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La ferias del libro están de moda en México

La ferias del libro están de moda en México

Un fenómeno recorre las provincias mexicanas: las Ferias del Libro. Su formato, evidentemente, varía según las regiones: no es lo mismo Guadalajara que Torreón, ni Oaxaca que Monterrey. Sin embargo, un hecho parece haberse consumado en los últimos dos años: ante la falta de apoyos y estímulos del Gobierno central mexicano, los editores se han puesto las pilas para promover su negocio y de paso darle un empujón a la cultura. Cabe decir que el esfuerzo a veces encuentra sinergías donde el presupuesto llega de los gobiernos locales, muchas veces opositores del régimen lópezobradorista, que sigue sin entender que un pueblo educado es mejor que un pueblo al que se le da una limosna para que se sienta apapachado y le siga votando. Porque está claro que el actual Estado mexicano prefiere el adoctrinamiento que la crítica; las cartillas morales que dictan los comportamientos «correctos» que aquellos libros donde se hacen preguntas, se trata de debatir y analizar. Ya lo dejó claro Paco Taibo II cuando hace pocos días dijo: «No somos neutrales: el Fondo de Cultura Económica (que él dirige) es una editorial, distribuidora, coordinadora de publicaciones, promotora de libros, de izquierda, y si a alguien no le gusta, pues hubieran ganado las elecciones, pero las perdieron y que aguanten. Ni modo». Así que a chingarse, güeyes, si no comulgan con lo que en las altas esferas del poder mexicano se entiende por «izquierda», se fastidian. Hace ya muchos años el muralista David Alfaro Siqueiros, célebre además de por sus espléndidos murales y pinturas por haber formado parte de la maquinaria estalinista que fraguó el asesinato de Trotsky, dijo algo que puede ser una paráfrasis de lo dicho por Taibo II: «No hay más ruta que la nuestra». Y en este plan, hoy los libros en México que no son o parecen de esa «izquierda» concreta a la que pertenece Taibo II (ya se sabe que en todo hay monopolios), tienen que rascarse con sus propias manos para llegar a los lectores, que inquietos y curiosos siempre están buscando ideas y textos que expliquen, cuestionen y narren la realidad desde diversos puntos de vista, pues ya su criterio sabrá elegir con qué ideas y relatos desean quedarse. Así que con este panorama es plausible que se organicen Ferias del Libro por doquier, para que sirvan de plataforma a la difusión del libro y la promoción de la lectura, y que se entienda que con ello no se está privilegiando a nadie ni se toma partido por una ideología. Todo lo demás es pura grilla y lucha por el poder. ¿O no?

LA FIL DE MONTERREY, HA NACIDO UNA ESTRELLA

"La de Monterrey puede convertirse en muy poco tiempo en la hermana gemela de la FIL de Guadalajara"

Hablando de ferias, precisamente estos días acaba de inaugurarse en la capital regiomontana la trigésimo tercera edición de la Feria Internacional del Libro de Monterrey, que viene pisando fuertísimo y, si todo sigue como está previsto, puede convertirse en muy poco tiempo en la hermana gemela de la FIL de Guadalajara. Nacida por iniciativa del Tecnológico de Monterrey, en cuyo estacionamiento un inquieto puñado de promotores del libro plantó sus tenderetes en 1989 para que los estudiantes tuvieran acceso a una oferta libresca que por aquel entonces escaseaba en el bárbaro norte mexicano, este encuentro ha ido creciendo hasta madurar lo suficiente como para que sus promotores lograran que los gobiernos locales se la tomaran muy en serio con el fin de «estimular la investigación, la educación, la creación de bibliotecas, las industrias creativas y el libro». A esta edición asistirán autores de talla internacional como Isabel Allende, Siri Hustvedt o Ida Vitale, y mexicanos como Elena Poniatowska, Juan Villoro o David Toscana, quienes encabezan un cartel con más de novecientas actividades que se realizarán hasta el 16 de octubre en un espacio de 17 mil metros cuadrados donde solo en 2019 asistieron poco más de 200 mil personas, la mitad de ellos jóvenes entre 17 y 22 años provenientes de provincias como Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, zonas muy lejanas al centro mexicano que gracias a iniciativas como ésta tienen la oportunidad de acceder al gran universo de los libros. Enhorabuena.

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