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Djamila Ribeiro: «Es importante refutar los estereotipos racistas y machistas»

Djamila Ribeiro: «Es importante refutar los estereotipos racistas y machistas»

La escritora y periodista Djamila Ribeiro es la primera integrante de su familia que alcanzó estudios universitarios y, más allá de haberse criado en un entorno vinculado a los movimientos sociales y de formarse académicamente, reivindica el lugar que «los saberes de la vida» ocupan en la sociedad y, por ello, rescata permanentemente la imagen de su madre y de su abuela como dos luchadoras.

«Filósofa y feminista negra brasileña», es la etiqueta con la que le gusta identificarse porque, además de graduarse en la Universidad Federal de Sao Paulo en Filosofía Política, es activista del feminismo y de la lucha contra el racismo y, además, nació en Santos (Brasil) hace 43 años.

La autora de Pequeño manual antirracista (2019) y ¿Quién teme al feminismo negro? (2018) concede una entrevista a EFE en medio de su visita a Argentina, donde, entre muchas actividades, participa este fin de semana en la Feria de Editores 2023, que se celebra en el C Complejo Art Media, de Buenos Aires.

CONSTRUCCIONES RACISTAS Y MACHISTAS

En el debate que protagonizará bajo el lema «Los feminismos y la lucha antirracista», Ribeiro se referirá, entre otros asuntos, a la importancia que tienen la investigación y la publicación de obras de referencia para romper determinados estereotipos.

«Las referencias pueden ser muy importantes, porque los paradigmas son masculinos y blancos; porque estos paradigmas muchas veces hacen que mujeres, personas negras, no nos permitamos estar en determinados espacios», argumenta la docente de Periodismo Contrahegemónico.

Cuando se le consulta por las recientes declaraciones de la futbolista brasileña Marta Vieira da Silva, quien recordaba que cuando ella empezó a jugar no había mujeres en quienes fijarse, Ribeiro responde que lo que denuncia es «la relación con el machismo estructural, con el racismo estructural, con que históricamente esos grupos fueron apartados de las oportunidades».

«De alguna manera, también hay que quebrar determinados paradigmas con las mujeres negras brasileñas. Cuando voy a otros países, piensan: ‘oh, mujer brasileña, danza, samba’. No tienen otras perspectivas para las mujeres negras. Es importante refutar estos estereotipos que son construcciones racistas y machistas», argumenta.

LA IMPORTANCIA DE DECIR «NEGRO»

En opinión de esta autora, «es muy importante nombrar» y decir «negra», porque Brasil «durante mucho tiempo negó la existencia de racismo» y eso impidió el desarrollo de políticas que aminorasen la brecha socioeconómica entre la población blanca y la negra, cuya mayoría procede de antepasados que fueron esclavos y, por tanto, nunca pudo salir de la pobreza.

«Digo que soy una mujer negra brasileña porque fue usado para discriminarnos. Es importante como forma de empoderarnos. Fue usado como algo negativo y para mí es importante usarlo como algo positivo, no sentir vergüenza porque debo tener conocimiento y orgullo de ello», indica.

Según la escritora, eliminar el concepto «negro» supone no considerar «estadísticas sobre la realidad de las personas negras», lo que implica no ser incluidas en la adopción de políticas públicas para las que, además, solicita «pensar en la interseccionalidad».

«Es un concepto muy importante, pensado por las feministas negras para decir que la sociedad está dividida: el racismo, el capitalismo, el machismo dividen la sociedad», explica Ribeiro, que propone una mirada de género que atraviese todos los órdenes para la toma de decisiones.

SABERES ANCESTRALES

Entre los compromisos de la agenda de Ribeiro en Buenos Aires se encuentra la presentación en la embajada de Brasil de Cartas para mi abuela, un libro en el que homenajea a los cuidados que brindan las mujeres y que, habitualmente, son ninguneados.

«Sin cuidados, ninguna sociedad funciona. Pero la sociedad no valoriza», afirma con rotundidad esta hija y nieta de trabajadoras domésticas y madre de una hija de 18 años, con la que aprendió, dijo, a «percibir el lugar del cuidado».

«Escribí Cartas para mi abuela para hacer las paces con mi femenino, para reconocer el lugar de las mujeres de mi vida, cómo estas mujeres fueron importantes para la mujer que soy yo», señala al tiempo que describe a esas féminas «geniales», capaces de «multiplicar las cosas» cuando hay pocos recursos y de «sostener sus familias».

Además, y abundando en eso, rescata la idea de que «los saberes no son solamente los de la academia, son los saberes de la vida, que vienen de la resistencia de esas mujeres, que vienen del pueblo».

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