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La aventura equinoccial de Hugo Pratt

La aventura equinoccial de Hugo Pratt

Lo primero que cabe señalar tras la lectura del libro de Thierry Thomas es que resulta necesario. Tan necesario como la sal en una naranja; tan necesario como una apuesta fugaz en un canódromo de provincias: en ambos casos se neutraliza una disposición inicial para aspirar a nuevas sensaciones —el ácido, las ilusiones—, potenciándolas, que es lo que ocurre cuando la biografía se trastoca en retrato personal, como aquí sucede, para bien.

La aventura soñada traslada al mundo de la revisión vital el arte del collage, a modo de Atlas Mnemosyne, en el que las concomitancias y vecindades entre los elementos catalogados ofrecen nuevas lecturas a viejos asuntos. Necesario, desde luego, para todo el que desee bucear desde múltiples perspectivas en la vida de quien vino al mundo como Ugo Prat y acabó sus días con una H y una T de más en el nombre con el que habrá de responder a la posteridad. Hugo Pratt (1927-1995), el mismo Hugo Pratt que “vivió 24.518 días con toda la intensidad que cabe en una vida. Dibujante de cómics, publicó más de quince mil planchas, lo que representa unos ochenta mil dibujos, a los que deben sumar más de quinientas acuarelas. Fue, por supuesto, el creador de Corto Maltés”. Ahí está la voz de Thierry Thomas (1956), escritor y director de documentales, tan suya, tanto, que no para de entrar y salir de la vida del biografiado como un personaje más. En realidad, Thomas es la cámara que persigue a Pratt a lo largo de sus casi setenta años de existencia terrenal. Y tan certera que el producto de sus desvelos, el sujeto de su objetivo en forma de volumen encuadernado, fue galardonado con el Premio Goncourt del Biografía Edmonde Charles-Roux en su edición de 2020. Si el premio no existiera, habría que inventarlo, porque el resultado final es el sueño de toda biografía (y de todo biografiado): echar a correr a hacerse con la obra completa de Hugo Pratt y devorarla a la luz de las palabras del biógrafo, que en su juventud quería también ser dibujante de tebeos.

"Es el héroe, casi antihéroe, más cercano a la posterior creación del Maqroll el Gaviero, del llorado Álvaro Mutis"

Pratt, al contrario que el personaje de Proust, se acostaba tarde y se levantaba temprano, tales eran sus ansias de vida. En 1972 iba a suceder el encuentro entre biógrafo y biografiado que habría de cambiar el mundo de Thomas. El de Pratt cambió cuando vio por primera vez las viñetas de Winsor McCay, el autor de Little Nemo. Y la pregunta a la que trataría de dar respuesta no sería otra que la de “¿y si nuestros tebeos fuesen un arte?”. El objetivo se cristaliza en el epígrafe de Katsushika Hokusai con el que el autor del retrato da inicio a su aventura paralela: “Y cuando tenga ciento diez años, trazaré una línea, y todo estará vivo”. A partir de ese andamiaje repleto de aportaciones sensoriales, el biógrafo emprende la labor de reordenar los materiales que conoce de primera mano hasta dar con la estrategia que le lleve a confeccionar el más fiel retrato del autor de Corto Maltés (que debe su nombre a John Huston y al idioma español), el héroe que finalmente supo crear —él dirá encontrar— para regocijo de sus seguidores y enriquecimiento del noveno arte. Es el héroe, casi antihéroe, más cercano a la posterior creación del Maqroll el Gaviero del llorado Álvaro Mutis. El mismo héroe que en La balada del mar salado (1967) cogió una navaja de afeitar de su padre y se dibujó la línea de la fortuna que faltaba en su mano. Como Corto, también Pratt creó su propio destino al incorporar aquella hache y aquella te de más a su nombre. El dibujante le traspasa a Corto su pasión por la vida, sus audacias y desvelos, sus enigmas y sus silencios, todo aquello que aprendió de sus maestros Homero, Stevenson, Milton Caniff, Fellini o Matisse.

Como el descubrimiento de Corto Maltés, la lectura de esta biografía novelada tan personal es pura dicha; como aquél, es proveedora de felicidad. Thierry Thomas ofrece claves de interpretación artística al tiempo que consigue que alguien que jamás se haya acercado a los personajes del creador y de su criatura corra a buscar alguno de los secretos de la vida entre las viñetas del marino aventurero. El viaje, pleno en vitalidad y energía, se emprende amparado por los vientos vitales y por todas esas “cosas que aceleran los latidos del corazón». Todo ello encuadernado, además, en tapa dura, para preservar mejor las esencias de esta aventura soñada.

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Autor: Thierry Thomas. Título: La aventura soñada: Un retrato de Hugo Pratt. Traducción: Regina López Muñoz. Editorial: Siruela. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.

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