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John Wayne en la Gran Vía

Cinemascopazo es una iniciativa de Juan Gómez Jurado y Arturo González-Campos que lleva funcionando desde mayo de 2017. Cada jueves se proyecta una película  en el mítico Palacio de la Prensa de la Gran Vía de Madrid  que luego ambos comentan junto con un invitado y frente a un público entregado y entusiasta el cual, al igual que  estos dos locos maravillosos, no sólo ama el cine, sino también(o sobre todo), el ritual de sala a oscuras, ilusión de palomitas y ojos húmedos en los créditos.

El jueves en el que Zenda consigue una de las ansiadas entradas de Cinemascopazo, toca Western. Y el invitado al coloquio posterior es Arturo Pérez-Reverte. No se puede pedir más.

Se apagan las luces y se enciende la pantalla. Como por arte de magia, los espectadores (casi todos muy jóvenes) se olvidan por unas horas de las plataformas digitales, de las series de HBO, de Youtube, del portátil abierto sobre cualquier lugar del mundo como sustituto inevitable de la sala de cine y se dejan seducir por la magia inmortal del cinemascope. Comienza el milagro. Howard Hawks es el dios creador y John Wayne su más perfecta criatura. Se trata, claro está, de Río Bravo. Se hace el silencio entre los atentos espectadores mientras Joe Burdette comprueba que, cuando un hombre lo ha perdido todo, su dignidad vale tanto como una moneda en la escupidera del saloon.

"La escena principal de la película, que es además el corazón que bombea la genialidad de Hawks, es aquella en la que el grupo singular de camaradas se reúne en la cárcel y juntos entonan Cindy, Cindy."

El inevitable descenso a los infiernos de Dude es detenido en seco por el héroe, que en Hawks es sinónimo de amigo: Chance el alguacil irrumpe en la escena como sólo puede hacerlo John Wayne en la gran pantalla. Y ahí empieza todo. “La historia de un hombre resulta bastante aburrida, pero la historia de una amistad es algo que te permite las mejores escenas”, solía afirmar el director contradiciendo con toda la humildad de su talento el planteamiento heroico del viejo Homero. Y sobre esa máxima construyó su personal mitología de la amistad integrada por una galería de personajes donde John T. Chance, el sheriff del polvoriento poblado de Rio Bravo, es Dios y como tal es capaz de establecer una amistad a tres bandas y de diferente  naturaleza: De lealtad con Stumpy( el viejo cojo; el inmenso Walter Brennan), de viejos códigos  con Dude “el Borrachón”(Dean Martin) y profesional con Colorado Ryan( el seductor Ricky Nelson).

“Todo grupo marginal crea reglas para sobrevivir. Apunta Pérez-Reverte. Los códigos de lealtad en situaciones extremas son necesarios; puedes jugarte la vida por alguien que no es tu amigo pero que lucha a tu lado. A mí me emocionan más los códigos de lealtad por las reglas que por la amistad, pues la obligación moral genera vínculos mucho más estrechos. Por eso, sigue diciendo Pérez- Reverte en mitad de un silencio reverencial, creo que la escena principal de la película, que es además el corazón que bombea la genialidad de Hawks, es aquella en la que el grupo singular de camaradas se reúne en la cárcel y juntos entonan Cindy, Cindy mientras John T. Chance comparte  la felicidad de sus compañeros en silencio. Porque él es John Wayne y porque los tipos duros no cantan”. Un momento tan de verdad que solo puede ser posible en la mentira del cine.

"Todo ha terminado. El público aplaude entusiasmado como conclusión de esta charla a tres bandas lúcida y divertida, pero los tres hombres están muy lejos de allí."

Y de ese triángulo de amigotes, la bisectriz es Angie Dickinson que irrumpe en todo su esplendor encarnando la seducción del héroe en la chica que llega a Río Bravo en la última diligencia. Ella completa la enumeración de elementos que estructuran la película: amistad, honor, dignidad, códigos, lealtad, amor.

Pues, como afirmaba con acierto Arturo González-Campos, “La genialidad de Río Bravo reside en los diálogos, los actores y el talento del director, ya que la trama  bien se podría escribir completa en un post it.”

“Sí, matiza Gómez- Jurado, pero  esta película se mide también por lo que no cuenta; por lo que hace que trascienda al propio talento de Hawks convirtiéndola en un Clásico. Dean Martin en el caballo, a oscuras, es Han Solo en la Guerra de las Galaxias y es El Sueño Eterno y es Blade Runner”.

“Es que, añade Pérez-Reverte, cerrando el círculo, cuando el alumno está preparado, siempre termina encontrando al maestro perfecto.”

Pérez-Reverte en Cinemascopazo. Foto: Jeosm

Todo ha terminado. El público aplaude entusiasmado como conclusión de esta charla a tres bandas lúcida y divertida,  pero los tres hombres están muy lejos de allí. Sonríen cómplices y en silencio beben Coca Cola de sus vasos de cristal como si se tratase de un trago largo de whisky  en la cárcel de Río Bravo.

Los embriaga la magia del cine. La luz púrpura brilla por detrás de los áridos cañones mientras suena la armónica de un viejo desdentado. Los valientes se reconocen y los dos jóvenes hacen un gesto de despedida al  más veterano, que se aleja  portando tan solo su rifle y su caballo. Quién sabe si volverá. Cuando el hombre de frontera roza, cansado, el horizonte, aún se oye la escalofriante trompeta de Degüello. Nadie puede ver que el viejo cowboy está llorando.

En este vídeo puedes ver la charla completa:

Epílogo: Los “Westerns” de Pérez-Reverte

1-Río Bravo

2-La trilogía de la Caballería de John Ford: Fort Apache,  La Legión Invencible y Río Grande

3-Misión de Audaces

4-Río Rojo

5-La Diligencia

6-Duelo en la Alta Sierra

7-El Álamo

8-Pasión de los fuertes

9-Fort Apache

10-Solo ante el peligro

11-Raíces profundas

12-Incidente en Ox-Bow

13-Centauros del desierto

14-El árbol del ahorcado

15-El sargento Negro

16-Dos cabalgan juntos

17-El hombre que mató a Liberty Valance

18-El Dorado

19-Grupo Salvaje

20-La venganza de Ulzama

21-Sin Perdón

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