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¿Fundido a negro o fundamento oscuro?

¿Fundido a negro o fundamento oscuro?

Tsimtsum es en lo esencial un estudio enciclopédico divulgativo de la cábala luriánica, sus desarrollos y escuelas, partiendo de los orígenes en el Safed (la Ciudad en la Montaña) hasta la actualidad, desde sus manifestaciones teosóficas, devocionales y meditativas hasta usos profanos recurrentes, muchos de ellos manifiestos en mayor o menor grado en la filosofía, la literatura y el arte contemporáneos. Por lo demás, en su mayoría están localizados en las sociedades occidentales y alejados de su propósito inicial, en lugares muy lejanos, no sólo geográficamente, de Tierra Santa.

El concepto en torno al cual se organiza este libro, y le da título, incorpora un abanico de significaciones relacionadas con la limitación, la contracción, la concentración y el repliegue, todo ello englobado en torno a un complejo teocosmogónico. A lo largo del libro iremos viendo el despliegue del asunto, sus modificaciones y resonancias, en diversos contextos culturales e históricos relacionados con la historia del judaísmo. El Tsimtsum fue convocado en sus orígenes mediante la imaginación inspirada, como un espacio de limitación, por medio del vaciado de lo divino que abre camino supuestamente a la creación del mundo. ¿Proceso real, o narración numinosa para mejor dar cuenta de lo inescrutable?

"Luria muere tempranamente, tras dos años de impartir enseñanzas, sin culminar su trabajo. Tras su deceso la escuela se disgregó por enemistades surgidas entre los discípulos"

Isaac ben Solomon Ashkenazi Luria nació en Jerusalén en 1534 y murió con 38 años de edad, en 1572, en el Safed, por entonces bajo la administración otomana y centro de prácticas textiles artesanales. Sus enseñanzas fueron estrictamente orales, como correspondía a un rabino que ejercía como Maestro esotérico, y giraban, supuestamente, en torno a cómo el Dios omnipresente e infinito (“Ohr Ein Sof”) se autocontrajo, generando un espacio vacío dentro de su propio ser, para realizar la creación del mundo. En resumen, y como quizá no debió ser entendido: Dios crea el mundo en un espacio libre de Dios. Una zona, La Zona, donde se entrecruzan procesos cósmicos y significados profundos. Todo ello se hacía ineludible por mantener la idea de la creatio ex nihilo (en hebreo “Yesh me’ayin”) El mundo terrenal sería una creación de la luz divina en la nada.

Luria muere tempranamente, tras dos años de impartir enseñanzas, sin culminar su trabajo. Tras su deceso la escuela se disgregó por enemistades surgidas entre los discípulos. Contra su deseo, se registraron por escrito, se imprimieron y se difundieron sus palabras, asunto nada baladí, aunque sin él este libro que nos ocupa quizá jamás habría existido. Las copias impresas y la lectura silenciosa impondrán progresivamente la “claridad filosófica” y “la forma sistemática”. Platón no habría visto en todo esto más que un proceso invertido de anamnesis y una degradación imparable de una tradición concreta. Pero los hombres modernos encuentran en las consecuencias de este desorden una multiplicidad de materiales, muchos de ellos repetitivos e irrelevantes, pero que ejercen una fascinación y un interés (¿enfermizos?) que en gran medida son el objeto de este volumen.

"Isaac Sarug, que ya había departido con Luria en El Cairo, mantenía una posición completamente distinta en torno a la significación del Tsimtsum, al que negaba todo peso ontológico"

A partir de las anotaciones de sus discípulos se puso en marcha una tradición hermenéutica carente de un manuscrito original, produciéndose también desde muy temprano la exoterización de sus hallazgos por medio de la imprenta. La vida interior de la divinidad comenzaba a convertirse en parte de la vida intelectual del común, tanto de cristianos como de judíos. En 1557 el Zohar había sido impreso en Mantua y el papa Pablo IV (1476-1559) había decretado unos años antes la quema del Talmud (1553). Nos encontramos en la época álgida de la Reforma y la Contrarreforma.

Jaim Vital (1542-1620), quizá el discípulo más aventajado de Luria, transcribió y sistematizó meticulosamente las enseñanzas orales del Maestro. La cábala luriánica deviene con ello escritura, pero a pesar de la intención de Vital de mantener en secreto sus anotaciones, estas finalmente serán copiadas de modo subrepticio y difundidas. Con ello se diseminará la versión de este cabalista del Tsimtsum, al que consideraba una realidad, a la manera, como diríamos hoy, de una “protofísica”.

Isaac Sarug, que ya había departido con Luria en El Cairo, mantenía una posición completamente distinta en torno a la significación del Tsimtsum, al que negaba todo peso ontológico. Responsable de un peculiar modo cabalístico denominado “enseñanzas de la emanación”, afirmaba que el repliegue, la contracción, era tan solo un breve movimiento inicial que prepara la emanación de los mundos en el autodesarrollo teogónico del Ein Sof, como los pasos minúsculos de una paloma que dieran entrada a un juego placentero y muy sutil de la Divinidad. Un discurso figurativo que no proporciona ninguna información sobre la realidad del Tsimtsum, un hondo saber revelado acerca de un “no-lugar” primordial. El libro de Schulte expone detenidamente las convicciones místicas y teosóficas de Sarug y su concepción sin precedentes del autoplacer interno del Dios Desconocido.

"Este ímpetu trasmundano volvería a hacerse presente entre 1626 y 1676, tiempo en el que transcurrió la vida visible de Shabtai Tzvi de Esmirna"

Una de las consecuencias de la exoterización de la Cábala, en aquellos tiempos impregnados por el mecánico furor gutenbergiano, fue el acceso de los cabalistas cristianos a los textos del Safed-Jerusalén-Damasco, donde se expone la doctrina del Tsimtsum. Durante el siglo XVII la figura más destacada en este proceso, por su monumental traducción de materiales al latín, fue Christian Knorr von Rosenroth (1636-1689), un hebraísta erudito protestante silesio que daría a conocer la versión realista de la Gran Contracción en su voluminosa recopilación Kabbala Denudata (1677), obra que siglos después, y a través de Samuel Liddell MacGregor Mathers (1854-1918), que traducirá su libro al inglés, constituirá la máxima influencia, en cuanto a cuestiones cabalísticas se refiere, del sistema mágico ceremonial de la Golden Dawn.

Qué lejos y qué raro les habría parecido todo esto a Marsilio Ficino (1433-1499) y Pico de la Mirandola (1463-1494), cabalistas cristianos hechos y derechos, obviamente neoplatónicos, que trabajaban bajo el campo de irradiación del Zohar.

La expulsión de los judíos de España (1492) y Portugal (1497) marca un antes y un después, provocando un profundo seísmo en las comunidades hebreas, donde muchísimos creyentes, que rechazaron convertirse al cristianismo, pensaron encontrarse ya en los tiempos mesiánicos, desplazándose muchos de ellos consecuentemente hacia Tierra Santa. Este ímpetu trasmundano volvería a hacerse presente entre 1626 y 1676, tiempo en el que transcurrió la vida visible de Shabtai Tzvi de Esmirna, por lo demás contemporáneo de Spinoza (1630-1677). Ambos, por motivos distintos, prescindían de las reglas halájicas, es decir, de “la totalidad de las prohibiciones y los mandamientos religiosos, morales y jurídicos de la Torá escrita y oral en la tradición exegética del judaísmo rabínico”.

"El jasidismo, aquel gran movimiento devoto surgido en el siglo XVIII entre los judíos de Europa del Este, va a ser fuente de reinterpretaciones y lecturas audaces del Tsimtsum"

Shabtai, seguidor de la cábala luriana, tras una serie de sueños y visiones, se vio a sí mismo como el Mesías en 1651. Fue desterrado de Esmirna por las comunidades judías y viajó hacia Jerusalén y Egipto. En 1665 encontró a su profeta, el joven rabino y cabalista Nathan de Gaza (1643-1680), que lo anunció como el Mesías. Miles de judíos de todos los lugares se entregaron con entusiasmo a la llamada, vendieron sus pertenencias y partieron hacia Tierra Santa. Como señala Schulte, en todo momento seguimos la lectura de su texto, “el movimiento desatado produjo el mayor estremecimiento en el judaísmo rabínico desde la destrucción del Segundo Templo”.

El Sultán le arrestó y Shabtai se convirtió al islam en 1666. También en septiembre de este año fatídico tendría lugar el Gran Incendio de Londres. Curiosamente es también cuando Isaac Newton (1643-1727) descompuso la luz blanca en sus colores componentes mediante el uso de un prisma.

El jasidismo, aquel gran movimiento devoto surgido en el siglo XVIII entre los judíos de Europa del Este, va a ser fuente de reinterpretaciones y lecturas audaces del Tsimtsum, pero ya siempre en la linea de una intensa y progresiva antropomorfización. El libro expone minuciosa e inteligiblemente sus contenidos y desarrollos, por lo demás muy variados y fascinantes.

"En el siglo XIX la ciencia académica del judaísmo, de enfoque ilustrado, conoció la publicación y amplia difusión de la voluminosa Historia de los judíos de Heinrich Graetz, que consideraba a Luria un fraude"

La Haskalá, termino que hace referencia al movimiento ilustrado judío de los siglos XVIII y XIX, al margen por completo del jasidismo, no tenía una actitud positiva hacia la cábala en general. Como señala Schulte, su actitud oscilaba entre el rechazo abierto o su silenciosa neutralización. Hay que destacar la influencia el Tsimtsum en el pensamiento filosófico romántico alemán, especialmente en Schelling (1775-1854). Anteriormente lo había hecho entre los idealistas de Cambridge con su cuestionamiento de la doctrina aristotélica de Dios como “motor inmóvil”.

En el siglo XIX la ciencia académica del judaísmo, de enfoque ilustrado, conoció la publicación y amplia difusión de la voluminosa (11 volúmenes) Historia de los judíos de Heinrich Graetz (1817-1891), que consideraba a Luria un fraude y el responsable más destacado de la desfiguración y atrofia del judaísmo en el periodo moderno. Schulte, que pertenece a esta disciplina académica, no se siente cómodo con esto, como no lo ha hecho con el fenómeno de los sabateos. Señalo esto para que el lector permanezca atento a toda la parte final, expuesta fundamentalmente en el capitulo VIII, de gran interés por lo demás y donde se pasa revista a las aportaciones de luminarias como Rosenzweig, Scholem, Bashevis Singer o Harold Bloom, entre otros.

He omitido citar temas capitales de corte cabalístico luriánico, como el Tikún (“corrección”), la rotura de los vasos o el Adam Kadmon, entre otros, para mejor incentivar y no sustituir la lectura de este libro fascinante repleto de conceptos, temáticas, derivas y muy peculiares y atractivos personajes.

"Cristoph Schulte, autor de la obra que nos ocupa, es un judaista alemán nacido en 1958 que trabaja como Profesor Asociado en la universidad de Postdam"

La transferencia de lo cosmogónico a lo existencial puede no ser legítima, por mucho que se haya difundido crecientemente en la actualidad como tendencia, moda o paradigma. La limitación de la potencia divina como ideal, no como especulación o hipótesis, y la doctrina ecológica de la creación que apadrinan ya algunos teólogos de las tres grandes religiones, en connivencia con determinados científicos, suena a fraude más que a otra cosa. El Tsimtsum como figura de contención cósmica que también puede interpretarse política y ecológicamente desde un punto de vista antropológico.

Y es que en la sociedad en la que vivimos, donde se apadrinan directamente estos valores, encuadrados en una sociedad de control, y donde las formas profanas mundanas se van apoderando de todo, muy bien podríamos interpretar este proceso como el postulado básico de la imposición, por lo demás requerida por los “tiempos finales”, de la Hegemonía de los Vigilantes.

Cristoph Schulte, autor de la obra que nos ocupa, es un judaista alemán nacido en 1958 que trabaja como Profesor Asociado en la universidad de Postdam. El libro, escrito en 2014, a once años del lector actual y a seis de los confinamientos del COVID, constituye una lectura especialmente estimulante, tanto de historia del pensamiento judío esotérico/exoterizado como de sus relaciones con los entornos cristianos e ilustrados. Especialmente interesante, el libro está repleto de recintos suntuosos, es la parte dedicada al pietismo de Oetinger (1702-1782), traductor de Swedenborg (1688-1772) y seguidor de Jacob Böhme (1575-1624) ademas de consumado cabalista.

La traducción de J. Rafael Hernández Arias, como ya nos tiene acostumbrados, es impecable.

Nos movemos más bien, quizá, entre el ¿dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? / Házmelo saber, si tienes inteligencia del Libro de Job, y la refrescante idea de Harold Bloom (1930-2019) de interpretar el Tsimtsum en clave de retórica, como un tropo de limitación y de exilio, una lectura creativa errónea de la Torá, y atribuir a los problemas respiratorios del Extranjero la creación del hombre y del mundo…

“Estaré presente donde y cuando quiera.”

Just one of those things…

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Autor: Christoph Schulte. Título: Tsimtsum: El origen del mundo y lo divino. Traducción: J. Rafael Hernández Arias. Editorial: Atalanta. Venta: Todos tus libros.

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