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Honestidad, rock y Granada

He estado con Eric hasta las seis y nos hemos metido cuatro millones de rayas.

‘Un buen día’, Los Planetas

Hay veces en las que resulta difícil luchar contra la fuerza imparable de un verso en una canción. Es mejor no hacerlo. Ernesto Jiménez, Eric, se ha acostumbrado a escuchar a miles de personas gritando a la vez las palabras que abren este texto desde su posición privilegiada como batería de Los Planetas. Ahora, para quien quiera profundizar en su figura más allá de la letra de Un buen día, el músico de Granada ha publicado sus memorias.

Que nadie espere alta literatura, ni morbo innecesario, ni anécdotas escabrosas con nombre y apellidos más allá de los del propio autor. Lo que ha hecho Eric en Cuatro millones de golpes (PLAZA & JANES, 2017) es un ejercicio de honestidad. Nos ha contado su vida, ha soltado lastre emocional y ha continuado aporreando con fuerza su instrumento. Y así está bien.

Son muchos los intentos por contar la música española y pocos los que consiguen hacer que el mito arraigue, se comparta y dure en el tiempo. En eso estamos muy lejos del mundo anglosajón, donde la literatura, el cine y la televisión contribuyen de un modo indudable y constante a la defensa de su patrimonio musical.

Con este libro, contándonos su vida, Eric Jiménez pone un ladrillo más en la narración de la historia de la música popular en Granada. Se trata de uno de los pocos baterías cuyo nombre es reconocido por el público, y no se debe sólo a la mención que J hace de él cada vez que canta Un buen día. Los hitos principales de la evolución del rock a la sombra de la Alhambra se han ido consolidando gracias a libros, documentales, medios de comunicación y, obviamente, grandes discos, algo que sólo ha pasado de un modo tímido en otras ciudades de la península.

En Cuatro millones de golpes hay dos tramas principales: la vida personal de Eric y la historia de la música popular en Granada. Aparecen los inicios del punk, con KGB y TNT, la llegada de 091, la presencia de Joe Strummer, el nacimiento de Lagartija Nick, su colaboración y su relación con Enrique Morente, la eclosión de Los Planetas y la larga lista de bandas que han seguido apareciendo en la ciudad. Es una historia llena de personajes, no siempre protagonistas, que dan forma al mito: Antonio y Jesús Arias, Eric, Los Ángeles, Lorca, Miguel Ríos, José Ignacio Lapido, J, Florent, Morente, Lory Meyers, etc.

Sin buenas canciones no habría mito, está claro, pero sin gente capaz de contarlo desde distintos puntos de vista tampoco. Hablar de música es importante. No tanto como escucharla, pero casi. En Estados Unidos somos capaces de adivinar desde la distancia a qué suena cada ciudad, cuál es su historia musical. Aquí intuimos cómo lo hacen algunas, pero pocas están contando tan bien su historia como Granada. Igual es que la ciudad nazarí es nuestro Memphis. Se buscan candidatas a Nashville, Nueva Orleans, Chicago, Los Ángeles o Nueva York.

NOTA: Este post se lee mejor con música de fondo. El último disco del autor con Lagartija Nick, Crimen, sabotaje y creación, es más que recomendable.

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