Inicio > Blogs > Ruritania > Ernestina, Kitsungi y Aguas Negras

Ernestina, Kitsungi y Aguas Negras

Ernestina, Kitsungi y Aguas Negras

And in time, as one reminds the other of the past, a life lived much too fast to hold onto, how am I losing you?”

Tengo aquí a mi lado una joya. Es un rosario que mi abuela Maruja se llevó a Venezuela cuando mi abuelo y ella huyeron en busca de un modo de vivir menos mísero, menos fascista. Me lo ha dado mi madre, y aunque no sea yo de rezos ni de credos, desearía que este rosario pudiera salvarme. O salvarnos, a ella y a mí. Si no, al menos, y al mucho, transferirme la bravura de mi abuela. No creo que pase ninguna de estas cosas, sino que lo observaré en silenciosa veneración, preguntándome cómo pudieron ellos, mis abuelos, ser tan fuertes, tan débil yo. Tan débil otra.

Cojones, estoy tan desesperado por sedarme que el otro día fui a ver al monje que me casó y está el pobre tan gagá como yo. No tuvo ayuda que ofrecer, no hace falta decirlo. Me pregunto si en su mundo ficcional los curas pagan penitencia cuando no hacen bien sus escasas labores.

La gente tiene la costumbre de sacar conclusiones extrañas sobre mí y, ciertas o no, tirármelas a la cara. El otro día una persona cualquiera, random que se da en llamarlas ahora, me dijo que era como una luminaria, llena de ideas y fuerza, pero que voy tan rápido, y a la vez hay algo tan oscuro en mí que es imposible aprehenderme. Me encanta cuando la gente se pone filosófica en lugar de buscar la filosofía —o el sofismo, porfaplís— en los libros. En cualquier caso, lo de “aprehender” es algo que he añadido yo, ya que es más sutil y preciso y las haches intercaladas tienen un aire reconfortante que me encaja.

Les traduzco lo de arriba: que soy complicado de cojones. Y eso es malo. Y duro. Y a la vez odiaría ser lo opuesto.

"Todo se rompe. La cuestión es de qué modo te rompes"

Como Wolfang Pauli descubrió en una situación similar a la mía, somos cositas diminutas. Ahora las llamamos partículas y decimos que se mantienen juntas for fuerzas aburridas que no entrarán aquí. Para entender una combinación de cualquiera de ellas usamos funciones de onda, que en esencia son un mapa topográfico y de probabilidad para encontrar estas pequeñeces que nos hacen y de las que nos hacemos. Pero no son perfectas, ni tampoco eternas. Lo cual quizás las haga más bellas.

Todo se rompe. La cuestión es de qué modo te rompes. Ya dicho, somos ridículas funciones de onda que no entendemos y describimos con la pseudociencia de la biología a un nivel macroscópico.

Y como partículas y ondas nos alteramos, enredamos, rompemos, mutamos, degradamos. Llega un momento en el que invertir energía en sanar lo quebrado, eso que se ha hecho tantos fragmentos que son necesarios Feynman y un gato negro para entenderlos, no tiene sentido.

La persona se queda como causa perdida, a la espera de una reencarnación metafórica, un renacimiento bíblico o un descanso en el Hades. Hay personas que pertenecemos a las llamadas causas perdidas. Que no encajamos, lo intentemos o no; a veces intentarlo es incluso peor. Y esto no es ciencia infusa. Es práctica y error, y dolor, y sangre, y sal, y corazones que se debilitan por siempre. Por siempre jamás. Era necesaria la redundancia enfática.

"Causa perdida debió ser mi nombre de nacimiento. Lo cual es doloroso, al pensar en todo el amor que he recibido y dado"

Pero a veces hay una fusión brutal, y dos de estas causas de bordes que conocen las mismas estrecheces de la carne, los mismos claroscuros, que comparten las sonrisas por cosas que no se explicarán, se encuentran y saben de viejo lo roto en el otro. Y quizás haya esperanza, quizás una salvación temporal. Estoy aquí para decir que quizás en un mundo ideal funcionaría.

Pero estas personas dañarán a otras. Se dañarán a sí mismas. No merecen el tiempo, ni el esfuerzo. Solo hay una posible solución. Y es que han de ser igual de fuertes, han de sacrificarse en la medida del otro, han de no olvidar nunca que sostienen entre las manos el núcleo candente de una luminaria perdida e inestable y que eso no cambiará. La luminaria podría fundir mundos o brillar serena y estática. Han, como dijo el monje franciscano de arriba, de amarse por encima de todo. Y todo, gentes lectoras, es exactamente todo. Pero ¡ay, si uno falla!

Causa perdida debió ser mi nombre de nacimiento. Lo cual es doloroso, al pensar en todo el amor que he recibido y dado. Pero mi causa perdida gemela me salió débil, me salió cobarde. Y nuestros fragmentos se hicieron más pequeños, más débiles, engañados de su estabilidad por la presencia de nuestra otra perfecta causa perdida. Nuestra función de onda. El mapa se jodió, queridos. O lo jodieron.

"Guardo tantas pieles en armarios ya... Esta gente conoce muchos fines, destinos, caminos distintos. Pero el principal de ellos es el saber que hay algo roto en ellos que nada curará"

Y antes de seguir déjenme ser claro con a lo que me refiero por causa perdida: no es alguien que no sonríe, no es una persona deshonesta, no es una persona dañina o maligna. Es un trabalenguas que no encaja y no lo hará jamás. Una bella función que no sabe ni quiere pensar del modo en el que la mayoría de la mente colmena humana procesa. Esta gente se aísla, o se hace pieles falsas.

Guardo tantas pieles en armarios ya… Esta gente conoce muchos fines, destinos, caminos distintos. Pero el principal de ellos es el saber que hay algo roto en ellos que nada curará. Y se pasarán la vida intentándolo, porque es obvio que una herida duele, que llama a la sanación. Que no dejamos de ser seres vivos y como el pobre zorro con la pata en el cepo, pasamos el tiempo con la herida en la boca. Pero no hay cura para esta forma de no encajar en estas sociedades, realidades. Conozco muchos de los míos. Sola una como yo; casi.

¿Pero y el hilo conductor de la historia? ¿Y cuándo dan con la salvación, el callado del santo que llega antes que el garrote del cazador? Entonces las partes rotas de dos de ellas encajan tan bien que se sostienen. Por siempre. Si es que ambos entienden estas palabras. Y la gente tiende a ser analfabeta de modos íntimos y profundos.

"Me importa más bien transmitir lo que es la verdadera soledad, lo que es que nazcan mentes incapaces de vivir en una atmósfera sintética y estén destinadas al descarte"

Y antes de que esto suene a una columna adolescente o a una torpe analogía, les diré que no lo es. O tal vez sí. No la he acabado, y la verdad es que no me importa. Me importa más bien transmitir lo que es la verdadera soledad, lo que es que nazcan mentes incapaces de vivir en una atmósfera sintética y estén destinadas al descarte. Como lo estamos todos, cierto, pero este descarte es uno más cruel, largo y doloroso. Porque no todas las piezas rotas encajan, y es raro que lo hagan.

Continuando con símiles, un amigo mío, de los únicos dos que tengo, dijo el otro día que le recuerdo a un Kintsugi. Un fragmento de loza reparado con oro en las grietas. Más valioso. Quizás pensaba que me importa mi propio valor, aunque sabe bien lo mucho que me desprecio. La criatura a veces es así. Me quiere demasiado y siempre tiene buena intención, pero estoy lejos de ser esta moda japonesa de representar la perfección en algo alterado para que luzca diferente.

Soy una causa perdida con sus frecuencias de onda deshilachadas, por siempre rotas, tan fragmentado que me aterroriza dar un paso, no sea que me descomponga en el dolor y me deshaga entre las grietas del suelo. Que no pueda volver a abrir la boca y ser entendido.

Soy un bicho al que le han arrebatado su hij@ tantas veces que hay un nicho en mi pecho que late de ansia y dolor, que sueña, que vive de un luto imposible, que se desgarraría a sí mismo y al mundo si le dejara. Soy un padre al que han robado sus hijos felinos, las luces de sus noches, lo más puro y honesto de su vida. Soy un maniquí que debe continuar fingiendo que es normal, que es capaz de obrar en una sociedad construida para los enteritos, para los acobardados, para los que no saben ni sabrán qué hace que la sangre recorra nuestras venas. Una sociedad que aborrezco.

"De nuevo, hierro viejo, frío negro, suelo estéril. Palabras viejas y ya manoseadas. Un bello plano deshilachado"

Mi piel la marcan los tatuajes, mi mente las heridas, respirar es un suplicio y aunque sueño con escribir, cada vez que lo intento recuerdo las traiciones a palabras que no se han de pronunciar si no son sinceras, recuerdo el madroño, la luna de octubre, el naranjo del convento. Recuerdo a un señor con bastón diciendo que sería un infeliz toda mi puta vida. Y aunque todo esto es historia y está aceptado, el corte sangrante que la cobardía marcó en mis carnes me sofoca los pulmones.

Otra persona compondría esto con más poesía. Stendhal sería más sutil, Antonio más pillo. Ella guardaría el silencio del que no sabe hasta que lo hiciera a su modo. Yo soy bestia de campo de tierra seca, océano negro y helado, cáñamo y óxido.

Y el óxido por todas las muertes que se me han infligido en cuantos son los espacios de vibración de las funciones de onda acabará conmigo tarde o temprano. De nuevo, hierro viejo, frío negro, suelo estéril. Palabras viejas y ya manoseadas. Un bello plano deshilachado.

—————————

El autor de esta pieza lastimera es consciente de las muchas formas en que puede ser interpretada, de los matices, las potenciales parcialidades y demás. Así mismo, invita al lector con semejante perspectiva a hacer dos cosas como forma de ayudarnos a todos a ser mejores personas: 1.- que crezca, 2.- que envíe su opinión en la dirección del ángulo celestial en el cual el sol alcanza su posición por encima del horizonte; encontrará que ya vive ahí, de cualquier modo, de ahí el olor.

4.8/5 (67 Puntuaciones. Valora este artículo, por favor)
Notificar por email
Notificar de
guest

1 Comentario
Antiguos
Recientes Más votados
Feedbacks en línea
Ver todos los comentarios
ricarrob
ricarrob
3 meses hace

Ser complicado de cojones es muy complicado pero pude ser una expresión fisiológica un tanto ambigua o bilingua o también multilingue. Emasculación y ya no hay complicaciones.

Lo verdaderamente complicado es serlo de cerebro, con una disonancia entre hemisferios y una pedominancia del izquierdo. Las féminas, por ejemplo, pero no solamente. Es un castigo. Flaubert lo sentenció claramente.

Para mí está claro que ser complicado no está causado por los cojones, aunque lo diga Stendhal.

Respecto al rosario, sea o no de la aurora, como diría nuestra Zambrano, sea o no del ocaso, no he visto nunca nada más fascista. Mi niñez, plagada de rosarios, fue una tortura. Repetir y repetir hasta la saciedad, una y otra vez, sin desfallecer, hace que los seres complicados se conviertan en puré de neuronas. Qué horror. Como si las divinidades celestiales fueran todas clientas de Gaes. El totalitarismo yo lo defino como la capacidad de diluir las dendritas, los axones y los núcleos a pulpa informe. Nunca se ha inventado una peor herramienta de tortura, sobre todo para un niño.

Sus dos puntos. Respecto al primero, al de crecer, con 70 años estoy en ello. Respecto al segundo, de nuevo la aurora, de nuevo Zambrano, es el momento en el que las dueñas de todo son las sombras, muy alargadas, y el buo real se ha retirado. Y el mal olor quizás ayude a ser mejor persona, no lo sé. El de Asís quizás no se lavaba; los eremitas tampoco; y a Simeón el estilita lo pusieron ahí, por su mal olor… rezando rosarios.

La preocupación de ser entendido es absurda. Los seres complicados de neuronas nunca son entendidos y… ni falta que hace. Como le dijo el de la federal y reservada a aquel periodista: si usted me ha entendido es que no me he explicado bien.

Lo simplemente complejo lo entiende todo el mundo. Lo acomplejadamente complejo, simplemente no lo entiende nadie.