Esta novela es un viaje en montaña rusa que tiende puentes entre las clásicas historias de hechizos y magos y la literatura pop, todo aderezado con altas dosis de humor y nostalgia ochentera. Una mezcla explosiva de Terry Pratchett, Alfred Jarry, Boris Vian y Lewis Carroll. Casi nada.
En este making of Iván Humanes cuenta cómo escribió Los Pratchett (Pez de Plata).
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Siempre me ha cansado eso de la linealidad insistente del tiempo. Salvando la máquina de Wells y Alicia corriendo detrás del conejo, o delante. Por eso, cuando decidí escribir Los Pratchett me interesaba homenajear la risa de Terry Pratchett, obvio, pero debía mirarlo desde este momento concreto. O ese, que ya no es este. En fin, mierda euclidiana. ¿La pretensión principal? Divertirme. Si yo me divertía escribiendo, la probabilidad de diversión del lector existía. Nunca se sabe en qué porcentaje. Ni quién espera al otro lado del puente. Construir una historia pensando en la horda buscando firmas no es lo mío. Y no iba a ser este libro, claro. ¡Vivan los perdedores, carajo!
Tenía que elegir una estructura arquetípica. ¿Cuál? (Eps, que si continúas leyendo me haces feliz, ¿cuántos habrán dejado este artículo ya?, ¿cuántas de las personas más excepcionales del universo que estáis leyendo pillará el libro? Fe, amigos. Hay que tener fe.) Pues me decidí por la más básica: el viaje del héroe. Al fin y al cabo, es lo que aprendí a construir hace tiempo, cuando me volqué en el cortometraje y el cine, porque construía guiones como respuesta a mi crisis existencial. Qué gilipollas, ¿no? Ya. Era la estructura más demandada. Por lo que tampoco hay mucha sorpresa en el tratamiento. Ahora bien, ¿puede subvertirse desde la estructura más clásica? Sí, por supuesto. Después de conocer que debía suceder en todo momento, diseñé en dos líneas personajes de fantasía que representaban lo opuesto a lo que estamos acostumbrados, momentos surreales, escenarios imposibles, como el Valle de los Caídos, para que se desarrollara la acción. Y a partir de ahí: libertad. Con una excepción: el estilo. Ay, el estilo. Sin estilo estás muerto. O vivo pero muerto. Con cuatrocientas páginas en las espaldas que, ahora, pueden ser construidas en nada por la IA. Básico. El autor o es estilo o no es nada. Lo siento, son mis principios. Y creo que no tengo otros. Bueno, depende…
Ostia, sigues leyendo. Te quiero. Uno se hace viejo. O vieja, que los géneros me confunden. Así que nada está perdido, pero tampoco ganado. Los Pratchett surgió del amor por los libros de Terry Pratchett y su Mundodisco, pero para ser coherente con lo que he escrito hasta ahora ese era un principio aceptable que no debía ser el único. Quizás sí el principal. Pero ¿qué hacemos con los que leen a Pratchett, pero también adoran a Bolaño o Vila-Matas, aquellos que están casados con el teatro pánico de Fernando Arrabal, o Lovecraft o Ligotti? ¿Y si además el autor ve pelis de terror de serie Z? Pero también Tarkovski o una peli polaca que solo conoce la madre del director. La vida es un lío. ¿Lo matamos? ¿Matamos al autor? Barthes ya lo hubiera hecho varias veces. Pues, vale, matadme. Oh, Padre, he pecado. No soy puro. Pues ese soy yo y somos todos. Sí, tú también, que seguro que alguna edición de Gran Hermano ha caído… Vale, foco. Y luego la corrección. Un proceso que odio a muerte. Pero necesario. Tan necesario que no he escrito un libro como este en el que luego estuviera engrasando durante tanto tiempo sus engranajes. Sangre, sudor y Orfidal. Eso es la escritura. Con lo fácil que es pillar la subida del Bitcoin… Y en la corrección intervino Ana García de Polavieja, a la que tengo que dar gracias infinitas por ponerme los pies en las nubes. Por su ojo de halcón. Por ese punto y final a la novela. El color de la magia es weed.
Y esto es Los Pratchett, amigos y amigas. Resumiendo: un viaje alucinado por estepas de fantasía, escrito en clave de humor (debe ser la FA) y con espíritu ecléctico. Para lectores heterodoxos. Para ti, que has llegado al final con nota: crack, máquina, fiera, mastodonte, titán. Te amo. Libertad y cerveza. Bueno, no solo cerveza. Tu ya sabe’, mi amol.
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Autor: Iván Humanes. Título: Los Pratchett. Editorial: Pez de Plata. Venta: Todos tus libros.


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