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Eduardo Matos Moctezuma, arqueología premium

Eduardo Matos Moctezuma, arqueología premium

Solo cabe felicitar al Jurado del Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales por la elección del arqueólogo mexicano Eduardo Matos Moctezuma, un investigador que ha sido reconocido por su gran rigor intelectual para reconstruir las civilizaciones de México y Mesoamérica con objetividad y libre de cualquier mito e idealización. Como destacó el jurado del premio, la inteligencia científica, la capacidad de divulgación y el compromiso social de Matos Moctezuma (1940) han servido de inspiración a generaciones de científicos sociales que han visto en su vasta obra un ejemplo a seguir. Autor de obras como Los aztecasLa metrópoli de los dioses, La muerte entre los mexicas Tlatelolco: La última ciudad, la primera resistencia, el doctor Matos ha sido uno de los más importantes promotores del mundo prehispánico mexicano, y entre los proyectos más relevantes que ha dirigido se encuentran la excavación de la Pirámide del Sol de Teotihuacán, donde fundó el Museo de la Cultura Teotihuacana y el Centro de Estudios Teotihuacanos, así como el recinto sagrado del Templo Mayor de la Ciudad de México (antes Tenochtitlán), cuyo descubrimiento y proyecto coordinó desde sus inicios en 1978. Pues bien, nada más saber que Matos Moctezuma había sido galardonado con tan importante premio, el historiador Pedro Salmerón, una de las voces oficiales del establishment político mexicano actual, a quien el doctor Matos ha criticado con sólidos argumentos, respingó presa de la rabia y declaró que se había premiado una visión equivocada, “leonportillesca”, dijo, en alusión al maestro Miguel León Portilla, como si eso fuese un error o una mancha. Sin embargo, todos saben quién es este tal Salmerón, y conocen que cuando fue propuesto como embajador de México en Panamá en enero pasado, el actual gobierno tuvo que recular ante el resurgimiento de una serie de acusaciones por acoso sexual en su contra, denunciadas por exalumnas suyas del Instituto Tecnológico Autónomo de México. También se sabe que este Pedro Salmerón tuvo que renunciar en 2019 a su cargo como director del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones Mexicanas (INEHRM), tras llamar “comando de jóvenes valientes” a los miembros de la Liga Comunista 23 de Septiembre, quienes intentaron secuestrar al empresario Eugenio Garza Sada en 1973, hecho en el que éste perdió la vida. Este tipo de manchas, por supuesto, no están en el currículum de Eduardo Matos Moctezuma, cuya labor arqueológica es intachable y ya la quisieran para sí sus detractores. Ay, qué mala es la envidia.

LOS 90 DE LA PONI

"Era de esperar el despliegue de merengue en torno a la figura de Elena Poniatowska durante la magna celebración que organizaron las autoridades culturales por su noventa cumpleaños"

Era de esperar el despliegue de merengue en torno a la figura de Elena Poniatowska durante la magna celebración que organizaron las autoridades culturales por su noventa cumpleaños. Y no lo decimos solo por la fabulosa tarta que le regalaron y de la que sopló las velas el pasado día 19, subida al escenario del Palacio de Bellas Artes, donde la aplaudieron sin parar políticos como Marcelo Ebrard o Claudia Sheinbaum (los dos posibles sucesores de López Obrador). Sin duda, la Poni ha sido una mujer valiente; sin duda, una magnífica periodista; y desde luego, una escritora que ha creado una obra sólida y original. Lo que mosquea es el altar que el actual gobierno mexicano le ha construido, santificándola con una beatitud que no se refleja en el apoyo que la cultura merece; que no tiene la misma delicadeza cuando continuamente a los colegas de la misma doña Elena el presidente de México señala y critica con dedo flamígero, acusándoles de conspiraciones inexistentes y filiaciones ideológicas que hacen recordar aquella frase que pronunció el pintor comunista David Alfaro Siqueiros cuando dijo: “No hay más ruta que la nuestra”. Lo que me temo es que las fanfarrias usadas exageradamente para celebrar a Elena Poniatowska hayan agotado hasta el final del mandato de AMLO (a mediados de 2024) toda la batería de simpatías que el actual ejecutivo mexicano siente por la literatura. Fuegos fatuos, pues.

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