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Cuando la realidad supera a la ficción pictórica: Kota y el niño, de Ángel Idígoras

Cuando la realidad supera a la ficción pictórica: Kota y el niño, de Ángel Idígoras

Hay historias que parecen hechas para ser narradas desde el pulso literario, musical, teatral, cinematográfico o pictórico. Fascinantes relatos que no podrían imaginarse fuera de los márgenes de cualquiera de las ficciones mencionadas. No obstante, en ocasiones la realidad supera a la inventiva, por muchos tirabuzones que la segunda efectúe. Toda pirotecnia creada desde la imaginación queda eclipsada por lo que sucede fuera del estudio de un escritor, un pintor, un guionista o un compositor. Ya lo decía John Lennon: “La vida es eso que te pasa mientras estás ocupado haciendo otros planes”. Es entonces cuando lo que queda por encima de nosotros traza sus propios argumentos. Hay quien lo llama “destino”, otros “azar”, “misterio”, “energía” e incluso “Dios” —sea cual sea su apariencia o forma—. Es el caso de la trama contenida en el fascinante libro Kota y el niño. Publicado por Maldragón Editorial, lo que en él se nos cuenta parte de unos hechos reales que, tamizados por la maestría dibujística de su autor, nos hacen dudar en su juego creativo de si se trata de algo surgido en la mente de su autor o excede a sus capacidades creativas.

Su hermosa historia nos traslada a Rincón de la Victoria, hace cinco décadas. En una casa blanca, tan cercana al mar que “las olas derraman la espuma en su felpudo”, vive un chaval de nueve años fascinado con el dibujo —“dibujo todo lo que imagino”, afirma—. Un día ve llegar hasta la playa que hay junto a su casa a un artista japonés. Ante la sorpresa del niño, allí coloca su caballete y comienza a pintar el paisaje que tiene delante. Se hace llamar Kota y rápidamente se gana el cariño de aquel jovencito que, a su vez, llama la atención del artista. Unidos por la misma inquietud artística, comienzan a trabar una intensa amistad en los pocos días en que conviven en aquel espacio. Aunque pasado ese tiempo el pintor nipón acabe marchándose, aquel encuentro marcará la vida de ambos protagonistas, conduciendo dicha historia a un final inesperado y mágico —a pesar de haber ocurrido realmente—.

"La biografía artística de Idígoras, siempre en constante reinvención, lo sitúa dentro de la mejor tradición dibujística de nuestro país"

El autor de Kota y el niño no es otro que el ya mítico humorista gráfico Ángel Idígoras (Málaga, 1962) quien, con su hermano —Francisco Javier Rodríguez Idígoras—, conforma el conocido tándem Idígoras y Pachi. Treinta años de éxitos con el público les contemplan, siendo meritorio su inconfundible estilo, en el que ambos se funden, no sabiéndose dónde empieza uno o acaba el otro. Más allá de su ininterrumpida colaboración en medios como el tebeo Super Mortadelo, la revista El Jueves —conocido es su personaje Pascual, mayordomo real— o periódicos como Sur o El Mundo, cada uno ha recorrido también su propia trayectoria en solitario. Kota y el niño constituye el quinto álbum creado por Idígoras para la editorial, tras los tres realizados con Pachi titulados Historias de un año siesomanío (2021) —recopilatorio de las páginas La vida en los balcones aparecidas desde 2020 en el malagueño diario Sur con motivo del año de confinamiento, y que desembocarían en Plaza Noniná y Perita Beach—, ¿Dónde vas con la cara que tienes? (2022) —continuación del anterior— o Bokerones fritos: La vida es dura sin las albóndigas de mi madre (2023), así como la interesante y amplia entrevista hecha en solitario El hombre que come pianos: Ángel Idígoras conversa con Kayto (2021) y que refiere a otra de sus inquietudes: el mundo de la magia.

"Kota y el niño es una hermosa y emocionante historia que no dejará a nadie indiferente. Uno de esos libros cuya lectura deja su poso en quien lo lee, marcándole de una u otra manera"

El presente libro se distancia de los otros por su contenido y forma, representando un interesante punto y aparte de su producción. La biografía artística de Idígoras, siempre en constante reinvención, lo sitúa dentro de la mejor tradición dibujística de nuestro país. Figuras que admiró y conoció fueron, por ejemplo, artistas del periodo dorado de nuestros tebeos (segunda generación o generación del 57 de la Escuela Bruguera) como Martz Schmidt o Raf (Joan Rafart Roldán). Estos aparecen homenajeados en Kota y el niño a través de personajes como el Doctor Cataplasma o Sir Tim O’Theo, que deambulan dentro del universo de tebeos que vende uno de los personajes del libro, el quiosquero Pepito Félix. Hay otros figurantes descritos en el texto y representados en los dibujos como Bronca —la perra negra del practicante que vive al lado de la casa habita el niño (“siempre tumbada al sol, pensando en sus cosas de perros con ojos de filósofa”)—, el señor Reina —jefe de la estación por la que “hace años que no pasa el tren” (y único habitante del pueblo que lleva un ´señor´ delante de su apellido)— o Moisés —el dueño de la taberna El Quitapenas, que comparte una pared con la casa del niño—.

Kota y el niño es una hermosa y emocionante historia que no dejará a nadie indiferente. Uno de esos libros cuya lectura deja su poso en quien lo lee, marcándole de una u otra manera. Su paso por él nos hace más humanos, reavivando sentimientos dormidos que siempre deberían permanecer despiertos. Su narrativa, entrañable y humorística como las delicadas ilustraciones, nos conecta con lo mejor de nosotros y nos hace creer en la belleza de un mundo cada vez más desposeído de colores.

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Autor: Ángel Idígoras. Título: Kota y el niño. Editorial: Maldragón. Venta: Todos tus libros.

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