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El prota, el ingenuo, la mujer fatal y otros personajes de mi novela

El prota, el ingenuo, la mujer fatal y otros personajes de mi novela

El título

Esta novela nació con dos títulos posibles. Y he pasado años, a medida que la iba escribiendo y reescribiendo, en que la llamaba con uno u otro nombre.

Para ser justos, he de decir que el que quedó finalmente fue el primero y siempre el preferido. Pero el otro título, el alternativo, me tentaba mucho: Las mujeres con nombre de flor suelen resultar fatales.

Aunque suene muy Jardiel Poncela, y ya me gustaría a mí tener su ingenio, en realidad es una frase absurda que me dijo hace muchos años un camionero bastante alcohólico con el que compartí un viaje de varios cientos de kilómetros por la Patagonia durante una huelga de autobuses.

Fue la misma persona que me regaló, sin saberlo, el título de mi primera novela, porque cuando le daba demasiado a la petaca se ponía filosófico y sin soltar el volante me decía: «Pibe, la vida es un camino de ida». Y lo volvió a repetir sin darse cuenta 70 km. después como si fuera la primera vez que se le ocurría la idea.

El prota

El protagonista es un viejo enemigo mío, acaso porque nos parecemos demasiado. El Poe (no pronunciar como el nombre del escritor inglés por favor), llamado así por ser «medio poeta y medio cabronazo», es, según las malas lenguas, un alter ego mío, aunque desde luego lo niego por completo.

"El primer personaje nuevo que surgió fue Talego, un antagonista amigable del Poe, aunque lo de amigable es relativo"

Ha protagonizado muchas narraciones cortas, incluidas en Relatos negros, cerveza rubia, y con estas tres novelas (El huevo izquierdo del talento, de la que en breve publicaremos la edición definitiva y revisada, y En el cielo no hay cerveza), y dos álbumes de cómics.

Es decir, que conozco bastante a ese bribón. Lo suficiente como para saber que en algún momento el tiempo ya le iba a pesar demasiado y decidiría suicidarse.

Pero el Poe se parece demasiado a mí, y siempre termina enredándose con las cosas más sencillas, de modo que se queda sin dinero dos semanas antes de la fecha señalada, en plenas Navidades, y acaba metiéndose en un lío de esos que siempre lo/nos rondan.

El antagonista

El primer personaje nuevo que surgió fue Talego, un antagonista amigable del Poe, aunque lo de amigable es relativo. Mucho más viejo de lo que aparenta, este convicto a punto de salir en libertad definitiva añora los tiempos en los que llegó a ser el enemigo público número 3, y sueña con dar el gran golpe antes de jubilarse. Es anacrónico en todo lo referente a la tecnología, pero maneja la violencia con la costumbre del que lleva años ejerciéndola.

El nuevo amigo

Otro personaje de peso es Mustafá, un negro marroquí de los primeros supervivientes de las primeras pateras hace más de 20 años, quien tras llegar a Francia, conseguir papeles y cumplir el sueño del inmigrante, pierde a toda su familia y decide volver como llegó, en patera. Pero en el sentido inverso. Este personaje me lo regaló, hace muchos muchos años, el periodista Manuel Sánchez de Nogués, que soñaba con escribir un relato con este inmigrante simbólico e imposible.

El ingenuo

Otro miembro de esta banda improvisada fue Súper Boy Guzmán, un ecuatoriano que viene por sorpresa en busca de su hija «Abogada» para informarle de la muerte de su madre. Pertenece a esa clase de personas que todos conocemos y que están persuadidas de tener una gran virtud a la hora de cantar y ejecutar un instrumento, y que hacen que «ejecutar» sea la palabra más adecuada. Posee una bondad a prueba de realidades.

El soñador

Otro integrante de esta pandilla de locos que cruzan el país huyendo de sí mismos es Piotr. Un joven polaco bisnieto de un brigadista que luchó en la Guerra Civil y tras la derrota se pasó al maquis. Siempre me fascinaron esas figuras románticas, sobre todo por la impresión que causarían en sus descendientes, que en el caso de Piotr se convierte en una obsesión, porque es lo único que lo hace sentirse diferente del resto de los habitantes de su aldea polaca.

La mujer fatal para sí misma

"María Magnolia Guzmán tiene un nombre de flor y una belleza que ha hecho que desde muy pequeña solo se la valore por eso y se la considere un trofeo o un bien de uso"

María Magnolia Guzmán tiene un nombre de flor y una belleza que ha hecho que desde muy pequeña solo se la valore por eso y se la considere un trofeo o un bien de uso. Cruza el charco para buscarse otra vida diferente y encontrarse con las mismas miradas que solo le miraban lo mismo. En algún momento decidió convertir esa debilidad en fortaleza, y ahora es la estrella de un club de carretera en Murcia al que acuden clientes de varios cientos de kilómetros a la redonda. Todos conocen las maravillas de su arte. Y también que el dueño del puticlub, un tal Mardone, está enamorado de ella pero no permitirá que los sentimientos influyan en el negocio. De modo que esos clientes saben que al salir les espera una paliza que conduce al hospital, pero van sonriendo porque antes estuvieron en el paraíso. De toda la pandilla de locos que rodea al Poe en esta novela, Maggie es la más sensata y al mismo tiempo la más noble.

El camino

Cualquiera que siga mi obra sabrá que tengo una marcada tendencia a la road movie. Yo también soy consciente de ello y por eso intenté ir alternando novelas de ámbitos más restringidos, como Matar y guardar la ropa, El huevo izquierdo del talento o Muerto el perro, con otras de clara vocación de carretera, es el caso de Camino de ida, Pero sigo siendo el rey y en cierta medida En el cielo no hay cerveza. Pero llegó la hora de la road movie total.

"Puedo decir que disfruté de cada capítulo y que aprendí más del Poe y por lo tanto de mí mismo a medida que la iba escribiendo"

La historia de esta novela está conmigo desde el principio de este camino de más de doce años publicando mis ficciones en formato libro. Pero necesitaba contarla y mostrarla en el momento adecuado para mí.

Es un viaje entre rincones profundos y costumbristas de la España profunda y otra superficial, pasando por algún valle fantástico en el que el tiempo pesa menos porque alguien lo detuvo por amor.

Puedo decir que disfruté de cada capítulo y que aprendí más del Poe y por lo tanto de mí mismo a medida que la iba escribiendo.

La he vuelto a escribir muchas veces, sin cambiar nada de lo esencial de la historia, solo para buscar una excusa y no publicar este viaje antes de tiempo.

¿Qué tiempo? Supongo que uno que no me duela demasiado.

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Autor: Carlos Salem. Título: Donde el tiempo ya no dueleEditorial: Navona. Venta: Amazon y Fnac

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