interés por ayudar al gobierno norteamericano de forma altruista e invertir grandes sumas de dinero en investigaciones"

Así Elizebeth y William Friedman, un joven «biólogo de plantas judío de familia pobre», que llegará a ser su marido, se convierten en los referentes del laboratorio criptográfico del señor Fabyan, descifrar códigos es encontrar patrones y en 1917 era un trabajo manual. Duró apenas año y medio, el ejército americano creó sus propios organismos de descifrado y el matrimonio concluyó su vinculación con el magnate, no sin problemas.

Cuando en la España de hoy tenemos a los políticos preocupados de un matón de discoteca que llegó a alto cargo en un Ministerio o un ex comisario de la Policía Nacional que grabó a decenas de empresarios, periodistas y políticos en situaciones muy comprometidas, o al “Tito Berni”, no difiere en nada de la época en la que “El Bigotes” o Francisco Correa se forraban a base de dar mordidas o Luis Roldán se presentaba como ingeniero industrial y economista, sin haber finalizado el bachillerato. Escaladores natos a costa de influencias y amiguismos con más deméritos que méritos.

"Como dice Jason Fagone: Todas las democracias se debaten entre la seguridad y la transparencia, el secreto y la divulgación"

Sin embargo, por muy excéntrico que la historia presente al magnate George Fabyan, es loable su interés por ayudar al gobierno norteamericano de forma altruista e invertir grandes sumas de dinero en investigaciones. Él dio altruistamente, estos roban descaradamente.

Como dice Jason Fagone: «Todas las democracias se debaten entre la seguridad y la transparencia, el secreto y la divulgación. ¿Qué tienen derecho a saber los ciudadanos? ¿Qué debe permanecer en secreto y por qué?».

Son las cloacas del Estado, de las que tanto le gustaba hablar al ex vicepresidente Pablo Iglesias y que al entrar en ellas le resultaron demasiado pesados los metales o se intoxicó con exceso de nitrógeno y azufre y tuvo que alejarse del poder.

La seguridad y la inteligencia son dos caras de la misma moneda. En el comienzo de la década de los años 20 los Friedman comienzan una nueva etapa en Washington trabajando para el Gobierno a las órdenes de Mauborgne, posiblemente eran las tres únicas personas en EE.UU que sabían criptografía, fue la década del inicio de los grandes criptanalistas.

"Becker y Utzinger entablaron una firme amistad con un joven coronel argentino llamado Juan Domingo Perón que era integrante del Grupo de Oficiales Unidos atraídos por las gestas de Hitler en Europa"

El matrimonio Friedman se enfrenta a las máquinas criptográficas más sofisticadas, como la alemana Enigma, las japonesas Roja y Púrpura, las americanas SIGABA (que William inventó) o la Converter M-134, descifran los mensajes en clave de los contrabandistas de alcohol y de los gánsteres, en los años de la ley Volstead, conocida como Ley Seca (1920-1933) que dieron paso a los mensajes cifrados de preguerra y posteriormente de la II Guerra Mundial.

El principio del año 1941 representó un grave revés para la salud mental de Williams, agotado después de descifrar las claves de la máquina Púrpura.

El contraespionaje nazi en Sudamérica, que se conoció como Guerra Invisible, contó con dos hombres claves, Becker y Utzinger (Sargo y Luna) a quienes desenmascaró Elizebeth al frente de su equipo de guardacostas, aunque John Edgar Hoover, director de FBI durante 48 años (1924 -1972), fue quien se atribuyó los méritos usando sus canales de propaganda y el ominoso poder acumulado. Becker y Utzinger entablaron una firme amistad con un joven coronel argentino llamado Juan Domingo Perón que era integrante del Grupo de Oficiales Unidos atraídos por las “gestas” de Hitler en Europa. Argentina llegará a acoger a muchos nazis.

"El 7 de diciembre de 1941, acontece el ataque japonés a Pearl Harbor que quizás pudo ser evitado de no producirse una cadena de errores y destituciones que tuvieron que ver con los descifrados de mensajes secretos"

En diciembre de 1943, la mano de los nazis en Sudamérica da como resultado el golpe de Estado del general Gualberto Villarroel en Bolivia, que por contra ha pasado a la historia como un reformista y mártir, después de su asesinato a los 37 años de edad.

Este hecho histórico en el que Elizebeth juega un papel fundamental, representa otro claro ejemplo del encubrimiento que se hizo a la contribución de las mujeres en los periodos de preguerra y II Guerra Mundial. Su condición de mujer le restó credibilidad ante demasiados hombres que no supieron ver su potencial. El 7 de diciembre de 1941, acontece el ataque japonés a Pearl Harbor que quizás pudo ser evitado de no producirse una cadena de errores y destituciones que tuvieron que ver con los descifrados de mensajes secretos.

La mujer que rompió los códigos es otro ejemplo para visibilizar el papel femenino en la intrahistoria de los gobiernos. Esta mujer descifró 4.000 mensajes nazis, 48 circuitos de radio y 3 máquinas Enigma.

El libro es un homenaje póstumo a una mujer que cambió el mundo desde la intrahistoria.

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Autor: Jason Fagone. Título: La mujer que rompió los códigos. Editorial: Pinolia. Venta: Todostuslibros.

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