El cómic canino de Gema Over, o cómo cambiar chico por perro

Para cuidar a Titán, Over contaba a su favor un gran amor a los animales, que compartía con la pasión por el dibujo. De niña le encantaba dibujar caballos, y su experiencia cuidando a los perros de sus tíos. Pese a su aspecto algo intimidante, a su categoría de potencialmente peligroso, el perrazo era un trozo de pan, un alma noble que enseguida se convirtió en el más fiel compañero de Over, mudando de fiero Titán a tierno Titi. «Era muy casero, pero los paseos le apasionaban, y fue una de las cosas que más disfruté con él», cuenta. «No sólo me animaba a salir de mi estudio, sino que en muchas ocasiones me ayudaba a despejarme y a volver al trabajo con más energía. Pero no fueron solo los paseos. Las excursiones por rutas o diferentes ciudades, el cómo se adaptaba a cualquier entorno, hacían de él un perro ideal. No me causó ningún problema, pero sí tuve algún sobresalto, porque muchos perros que iban sueltos o sin adecuada educación canina, al verlo tan grande, lo desafiaban con ladridos, aunque él nunca reaccionó con agresividad. Era un bendito».

Con el tiempo y la distancia se enfrió la relación con su pareja. Over pasó una mala racha y encontró un gran consuelo en la compañía de Titán, convertido en su musa. Inspirada en él, en septiembre de 2022 empezó una trilogía de fanzines en los que aparece un personaje imaginario, Bob, un loro gris de cola roja: Paseando a Titi, Viviendo con Titi y Viajando con Titi. Y tuvo un golpe de suerte. «En la última edición de Madrid Cómic PopUp de 2022 celebrada en IFEMA, un chico compró los tres fanzines para regalárselos a su pareja, que resultó ser editora de La Esfera de los Libros. Le gustó la historia y me propuso el proyecto del cómic. Querían hacer una recopilación de los fanzines pero no podía contar lo mismo de la misma forma, así que recogí las anécdotas más reconocibles, quité las que sobraban, añadí profundidad a los personajes y transformé el contenido».

Titán falleció el 27 del pasado octubre, dos días antes de la dana de Valencia, como si presintiera la tragedia que iba a ocurrir unos kilómetros al norte. Solo una quincena antes de la aparición del cómic. «Casi todos mis abuelos han muerto, pero la pérdida de un animal de compañía es igual o incluso más dolorosa que la de un pariente humano, porque a medida que crecemos tenemos menos contacto con la familia, y la vejez hace también su papel en enfermedades como el alzheimer. Perder a un animal, al que ves crecer, cuidas y proteges es un trauma muy profundo. Yo perdí hace años a otro animal, y he sufrido también las muertes de los perros de mis tíos. Con Titán fue diferente, ya que era su cuidadora. Pese al tiempo, todavía estoy pasando el duelo por él. Soy consciente de que me queda todavía trabajo, pero poco a poco me doy cuenta de que al final, la vida sigue y que siempre me quedarán las fotos, las experiencias y su recuerdo».

Gema Over (Alicante, 1992) participó en el cortometraje Colores, nominado al mejor corto de animación en los Premios Goya 2018, y realizó las ilustraciones para la actualización del Museo del Castillo de Castalla en 2020 y las ilustraciones de la publicación digital de Volver a mí, escrita por Marisol Correa. También hace trabajos de cartelería o encargos privados, incluidas invitaciones de boda. «El auge de las IAs generativas ha causado un parón en el sector, aunque dudo que sea duradero. Al final, los seres humanos preferimos el arte humano. Si no, ¿qué tipo de arte estaríamos comprando? Uno que no retrata realmente la vida, sin alma. Es un copia y pega de internet, y una persona o entidad contrata a un artista porque es él quien da su toque. Hay que concienciar a la sociedad de que las inteligencias artificiales llevan a la precarización del trabajo, y no solo artístico, a una contaminación desproporcionada y al robo masivo de imágenes, ilustraciones y datos que tienen nombre y apellidos». En este tema Over suscribe las palabras de Joanna Maciejewska: «Quiero que la Inteligencia Artificial haga la colada y lave los platos para que yo pueda dedicarme al arte y a escribir, no que la IA cree y escriba por mí para que yo pueda hacer la colada y lavar los platos».

Pese a las dificultades que plantea el mercado laboral, Over no renuncia a su vocación. «Ser dibujante o ilustradora fue algo con lo que crecí. No recuerdo un día en el que no haya cogido el lápiz. Pero también me encanta contar e imaginarme historias. Para mí lo normal es crear un personaje y, a la par crear su historia mentalmente mientras lo dibujo. Eso me ha llevado a enamorarme y querer dedicarme el máximo tiempo posible al mundo del cómic, porque es hacer esas dos partes: contar una historia con las palabras y las imágenes, y el medio permite una versatilidad que no se pueden trasladar a otros formatos».

El cómic en España es complicado, señala. «La mayoría de autores, amigos y conocidos, tienen los ojos puestos en el mercado internacional, en Francia, Estados Unidos, Japón… Por desgracia se sigue considerando algo para niños y adolescentes, cuando hay obras maravillosas que desmienten esa afirmación. En realidad, el cómic es una ventana abierta a la literatura narrativa para los jóvenes, aunque también puedes quedar enganchada a él».

Consciente de las dificultades para abrirse camino en su profesión, Over combina la ilustración con a las artes marciales y la defensa personal. «Me encantaría  poder en el futuro dar seminarios y clases de ello. Y lo mejor, poder complementarlo con los encargos de ilustración, cartelería, y cómic».

Los animales siguen presentes en su vida. Colabora con una protectora, y cuando sus circunstancias personales lo permitan será casa de acogida y adoptará un perro. No cree que nos hemos pasado con el tema de las mascotas. La inestabilidad laboral, la dificultad para acceder a la vivienda, la inflación, el fin de la estigmatización de la mujer que decide no tener hijos… Todos estos factores propios de nuestra sociedad «hacen que las mascotas sean compañeros ideales, y no se trata de una sustitución, como algunos dicen, sino que para mucha gente, entre la que me incluyo, es muchísimo más factible a largo plazo una mascota que la gestación y crianza de un hijo». Contempla la proliferación de mascotas como algo positivo y cree «que se deberían dedicar espacios públicos para ellas, siempre que estén bien educadas: bares, terrazas de restaurantes, transporte público, e incluso lugares de trabajo. Y sobre todo que se consideren como lo que realmente son: un miembro más de la familia», concluye Gema Over.