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El alma por un símil

El alma por un símil

Quien pudiera pensar que el Parnasianismo estaba en decadencia sólo tendría que abrir las páginas de La mitad fantasma para descubrir lo contrario. Novela publicada el año pasado en Argentina, ahora llega con aires de reencuentro a alegrar a los lectores fieles, y a los nuevos sorprendidos, del inquieto y sagaz autor de El pasado (Premio Herralde 2003). La frase que sirve de anzuelo para caer en la trampa verbal de Pauls serviría para otras tantas novelas, porque como decía su compatriota Borges, no hay tantas historias distintas que pueblen la vega del Señor. La novela “explora una superstición que sigue desvelándonos: la idea de que en alguna parte hay algo, alguien, a la medida exacta de nuestros deseos.” Es entonces cuando queremos saber más. Conocer, por ejemplo, la vida que lleva el cincuentón Savoy, amante de las escasas alegrías que le proporciona el tacto accidental con alguna belleza de barrio o las más abundantes que le alimentan cuando falsamente interesado en cambiar de domicilio, se deja caer por pisos en alquiler. Pasearse por casas ajenas, fotografiar escenas cotidianas de los inquilinos, rincones ocultos que luego le proporcionarán más de un placer húmedo, supone la mayor de las diversiones que iluminan su preocupante vida. Todo por el placer de sentir que de algún modo entrar en esas vidas prestadas durante unos minutos supone participar en la historia de otros y apropiárselos para la suya. Savoy es él cuando es él con otros. Se metamorfosea en la ficción de los living que visita, en los baños que frecuenta, en las oficinas donde espera, en las cocinas que merodea con la ilusión de un deseo de mudarse que se desvanece en cuanto traspasa el umbral de regreso a la calle. Adiós, vida pasada. Hola, vida posible.

"Con La mitad fantasma demuestra que su voz no tiene visos de desfallecer"

Y queremos seguir sabiendo. Qué le pasará cuando se cruce con la house sitter Carla, una despreocupada treintañera que no tiene más tarea que cuidar casas, mascotas y plantas (de marihuana casi siempre) en las ciudades del planeta donde surja la oportunidad de aplicar su desapegado servicio de custodia hogareña, temporada tras temporada (algo así como una secundaria alegre de Nomadland). En el fondo ella hace lo que hace Savoy, pero con permiso de residencia pasajero: también ella es una intrusa fugaz en vidas ajenas. Todo el conflicto estriba en lo que supondrá para ambos el intercambio de fluidos y la mezcla de mundos, tan dispares y al tiempo tan semejantes. La diferencia de edad aquí no pinta nada. La pasión, en cambio, se pone a prueba con cada despedida. En medio, un desasosegante juego de ingenio al que Pauls se entrega con lacerante autoridad para dibujar el mapa de apegos entre dos personajes que viven sus días con intereses totalmente contrapuestos. La frase bien medida, el lujo del párrafo musical, la cadencia de la pulsación verbal, la belleza en el cruce de vocablos. Él es de esos escritores que se escriben a sí mismos mientras se proponen escribir una novela. Es cuando se aprecia cómo ondea la bandera de la escritura como dibujo de una personalidad intransferible, poderosa aquí como pocas, y plegada al puro arte de hilvanar un pensamiento que se hace exclusivo de quien lo genera. Por algo dijo Roberto Bolaño que Pauls era “uno de los mejores escritores latinoamericanos vivos.” Con La mitad fantasma demuestra que su voz no tiene visos de desfallecer, y que el lema del arte por el arte tiene en él un fervoroso acólito.

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Autor: Alan Pauls. TítuloLa mitad fantasmaEditorial: Penguin Random House. Venta: Todostuslibros y Amazon

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