Inicio > Libros > No ficción > Esponsales entre paisaje y cultura

Esponsales entre paisaje y cultura

Esponsales entre paisaje y cultura

La cultura es materia literaria tan legítima como la vida corriente. Alguna vez, al ir de la mano, dan lugar al portentoso Don Quijote de la Mancha. Que uno u otro asunto predomine depende de factores diversos. La literatura social orilla los contenidos artísticos a favor del documento económico e histórico concreto. Al contrario, algunos escritores prefieren llenar sus páginas con referencias al arte y a los creadores. También los hay que parten de los motivos de la tradición clásica y humanística y centran en ello su trabajo. O que identifican en la cultura un elemento esencial de la creatividad. Entre estos últimos ocupa un lugar destacado, por la calidad y el interés de su escritura reflexiva, el mallorquín Vicente Valero, no por casualidad notable poeta.

Breviario provenzal ya sugiere desde el propio título un mundo de resonancias literarias, poéticas y librescas. El mismo término “breviario” apunta a ello al aplicarlo a un lugar, la Provenza, prestigioso como pocos por su asociación con el fundador de la poesía renacentista, Petrarca, que vivió largos años allí, donde alumbró una de las fuentes de la poesía moderna, el Canzionere, y que fue el lugar, se cree, donde conoció a su musa, Laura. El mismo término tiene, además, resonancia de canto sacro, de oración íntima y fervorosa.

"En Vicente Valero el viaje, aunque lo sea, se subordina a los valores estéticos"

De esa referencia intrínseca de prestigio y del sugerido devocionario participa, en efecto, Breviario provenzal, cuyo muy intencionado título apunta también a un rasgo formal: un escrito sucinto que compendia en medida bastante breve las reflexiones, impresiones y emociones suscitadas por ese prestigiosísimo territorio del sureste francés que alberga resonancias arcádicas. Este conjunto de sugerencias no obstaculiza otra más: el título insinúa que se trata del relato de una experiencia personal y podemos intuir que hace balance de un viaje. Y, en efecto, en sentido genérico riguroso el librito es un libro de viajes. Su línea externa —recurso por no decir pretexto para objetivos de mucho calado— presenta el recorrido que Vicente Valero realiza en innominada compañía, el cual principia en Vaison-la-Romaine y prosigue en Aviñón, Fontaine-de-Vaucluse, Aix-en-Provence y Arlés.

El viaje, permítaseme la redundancia, es un viaje; o sea, tiene los mínimos elementos para que pueda definirse como tal: habla de un hotel, visita un mercado, constata solitarios pueblos empobrecidos, hace descripciones naturalistas… Claro que la literatura de viajes es un mundo entero y en ella entran tanto recorridos que solo observan la realidad material como otros que injertan la cultura en la geografía (es una clave de la prosa de andar y ver de Cela, pionera de esta clase de escritura en nuestra posguerra a partir de Viaje a la Alcarria). En Vicente Valero el viaje, aunque lo sea, se subordina a los valores estéticos, y por ello esos jalones geográficos sirven para traer a primer plano personalidades de la literatura y el arte vinculadas con ellos. Una lista de verdad asombrosa, algunos de cuyos nombres reposan en dicho escenario: Petrarca, de antaño y, de los orígenes de la modernidad, Mallarmé, Cézanne, Van Gogh, Albert Camus, René Char y Picasso.

La circunstancia biográfica permite hilvanarlos, pero de ninguna manera se trata de una Wikipedia de enamorados ilustres de la Provenza. Basta con echar un vistazo superficial a la nómina para deducir un rasgo caracterizador en ellos. De alguna manera, coinciden en generar, gracias a su actividad provenzal, una renovación en sus respetivas artes, la fundación de la lírica renacentista (Petrarca), el nacimiento del arte puro (recordemos el “L’art c’est l’azur” de Mallarmé) o la búsqueda de tierra ignota en la pintura (los últimos años de Picasso, ya nonagenario, ocupado en pintar “con la violencia abrasadora del deseo” rostros grotescos que parecen decirnos que “no somos más que los ridículos personajes de una obra” teatral, explica Valero).

"Breviario provenzal supone un último y máximo escalón en el proceso de independencia. La naturaleza, según la concibe Valero, es estímulo de la creación"

A este hilo conductor del viaje se añade otro: la estrechísima relación de naturaleza y cultura. Lo subraya el autor desde el comienzo. Habla del fenómeno que supone la conjunción de cultura y paisaje en un todo armonioso. Se fija en cómo la contemplación de la naturaleza “parece estar vinculada a la memoria y la nostalgia”. Da un paso más allá y, a cuento de Petrarca, señala los fundamentos modernos de la contemplación paisajística: “placer, inspiración y conocimiento de sí mismo”. Insiste, en fin, en asociar necesidad de naturaleza, deseo de placer e inspiración, querencia de autoconocimiento y de memoria. El viaje físico, por tanto, se convierte en un viaje interior, el que afectó a los personajes retratados y, creo, el que impregna la situación en el mundo del propio Vicente Valero. Esta exaltación de paisaje y cultura constituye su personal modo de vivir, sentir y escribir.

La naturaleza ha estado de siempre en nuestras letras. Algún inspirado apunte dejan ya las jarchas. Pero durante largo tiempo tuvo un papel funcional, u ornamental. Lo detalló el profesor Emilio Orozco en su clásico estudio Paisaje y sentimiento de la naturaleza en la poesía española. Hay paisaje en el Cid, pero, por mucho entusiasmo que le echara Menéndez Pidal, apenas sobrepasa el papel de un marco. Berceo lo manipula con un alegorismo propagandístico. Recordemos sus versos, por otra parte espléndidos: “Yendo en romería acaecí en un prado / verde, y bien sencido, de flores bien poblado, / lugar apetecible para el hombre cansado. / Daban olor soberbio las flores bien olientes / refrescaban al par las caras y las mentes”. Hubo de llegar Garcilaso para que la naturaleza fuera sentida por sí misma, para que, diríamos con jerga de nuestros días, tuviera estatuto autónomo.

Breviario provenzal supone un último y máximo escalón en el proceso de independencia. La naturaleza, según la concibe y explica Vicente Valero, es estímulo y casi fundamento de la creación. ¿Y qué pasa con el escritor que no sienta ese impulso? Estaría bien que nuestro autor reservara para una próxima ocasión explicarlo. Leeríamos la respuesta a este reto con tanto interés y gusto como leemos la presente celebración de los esponsales entre naturaleza y cultura.

—————————————

Autor: Vicente Valero. Título: Breviario provenzal. Editorial: Periférica. Venta: Todos tus librosAmazonFnac y Casa del Libro.

5/5 (9 Puntuaciones. Valora este artículo, por favor)
Notificar por email
Notificar de
guest

1 Comentario
Antiguos
Recientes Más votados
Feedbacks en línea
Ver todos los comentarios
ricarrob
ricarrob
2 años hace

Excelente libro. No solamente ponerse de viaje por un paisaje espléndido sino acompañarte de personajes de la cultura, reviviendo sus cuitas. Lo calificaría de romántico y sensiblemente melancólico. También terapéutico contra la ansiedad generada por esta sociedad.