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Eugenio Salomón Rugarcía: de Alekhine a Kasparov o cómo jugar a la ciega en el tablero de la vida (V)

Eugenio Salomón Rugarcía: de Alekhine a Kasparov o cómo jugar a la ciega en el tablero de la vida (V)

Todo se hunde en la niebla del olvido

Pero cuando la niebla se despeja

El olvido está lleno de memoria

Mario Benedetti

Un gijonés en La Habana. Ajedrez selecto

El Magallanes está presto a zarpar de regreso hacia España en busca de un nuevo cargamento de inmigrantes con destino a Cuba. Eugenio Salomón todavía le echa una última mirada, fondeado majestuoso en el muelle de pasajeros del puerto de La Habana. La calurosa tarde  de su llegada le permite caminar sin prisas, acompañado por su padre, y su hermano Roberto, por el dédalo de calles y callejuelas de La Habana Vieja en dirección al domicilio familiar.

“Era el comienzo, dice Eugenio setenta años después, de una nueva historia. La de uno de los doscientos inmigrantes que llegamos a La Habana en este Noviembre de 1947 para una reunión familiar, al tiempo que soñaba «hermosas venturas de ajedrez». Visto en el contexto de hoy, soy un granito de arena en la hermosa saga de emigrantes que mueren cada día  orgullosos de la familia que pudieron crear.

El Magallanes, fondeado en el Puerto de La Habana dispuesto a zarpar para Cádiz en busca de un nuevo cargamento de emigrantes españoles.

“Cuando  los amigos me preguntan acerca de mis hijos (tres nacidos en New York y uno en New Jersey), yo siempre les digo que son «perfect New Yorkers». El abuelo paterno nació en Metz (¡siendo alemán!);  la abuela materna nació en Cárdenas-Cuba (siendo española!) el abuelo y la abuela por parte de padre nacieron en Rutigliano-Bari-Italia; el padre nació en España y la madre nació en Brooklyn. ¡Menuda  mezcla de «arroz con mango». ¡Típicos Neoyorquinos!

“Debido a que pertenezco  a una familia de emigrantes que se remonta a tres generaciones, continúa diciendo el nostálgico gijonés, me siento orgulloso de  mi historia: trece años en Cuba y 57 en los Estados Unidos. Es triste ver que bajo el manto de un movimiento «anti-globalista» o «nacionalista», algunos elementos radicales quieran cambiar nuestra tradición y nuestra hermosa historia.

“Mi padre emigró de Metz a Gijón, semanas antes de comenzar la Primera Guerra mundial (cuando Metz era Alemania) y siguió emigrando de España a Francia, a Cuba y a U.S.A, tras la Guerra Civil y a España otra vez y a Cuba de nuevo y finalmente a Madrid donde reposa en un cementerio tan madrileño como su espíritu.

“De alguna manera esta es también la historia de mi tío Max (hermano de mi padre) quien tras una penosa estancia en un Hospital Ruso allá por 1917 como prisionero de guerra con las tropas alemanas en el frente soviético. Mi padre trató de liberarlo por mediación de amigos influyentes y años después le ayudó a venir a España donde (al igual que él) se casó, creó una familia y tuvo que emigrar a la República Dominicana, via Francia, y posteriormente a México tras la Guerra Civil.

"Con los nazis pisándole los talones llegó hasta la frontera de España donde le negaron la entrada pues estaba indocumentado."

“Mi salida de España a Cuba y luego a los Estados Unidos no fue por razones económicas sino políticas. Mi padre, republicano, liberal y para colmo íntimo amigo del General Miaja se fue de Madrid a París en el año 1938, en parte porque era Republicano y liberal y en parte porque su negocio en Madrid había sido destruido y su primo, dueño de un negocio en Francia le ofreció un puesto de trabajo. La guerra mundial le atrapó en París y sufrió prisión con los franceses acusado de ser espía alemán. Cuando los nazis invadieron París, todos los presos políticos – mi padre entre ellos- fueron «liberados». Sobrevivió vendiendo plumas estilográficas por las calles de París hasta que tuvo la mala suerte de vendérselas a unos agentes de la Gestapo lo que hizo que acabase en un campo de concentración en Francia por ser judío. Por milagro o casualidades de la vida se pudo escapar y acabo de «voluntario» con el ejército inglés hasta Dunquerque. Con los nazis pisándole los talones llegó hasta la frontera de España donde le negaron la entrada pues estaba «indocumentado». Hitler le había quitado la nacionalidad alemana que tan celosamente conservaba desde 1895. En vista de ello y con sus experiencias de joven por los Picos de Europa, no le fue difícil cruzar los Pirineos y entrar en España ilegalmente, lo cual le costó acabar en el campo de concentración de Aranda de Duero, para indocumentados.

“La única forma que la familia «de derechas» de mi madre pudo liberarlo fue mediante una «emigración forzosa» lejos de España. Pero, ¿dónde ir? Como mi madre tenía primos lejanos en Cuba mi padre y mi hermano Roberto decidieron partir para La Habana en 1943 en el Marqués de Comillas  sorteando los submarinos que de continuo torpedeaban barcos en el Atlántico.

“Cuatro años después, pudieron invitar a mi hermana Ana María para que se reuniera con ellos y a principios de 1947 cruzó el Atlántico en el mismo Marqués de Comillas. Unos meses después sentencia Eugenio en ese glorioso Noviembre de 1947 llegué yo en el Magallanes. Con cuatro miembros de la familia todos trabajando, la unión familiar que se había roto durante nuestro veraneo en Gijón,  mientras mis padres estaban aún en Madrid, aquel 18 de Julio de 1936 podía al fin restablecerse 12 años más tarde, en 1948.

“Mi partida de Cuba  hacia EE.UU, 13 años después fue sencillamente porque no me gustaba lo que veía venir y quería respirar aires menos opresivos. A mediados de 1960 mi mente de ajedrecista acostumbrado a analizar posiciones sobre el tablero y tras haber vivido la guerra civil española,  vio claro que la situación política en Cuba se estaba radicalizando a pasos agigantados.

Foto tomadada por la hermana de Eugenio, Ana María, durante las Navidades  de 1947 en  el Balneario de San Jose del Lago en Mayajigua, Las Villas Cuba : Su padre y sus dos hermanos.

“Un buen amigo muy «revolucionario»  me ofreció un puesto fabuloso, al frente de toda la Industria Azucarera de la Provincia de Camagüey. Era tentador. También veía claramente (y se lo comenté  a amigos) que el ajedrez iba a tener un gran futuro en Cuba.  Tanto Fidel como el Che lo jugaban y seguro que los rusos los iban a ayudar. Era muy atractivo pero no, yo ya había pasado una guerra civil y la sombra de otra tenía mucho más peso que un brillante puesto de trabajo con un buen ambiente de ajedrez.

Ajedrez agridulce en Cuba, o cuando los sueños se convierten en pesadilla

“Tan solo llevaba seis semanas en La Habana cuando recibí una invitación  para participar en el «Adler Memorial» con los mejores jugadores de la isla.

“Tras cuatro rondas me sitúo a la cabeza con 3 y medio puntos de cuatro y habiendo derrotado a dos de los  mejores (Florido y Palacios).  Con gran satisfacción me di cuenta de que también en Cuba–como en España, ¡podía jugar mano a mano con los mejores!

“Mi felicidad duro tan solo 24 horas. A la mañana siguiente me enteré de que, como tutor privado de la familia española de Julián Zulueta con la que trabajaba, tenía que salir de La Habana de inmediato para acompañarles durante 2-3 semanas. La educación de los niños no podía ser interrumpida, bajo ningún concepto.

“Fue frustrante. Pero aún fue peor al regresar a La Habana unos 20 días después y ver los informes publicados del torneo, sólo para descubrir que había terminado en el fondo de la clasificación con una puntuación de 3,5, y ni siquiera había un asterisco que indicara «se retiró».

"Yo estaba más que decepcionado. Estaba lívido. Había derrotado a esos dos jugadores y estaba seguro de que podría hacerlo de nuevo."

“En 1952 empece a disponer de mas tiempo libre. Con la idea de completar mis estudios, había dejado mí trabajo a tiempo completo como maestro de primer grado y había sustituido esa función  con clases particulares a alumnos de primaria, lo que me proporcionó mayor flexibilidad para distribuir mi tiempo.

“En enero de ese mismo año, la Federación Cubana de Ajedrez organizó un torneo nacional para seleccionar al equipo cubano de cara a la Olimpiada de Ajedrez de Helsinki, que se celebraría unos meses más tarde. Finalicé sexto entre 14 participantes. Estaba contento por el resultado, pues para mí fue la confirmación de lo que pensé en 1948: todavía podía jugar de  igual a igual contra los mejores jugadores de Cuba, como lo había hecho antes en España.

“El sexto lugar logrado en el torneo me dio un puesto en el tándem cubano como suplente, pero el encargado de seleccionar al equipo nacional, Alberto García, se me acercó para explorar la idea de que los tres jugadores que terminaron en sexto, séptimo y octavo lugar jugaran un minitorneo para determinar quién debería ser el suplente. Para que sea justo, dijo, debéis comenzar con tantos puntos como obtuvisteis en el torneo.

“Supongo que vio en mí a un recién llegado “gallego” sin credenciales reales en el ajedrez cubano, mientras que Rogelio Ortega y Gilberto García (que terminaron   séptimo y octavo, respectivamente) eran maestros cubanos contrastados  con un sólido historial de buenos resultados a sus espaldas.

Yo estaba más que decepcionado. Estaba lívido. Había derrotado a esos dos jugadores y estaba seguro de que podría hacerlo de nuevo. Pero, ¿por qué tendría que hacerlo? ¡Alguien estaba intentando quitarme lo que era mío por derecho propio!

“Una idea del pasado cobró forma para ayudarme a aclarar esta enrevesada situación: mi vida estaba a pleno rendimiento; trabajando, tratando de completar mis estudios de Ingeniería y comenzando a buscar formas de encontrar un puesto en la industria que me asegurase un porvenir después de la graduación que tendría lugar en unos meses. Fue entonces cuando volví a pensar en el consejo de Alekhine. Él estaba en lo cierto. Hay más cosas en la vida que el ajedrez. Elegí no participar en la Olimpiada, con o sin minitorneo.

“Esta decisión se terminó convirtiendo en una retirada de 16 años del ajedrez competitivo. Mientras escribo estos  antiguos sucesos (especialmente desagradables, que mi mente ha estado intentando bloquear) aparecen en primer plano con un enfoque claro. Al revisar mentalmente (o revivir) mi experiencia en el ajedrez cubano, no puedo dejar de preguntarme:

¿Podría ser que los resultados de mi único torneo serio en Cuba (1948),

en el que finalicé «último» con 3.5 puntos, fuesen la raíz de la reticencia

de la Federación a aceptarme como una alternativa legítima? ¿Quién sabe?

“En marzo de 1952, hubo un gran torneo internacional en La Habana, con 21 participantes. Najdorf y Reshevsky empataron en el primer lugar, con Gligoric tercero. Mi amigo Román Torán (con quien tantas batallas en el tablero había librado cuando éramos adolescentes) estaba jugando un torneo internacional en Mar del Plata, Argentina, y quería participar en el torneo de La Habana, si era invitado. Pude ayudarle. ¡Su paso por La Habana renovó nuestra amistad que duró de por vida!.

Ese mismo torneo también contó con la presencia de Arturito Pomar, con quien había interactuado en Madrid. Quería explorar La Habana por su cuenta, así que le presté mi viejo coche. “Había conocido a Arturito en Gijon 1944 cuando yo tenía 15 y él tendría 13. Tengo una foto con el jugando fútbol yo con mis «bombachos» (típicos de la época) y el con sus pantalones cortos. Nunca fuimos amigos, pero siempre tuvimos una relación muy cordial. “Dos años después en 1946 nos tocó jugar en el mismo grupo en las Semifinales del Campeonato de Castilla. Hicimos tablas y nos clasificamos tres del grupo, Bove con 5 y medio puntos de seis (tablas conmigo), yo con 5 puntos (tablas con Bove y Pomar) y Pomar con 4 y medio (perdió con Bove y tablas conmigo). Después jugamos en la Final (que el ganó) y por último jugamos en el Internacional de Gijón donde quedamos empatados 7-8 pero el ganó la partida. “Pomar fue el único jugador de primera línea de fines de los cuarenta en España con quien tengo resultado negativo y a quien nunca pude ganar. Mientras que con otros maestros de renombre como Medina, Torán, Ganzo, F.J Pérez, J.M Fuentes y Antonio Rico , tengo un total de 14 ganadas 5 perdidas y 4 tablas y con todos ellos tengo un resultado positivo o neutro (Fuentes y Rico).

“Recuerdo de su estancia en La Habana que Arturito me había pedido si le podía prestar mi auto. Lo hice con gusto (de joven uno no sabe lo que hace) pero antes de ello le lleve de paseo por toda La Habana no sólo como turismo sino para que pudiera conducir sin perderse. Una de las paradas fue en el Colegio de Belén, de los Padres Jesuitas ya que el Rector me había expresado interés en conocerle.

Eugenio Salomón con su flamante «carro» con el que Pomar se paseó orgullosamente por La Habana

“De mis tres partidas con Pomar (dos perdidas y una tablas), hay una en concreto que como tu descubriste, fue comentada por Alekhine  ya que era un final muy interesante. Tu descubrimiento es curioso pues recuerdo vagamente que allá por el 46,  alguien me había comentado que Alekhine estaba ayudando a Pomar a analizar nuestro aplazado final. Nunca había ni pensado en ello hasta que tu descubriste lo que Alekhine decia y me pregunto: ¿Será que perdí dos veces con Pomar o dos veces con Alekhine?

La impasividad de Pomar.

Hay una anécdota de Pomar ocurrida durante la celebración de este torneo de La Habana que refleja como pocas el carácter tranquilo y un tanto indolente del GM español a raíz del golpe de estado que el general Batista perpetró contra el entonces presidente Dr. Carlos Prío Socarrás que casualmente había inaugurado el torneo Internacional de La Habana de 1952 Los dos jugadores españoles compartían el mismo hotel de La Habana durante el evento. Torán que como todas las mañanas escuchaba la radio durante el desayuno, oyó la noticia del golpe de estado y corrió a decírselo a su compañero a sus aposentos. Pomar que se estaba afeitando le responde: “Ya lo había oído, pero esta tarde tengo un partida difícil” y continuó afeitándose. Torán, un tanto desconcertado ante la tranquilidad del ex niño prodigio se encogió de hombros  y regresó cabizbajo a su habitación. El torneo concluyó sin incidente alguno y ambos maestros  pudieron desarrollar su mejor ajedrez.

TORNEO MAGISTRAL DE LA HABANA 1952

 

«Unas cuantas semanas después de que Torán y Pomar regresaran a España, en una de mis visitas al Club Capablanca tuve el gusto de conocer y jugar partidas amistosas con otro fuerte jugador español, Rafael Saborido, quien acababa de llegar de Cataluña a La Habana. Varios meses después fuimos compañeros de equipo en el «match» contra la selección de El Salvador y Guatemala. Creo que como secuencia a este viaje a El Salvador, Rafael Saborido se mudó de La Habana a San Salvador donde tuvo una distinguida carrera como entrenador del equipo nacional».

"Varios fueron los maestros de renombre a los que Eugenio tuvo la oportunidad de enfrentarse durante su estancia en Cuba."

“En noviembre, el Club Capablanca de La Habana fue invitado por el hombre fuerte de la República de El Salvador, el Coronel Bolaños, a enfrentarse a una selección de jugadores de Guatemala y El Salvador. Enviaron un avión de la Fuerza aérea salvadoreña para recogernos a La Habana. El equipo estuvo integrado por ocho jugadores: Eldis Cobo como tablero 1, Miguel Alemán como tablero 2, Rafael Saborido  como tablero 3, y yo como 4. El seleccionador fue el mismo Alberto García que meses antes había motivado mi decisión de retirarme del equipo. Fue una experiencia agradable y (en cierto modo) mi despedida del ajedrez.

Equipo cubano en la Olimpíada de Buenos Aires 1939F. Planas, M.Alemán,  María Teresa Mora, (Salomón entabló con los tres en el torneo de clasificación de 1952 ), J. R. Capablanca, R. Blanco y A. López.

Pomar, el P. Ceferino Ruíz-jesuita-y Eugenio Salomón en el colegio de Belén de La Habana durante el Torneo Internacional de La Habana- 1952.

“Lo más interesante que puedo decir es que en claro paralelismo al torneo de  Gijon 1947, en La Habana 1952 jugué también contra  luminarias de la época como Rogelio Ortega, María Teresa Mora que había sido alumna de Capablanca, Eldis Cobo, Gilberto Garcia, Miguel Alemán y Planas con dos ganadas y cuatro tablas. Aunque  sexto, quede por delante de Rogelio Ortega y de Gilberto Garcia. Lo mismo que en Gijón 1947 que aunque finalicé séptimo, empaté  en la clasificación con Arturito Pomar y delante de Rico.

Equipo de Cuba que se enfrentó a El Salvador. Eldis Cobo, de pie, primero de la izquierda Gelabert, el 5º, Miguel Alemán, el 6º Sr.Bravo, Agachados, de izquierda a derecha: Alberto Garcia, número 3 y yo, número 4 y Rafael Baquedano el 6º.

“Por último, unas semanas después jugué  con el equipo del Cubanaleco y quedamos campeones de La Habana en 1952 recordando con cariño cuando 6 años atrás había sido Campeon de Castilla con aquel fuerte equipo del Club de Maudes con mis compañeros y amigos de juventud : Juan Manuel Fuentes, Victor García Queimadelos y F.J Perez.

El equipo del Cubanaleco estuvo formado por el Dr. Juan Gonzalez, 1º tablero, Dr. Broderman; 2º tablero, 3º Eugenio Salomón, 4º Rafael Baquedano y 5º Canovaca.

“Este fue el final de mi ajedrez en Cuba. Pasarían 16 años hasta que volví a jugar, esta vez  el New Jersey Open  y para mi gran sorpresa vi que lo mismo que en España y en Cuba podía aun competir de igual a igual con los mejores jugadores de New Jersey, acabando con un “rating” de Maestro de la U.S Chess Federation tras no estudiar ni jugar ajedrez durante 16 años!

Recordando a un gran maestro

Varios fueron los maestros de renombre a los que Eugenio tuvo la oportunidad de enfrentarse durante su estancia en Cuba. De los mencionados más arriba cabría destacar la figura del M.I. Eldis Cobo con el que Salomón obtuvo un meritorio empate en una partida llena de sutilezas y altibajos.

Cobo era un año más pequeño que Salomón ya que había nacido en Santiago de Cuba, el 2 de septiembre de 1929, pero falleció en La Habana en 1991 a los 62 años. Ingeniero de profesión, trabajó en el Ministerio de Comunicaciones de Cuba hasta su muerte. Fue un destacado maestro que representó a Cuba con buenos resultados,  en Olimpiadas Mundiales, Campeonatos Panamericanos  y otros torneo internacionales.

En 1952, en ocasión de celebrarse el Cincuentenario de la República, se organizó en La Habana un fortísimo Torneo Internacional con la participación de 23 jugadores entre ellos, varios Grandes Maestros y Maestros Internacionales del nivel de M. Najdorf, S, Reshevsky, S. Gligoric, E. Eliskases, L. Evans, A. Pomar, N. Rossolimo, L. Prins, R. Torán, etc. Cobo obtuvo 11.5 puntos ( +6 -5 y 11 tablas)  logrando la segunda mejor actuación cubana, detrás de. Juan González de Vega, cinco veces Campeón de Cuba.

"Cobo integra junto a Eleazar Jiménez y Juan González de Vega, el trío de jugadores cubanos de mayor nivel a finales de la década del 50."

En 1958 juega el Campeonato Abierto de los Estados Unidos, celebrado en Rochester, New York, con 139 jugadores y sorprendentemente termina en primer lugar, logrando un premio de $1,000 dólares y el Título de Maestro de la Federación Norteamericana de Ajedrez. Cobo venció a Robert Byrne y Larry Evans, y Artuhur Bisguier entre otros fuertes Maestros. Jugador táctico con gran concepto posicional y excelente finalista, Cobo integra junto a  Eleazar Jiménez y Juan González de  Vega, el trío de jugadores cubanos de mayor nivel a finales de la década del 50.

Cobo participó en  las Olimpiadas Mundiales celebradas entre 1960 y 1972, con excelentes resultados así como en los Campeonatos Panamericanos de 1963 —2do lugar— 1966 y 1968.

Eldis Cobo en la Olimpiada de La Habana 1966

Mirando hacia atrás con nostalgia

“Y ya para concluir mi estancia de 13 años en la hermosa “Perla del Caribe”, señala Eugenio, me gustaría dejar unas pinceladas de esos años en los que el ajedrez pasó, por motivos de estudios, a segundo plano (me estaba licenciando de Ingeniero Agrónomo), y también debido a otros trabajos que desarrollé en La Habana como docente y como ingeniero.

“En 1952 mi padre visita la Feria de Muestras de Toronto y se encuentra con Albert Mevi quien habia sido su aprendiz en el AEG de Madrid  en los años 30 y se había  convertido en un  empresario de éxito en U.S. Mevi le ofrece un gran puesto como su Gerente en Madrid para abrir el mercado de España a sus productos industriales y tras unos meses de entrenamiento en New York mis padres regresan a España. Mi hermano Roberto y yo decidimos quedarnos en Cuba pues los dos estábamos al acabar la carrera en 1953.

"Desde el punto de vista ajedrecístico, 1952 fue en realidad mi único año de ajedrez serio en Cuba antes de retirarme del ajedrez durante 16 años."

“Desde el punto de vista ajedrecístico, 1952 fue en realidad mi único año de ajedrez serio en Cuba antes de retirarme del ajedrez durante 16 años.»

“Por fin en 1953 me gradúo de dos carreras a la vez: una de cinco años (Ingeniero Agrónomo) y otra de tres años (Perito Químico Azucarero). Mi primer trabajo profesional fue en el Central Fe, en Camajuani, Provincia de Las Villas como Jefe Quimico y además a cargo de as fincas de Caña de los dueños del Ingenio, la «Colonia San Benigno».

“Durante el período 1953-1956 mi fascinante posición técnica en el Ingenio durante los 4 meses de «Zafra» unido a mi libertad de acción para la investigación agrícola iniciando una pequeña estación experimental para investigar la influencia del abono en los rendimientos de la caña y ciertas prácticas de cultivo llenaron mi espíritu con la misma pasión que el ajedrez lo había hecho en mis años jóvenes.

“En este periodo de casi 4 años todos los fines de semana conducía mi auto (un Plymouth del 47)  durante unas 4 horas y media a La Habana. Aunque guardo hermosos recuerdos del noble «guajiro» cubano con  quien tanto compartí yo soy un hombre de ciudad,  (Madrid y La Habana eran mis paraísos). No me atraía la idea de acabar casado con una «guajirita»…y decidí empezar una nueva vida en La Habana. Junto con un íntimo amigo y compañero de carrera (Manolito Hernández Fumero) decidimos comprar una finquita de 52 acres cerca de La Habana y comenzamos a producir «repollo rojo» y comencé a la vez a buscar trabajo en La Habana. El dios de la suerte vino a mi ayuda y  un amigo que estaba impresionado de que yo le hubiera podido ganar una partida «a la ciega» (él era bastante buen jugador, pero yo jugaba mejor a la ciega que viendo,) me puso en  contacto con Don Manuel Aspuru dueño de tres Ingenios alrededor de La Habana y conseguí un puesto maravilloso desde el punto de vista profesional: Jefe de Fabricación y responsable de los Talleres de Maquinaria Agrícola.

“Este puesto resultó en ser mi «salvación» para mi exilio voluntario a Estados Unidos, una historia increíble, pero cierta. Como responsable de la producción en este Ingenio («Central Providencia» en Güines, Provincia de La Habana) tenía a mi cargo la elaboración de dos productos del azúcar muy especiales: «Azucar Turbinado y «CJM» (Cane Juice Molasses). Estas mieles de caña comestibles  tenían un gran mercado en los Estados Unidos y Canadá  y eran para uso exclusivo de la  “American Molasses Company”.

Por «casualidades de la vida» me convertí en «la autoridad mundial» en este producto tan poco conocido y del que hay poquísimos expertos. Esto me sirvió no solo para poder entrar en Estados Unidos con un permiso especial (no habiendo nacido en Cuba sino en España, era muy difícil inmigrar) sino también para encontrar una buena posición en la Industria y una carrera fuera de serie más por casualidad que por méritos.

“En 1958, soltero, con una gran posición y acabado de ganar por oposición una plaza como Profesor Agregado en la Escuela de Ingenieros, sabiendo que mis padres ya no estaban contentos en Madrid, los invite a venir a vivir nuevamente a La Habana donde tan buenos momentos habían tenido en el período 1948-1952 y  les alquilé un chalet amueblado en el «Reparto Sevillano» donde yo me pasaba con ellos los fines de semana y algún otro dia  ya que tenía casa de la empresa en el Ingenio, en Güines.

"A veces, incluso los jugadores más fuertes pueden desarrollar un caso de visión de túnel."

“El primero Enero de 1959 veo por televisión al mismo Fidel que conocí en  mi primera noche en La Habana.El entusiasmo popular fue enorme pues se había acabado la dictadura de Batista y había grandes esperanzas.

“En 1960 las cosas comenzaron a cambiar rápidamente y en el 24 aniversario de la Guerra Civil de España, Fidel expulsó al Rector de la Universidad de La Habana diciendo por televisión que lo importante no era que buen profesor fuera uno sino cuán buen revolucionario. A la mañana siguiente, renuncié a mi plaza de Profesor y discutí con mi padre que nos teníamos que ir: Como yo lo veía  venir Cuba no sería ni un lugar donde ellos pudieran gozar de un merecido retiro ni un lugar donde yo iba a poder tener libertad y éxito en mi profesión. En octubre de 1960 puse de nuevo a mis padres en el Marqués de Comillas rumbo a España y en los primeros días de noviembre salí para U.S., con lo que daba por concluido otro largo período de mi existencia y con 32 años me dispuse a comenzar una nueva vida en el “país de las oportunidades”.

El coronel Bolaños observa mi partida contra el salvadoreño Jaime Soley.
Salomon, Eugene – Palacios, Carlos. La Habana, 26.01.1948.

Esta partida me trae buenos recuerdos. Pocas semanas después de mi llegada a La Habana, ya acudía a jugar al famoso Club de ajedrez Capablanca, lugar donde disputé esta partida ante uno de los jugadores más fuertes del club… sin duda (pensé), seré capaz de jugar de tú a tú contra los mejores jugadores de Cuba.

1.d4 Cf6 2.e3 e6 3.Ad3 b6 4.Cd2 Ab7 5.Cgf3 Ae7 6.0–0 0–0 7.b3 d6 8.c4 c5 9.Ab2 Cbd7 10.Dc2 Tc8 11.e4 cxd4 12.Cxd4 Cc5 13.f4 Cxd3 14.Dxd3 a6 15.f5 Dd7 16.Tae1 Cg4 17.Dh3 17…exf5 18.Cxf5 h5 19.Axg7 Af6 20.Dxh5

17…exf5 es un error que precipita la derrota de las negras. A veces, incluso los jugadores más fuertes pueden desarrollar un caso de «visión de túnel». Probablemente las negras pensaron que las blancas tenían que continuar con 18.exf5, sin darse cuenta de la fuerza combinativa de 18.Cxf5! (basada en la dama desprotegida en d7). 1–0

Planilla con lo comentarios de Salomón a su partida con Carlos Palacios. García, Gilberto – Salomon, Eugene. Torneo clasificatorio para la Olimpiada, La Habana, 1952

 Gilberto García era uno de los jugadores más fuertes de Cuba en aquellos  tiempos. 1.d4 d5 2.Cf3 Cf6 3.c4 c6 4.Cc3 dxc4 5.a4 Af5 6.Ce5 e6 7.Cxc4 c5 8.e3 cxd4 9.exd4 Cc6 10.Ae3 Ab4 11.Ae2 0–0 12.0–0 Tc8 13.Tc1 Cd5= 14.Ca2 Ae7 15.Db3 Ccb4 16.Cxb4 Axb4 17.Af3 a5 18.Tfd1 Df6 19.Ce5 Cxe3 20.fxe3 De7 21.e4 Ag6 22.Cd3 Txc1 23.Txc1 Dg5 24.Dd1 De3+-/+ 25.Cf2 Td8 26.Tc4 Ae1 27.De2 Dxe2 28.Axe2 Axf2+ 29.Rxf2 Axe4

Las negras han ganado un peón, pero la partida no está ni mucho menos  decidida 30.g3 Rf8 31.Re3 Ac6 32.Ad3 Re7 33.b4 (las blancas deberían haber jugado buscando un final de torres con 33.Ae4) 33…axb4 34.Txb4 Td6 35.h4 h6 36.g4 Rd8 37.Ac2 Rc8 38.Tb1 Rc7 39.Ab3 Ad5 40.Ac2 Tc6 1.Ad3 Tc3 42.Rd2 Tb3 43.Tf1 f6 44.Tc1+ Rd8 45.Ta1 Tb2+ 46.Rc3 Tg2 47.Ac4

El cambio de alfiles podría haber salvado a las blancas unas jugadas atrás. Ahora sólo precipita su derrota. 47…Axc4 48.Rxc4 Txg4 49.Rc5 Txh4 50.a5 Rc7 51.Tg1 g5 52.Te1 Th2 Una bonita variante es: 52…Th5!? 53.Txe6 g4+ 54.d5 g3 55.Te7+ Rd8 56.Te1 g2 57.Tg1 Tg5 58.Rb6 Tg7. 53.Txe6 Tc2+ 54.Rd5 Ta2 55.Te7+ 55.Txf6!? Txa5+ 56.Re4 h5 57.Tf7+ hubiese planteado más resistencia.

55…Rd8 56.Txb7 Txa5+ 57.Rd6 Ta6+ 58.Rc5 f5 59.d5 f4 60.d6 f3 61.Tb8+ Rd7 62.Tb7+ Rc8 63.Tf7 g4 64.Rd5 Ta2 65.Re5 f2 66.Re6 Te2+ 0–1 

Salomon, Eugene – Bringuier 

Torneo clasificatorio para la Olimpiada, La Habana, 1952 

1.d4 Cf6 2.e3 g6 3.Ad3 b6 4.Ce2 Ag7 5.Cd2 Ab7 6.0–0 0–0 7.c4 c5 8.d5 Ca6 9.a3 Cc7 10.e4 d6 11.f4 Dd7 12.Tb1 e6 13.b3 exd5 14.exd5 b5 15.Cf3 Tab8 16.Dc2 bxc4 17.bxc4 Aa6 18.Ad2 Txb1 19.Txb1 Ca8?! (19…Ccxd5 20.cxd5 c4 21.Axc4 Tc8 22.Tb4 Dc7 23.Ad3 Dxc2 24.Axc2 Txc2 25.Ced4 Tc8=/+) 20.f5 Cb6 21.Af4 Te8 22.Cg3 Af8 23.Ag5 Cg4 24.h3 (24.fxg6 hxg6 25.Axg6 fxg6 26.Dxg6+ Rh8 27.Cf5+-) 24…Ce5? (24…Ce3!?=) 25.Cxe5 Txe5 26.Af6 Te3 27.fxg6 fxg6

 

 28.Axg6! Txg3? (28…hxg6 29.Dxg6+ Ag7 30.Cf5 ( 30.Axg7 Txg3 31.Dxg3 Dxg7 32.Dxd6 también es ganadora, pero no tanto como 30.Cf5) 30…Axc4 31.Axg7 Dxf5 32.Dxf5 Rxg7 33.Dg5++-) 29.Af5! Si la dama se mueve, con 30.Ae6+ se gana igualmente. 1–0

Ortega, Rogelio – Salomon, Eugene. Torneo clasificatorio para la Olimpiada, La Habana, 1952

A finales de los años 40, Rogelio Ortega era uno de los jugadores punteros en Cuba. ¡Fue una partida muy emocionante para mí! 1.d4 Cf6 2.c4 g6 3.Cf3 Ag7 4.g3 d6 5.Cc3 Cbd7 6.Ag2 0–0 7.0–0 e5 8.dxe5 dxe5 9.Ae3 c6 10.Dc1 Cg4 11.Ag5 Dc7 12.Td1 Db6

Parece que se pierde un tiempo, pero es el comienzo de una bella combinación.

13.Ce4 Cc5 14.Cd6? 

 ¡Cayendo en la trampa!

14…Cxf2! 15.Tf1 (15.Rxf2 Cd3+ 16.Rf1 Df2#; 15.Te1 e4! es ganadora según Fritz, pero no 15…Ccd3? por 16.c5! ( 15…Ccd3 16.c5 Db4 17.exd3 Cxd3 18.Dc2 Cxe1 19.Txe1+/-)) 15…Cg4 16.Rh1 e4 17.b4 Cd3 18.exd3 exf3 19.Axf3 Cf2+ 20.Txf2 Dxf2 21.Ag2 Dd4 22.Cxc8 Dxa1 23.Dxa1 Axa1 24.Cd6 f6 25.Ah6 Tfe8!? Después de ganar dos veces la calidad, las negras se pueden permitir devolver una para simplificar el final. Las blancas se niegan a aceptarlo.

26.Af3 Te7 27.b5 Td8 28.c5 Txd6 29.cxd6 Esta vez las blancas no pueden negarse 29…Td7 30.bxc6 bxc6 31.Axc6 Txd6 32.Ab5 Rf7 33.Ac4+ Re8 34.Ae3 Ad4 35.Af4 Tb6 36.Rg2 Ae5 37.Ae3 Tb7 38.h4 Rd8

Buscando llegar a las 40 jugadas para superar el control de tiempo. 39.g4 Re8 40.Rf3 Rf8 41.Re4 Rg7 42.Rd5 h5 43.gxh5 gxh5 44.Re6?

Con dos alfiles y el rey bien situado en el centro, las blancas están planteando una dura lucha. Pero aquí tal vez deberían haber escogido la defensa 44.Af2

44…Ag3 45.d4 Tb1 46.Rf5 Axh4 47.d5 Ag3 48.Ad4 Ae5 (48…Tb4!? 49.Axf6+ Rf7 50.Ab3 Tf4+ gana una pieza) 49.Axe5 fxe5 50.d6 Rf8 51.Rxe5 Re8 52.Ad3 Tg1 53.Ac4 h4 54.a4 h3 55.d7+ Rd8! 0–1

Rogelio Ortega, uno de los más destacados jugadores cubanos de los años 50 a quien Salomón derrotó con el clásico combinado D+C

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