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Pandemia en St. Patrick’s Day, por John Dos Passos

Pandemia en St. Patrick’s Day, por John Dos Passos

John Dos Passos Coggin, nieto de John Dos Passos, estuvo en Madrid en junio de 2014 con ocasión del rodaje del documental Robles: Duelo al sol, sobre la estancia de su abuelo en la España de 1937. Sonia Tercero Ramiro fue la guionista y la directora, con su productora Time-Zone, con producción de TVE y la participación de Dos Passos Agencia literaria en calidad de productores asociados.

En Fuentidueña de Tajo, localidad a unos 70 kilómetros de Madrid, se había rodado en 1937 Spanish Earth (foto que abre este artículo), documental de Joris Ivens sobre la Guerra Civil española, narrado por Ernest Hemingway, y allí se volvió para rodar parte de este documental con el nieto del autor de Manhattan Transfer por los mismos caminos por los que entonces estuvo su abuelo.

Como escribió Carlos García Santacecilia, “el nuevo Madrid queda más atrás, y es fácil recortarlo con la vista e imaginar la perspectiva de los corresponsales extranjeros que acudieron a cubrir la Guerra Civil cuando la ciudad era “la capital del mundo” y el edificio de la Telefónica su corazón”. Este fue uno de los escenarios de Madrid que recorre el documental sobre el «caso Robles», además de la Gran Vía y una simulación del emblemático hotel Florida, en el que participaron Paul Preston, Ignacio Martínez de Pisón… y una buena parte rodada en EEUU, rastreando hemerotecas y archivos, como el de la Universidad Johns Hopkins de Baltimore, que conserva la correspondencia de los últimos días de Robles y en la que probablemente subyacen algunas de las claves de lo sucedido.

Dos Passos Coggin en Madrid / Carlos Rosillo

Tertulia; Luisgé Martín, M.M., Dos Passos y Fernando Olmeda

Dos Passos Coggin, amigo de Zenda, ha enviado dos poemas inéditos. En el primero, “Madrid Tertulia” recuerda aquellos días del rodaje y vuelven a su memoria los que transcurrieron entre amigos en los lugares que había recorrido su abuelo.

El segundo poema refleja la realidad que se está viviendo a causa de la pandemia. La traductora de estos poemas, Rosa María Bautista *, explica que optó por dejar St. Patrick’s Day en inglés para resaltar que es una celebración importante en Irlanda y EE.UU., y que “Día de San Patricio”, en español, no le parecía que tuviera idéntica fuerza expresiva.

POEMAS

Madrid Tertulia

Invitado por una española a cruzar el Atlántico
y recorrer los pasos de mi abuelo,
acepté primero lentamente, después aprisa, al fin corriendo
hasta cruzar el puente levadizo de Madrid, su adorada fortaleza.

Sobre el Atlántico, ojos de insomnio rojos como naranjas de sangre.
Inquieto y crispado como un gato en un callejón.
Me di cuenta de que la escuela americana
me ha mostrado una España reflejada en espejos deformantes de feria:
un torero resplandece con su traje de luces bordado con oro del Nuevo Mundo
bañado de vítores en la multitud como un churro en una taza de chocolate.
Leí las cartas de mi abuelo desde España,
adagio de bellas palabras cuidadosamente escogidas
de su acervo particular reservado a describir viandas.
Busqué en el diccionario de español cómo usar bien los verbos;
¿Lograré aprenderme un subjuntivo o dos?

Salí del moderno hotel donde me alojo en Madrid, buscando la España real.
En las barrocas fachadas de la Gran Vía, ataviadas como déspotas
con recargados uniformes color crema.
En la azotea de la Telefónica, me imagino ser un republicano que rastrea
los movimientos subrepticios de las fuerzas de Franco.
En Fuentidueña de Tajo, saboreo la calma del río color verde oliva
que atraviesa el chaparral cálido y tostado. El campo español me recuerda
a las viejas películas del lejano oeste:
riscos imponentes, encinas y alcázares que se suceden hasta los Pirineos.

En un café con editores, escritores y cineastas
me encontré con una España renacida.
Una tertulia de grandes intelectuales.
Simpatía entre sorbitos de gazpacho fresco;
elogios literarios sinceros entre pedazos
de mantequilla sobre una mesa de barril.
Tostadas, tostadas, tostadas, risas en cascada.

Me sumé durante un rato a esta Media Luna Fértil.
Novelistas que ríen tomándose unas cañas, esperando
encontrar soluciones en su subconsciente que les lleven a casa.
Poetas que buscan inspiración en la espuma de sus cervezas.
Creativos inertes se convierten en colosos del arte,
encendiendo antorchas y cruzando un submundo laberíntico de dudas.

Encontré el espíritu de mi abuelo y lo escuché cantar:
“En España las cerezas brillan más que los rubíes.”

—————

Madrid Tertulia
Invited by a Spaniard to cross the Atlantic
and walk in my grandfather’s footsteps,
I said I would walk and walk faster and then run
the drawbridge to his beloved castle Madrid.


Over the Atlantic, my sleepless eyes turned red as blood oranges.
My nerves hissed and clawed like alley cats.
I mused how the American education system
had crafted for me a funhouse mirror of Spain:
a matador, resplendent in epaulettes embossed in New World gold,
drowning in accolades like a churro in chocolate.
I read my grandfather’s letters from Spain,
proceeding adagio over the verbal finery—he reached
into his private stock of vintages to describe food.
I fished the dictionary for good Spanish verbs;
could I hook a subjunctive or two?

Spinning out of my modern Madrid hotel, I looked for the real Spain.
In baroque buildings along the Gran Vía, dressed like despots in ornate cream uniforms.
Atop the Telefónica Building, imagining myself a Republican
scouting for surreptitious movements of Franco’s forces.
In Fuentidueña de Tajo, savoring the river’s olive green tranquility
through the hot tan chaparral. Rural Spain seemed an Old West reel:
grand buttes, cypress stands, and alcázars repeating to the Pyrenees.


I found Spain in renaissance
at a café with publishers, writers, and directors—
a tertulia of intellectual grandees.
Warmth between cold sips of gazpacho;
frank literary appraisal between gobs
of fresh butter from a tabletop barrel.
Toasts, toasts, toasts, and a cascade of laughter.

I mingled a while in this Fertile Crescent.
Novelists laughed in their lagers, waiting
to be led home by solutions in their subconscious.
Poets claimed inspiration in the motion of beer bubbles.
Kaput creatives became colossuses of art,
lighting torches and crossing
a labyrinth underworld of self-doubt.

I found my grandfather’s spirit, and heard him sing:
“The cherries in Spain are richer than rubies.

Gerald Murphy con Hemingway y Dos Passos

Pandemic on St. Patrick’s Day

Mediodía, remolinos de pétalos de flores de cerezo, copos de nieve dulce,
giran de puerta en puerta. En las aceras, los corredores guardan la distancia,
preocupados por mantener la enfermedad en cuarentena.
El sol pega como en verano. Dos señoras desfilan por la calle,
golpean cacerolas para ahuyentar al virus.

Mientras trabajo en casa, tarareo canciones populares irlandesas
que escribieron quienes compartieron hambruna y rebelión.
Viejas rimas socarronas que se aprenden de padres a hijos.
El son humilde de la flauta irlandesa es tenaz. Nada detiene el baile.

Me imagino compartiendo un combinado de Jameson
con un viejo amigo de antepasados irlandeses.
Nos servimos la alegría ambarina en jarras que reposan sobre el baúl
que sus antepasados se trajeron desde el otro lado del Atlántico.
A medianoche nos reunimos con otros en torno a una hoguera.
Nos contamos antiguas leyendas que en otro tiempo
inundaban de risas los valles de la isla esmeralda.

Fuera cae la noche y me quedo a oscuras.
Titulares de periódicos, muertos por el virus, lágrimas.
Shakespeare y su Ricardo III me vienen a la mente:
“Infamia lleva a infamia.”
El córtex criminal del presidente Trump jamás descansa.
¿Cuál será la infamia de mañana?

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Pandemic on St. Patrick’s Day

Midday, eddies of cherry blossoms, sweet snowflakes,
spin from doorstep to doorstep. Runners keep their distance
on the sidewalk, anxious to keep sickness in quarantine.
Sun beats like summer. Two ladies, marching down the road,
bang pots to drive away the virus.

Working inside, I sing Irish folk songs written by companions bonded by famine and rebellion. Ribald limericks handed down father to son.
Resolve in the penny whistle’s miniature voice. Nothing stops the dancing.

I imagine sharing Jameson cold brew with an old friend with Irish roots.
We pour the brown mirth into tankards atop the trunk
his old folks packed for the voyage across the Atlantic.
We join friends for a midnight ramble around the firepit. We share
legends ancient as emerald, told to fill the island’s valleys with laughter.
Night falls and I go dark inside.
Newspaper headlines, virus death tolls, and tears.
Shakespeare’s Richard III speaks to me. “Sin will pluck on sin.”
President Trump’s criminal cortex never sleeps. What is tomorrow’s sin?

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* Rosa Bautista es doctora en Literatura Norteamericana y profesora de Traducción en la Universidad Autónoma de Madrid y en el Instituto de Lenguas Modernas y Traductores de la UCM.

 

www.johndospassoscoggin.com / @JDPCogginbooks
John Dos Passos Literature on Twitter @DosPassoslegacy
Official John Dos Passos Website: www.johndospassos.com
John Dos Passos Academic Society Website: www.johndospassossociety.org

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