Inicio > Libros > Adelantos editoriales > La leyenda del pirata, de Emilio Aragón

La leyenda del pirata, de Emilio Aragón

La leyenda del pirata, de Emilio Aragón

Coincidiendo con el 175º aniversario del nacimiento de Robert Louis Stevenson, Emilio Aragón publica la segunda entrega de su serie juvenil Telmo Lobo. En esta ocasión, los hermanos Lobo vivirán su aventura en un escenario muy especial: el de La isla del tesoro.

En Zenda publicamos las primeras páginas de La leyenda del pirata (Alfaguara), de Emilio Aragón.

***

1

UNA PESADILLA MUY REAL

¡No descansaré hasta que acabe con vosotros! ¡Quiero que todos los miembros de la familia Lobo desaparezcan de la faz de la tierra! La voz profunda de Vértigo retumbó en cada rincón de la tierra, mientras este cabalgaba a lomos de Moby Dick, la gran ballena blanca, como si fuera un caballo sorteando enloquecido las gigantescas olas y la feroz tormenta. Telmo, Mía, Car mina y Sammy desplegaban como podían todas las velas del Pequod para que el ballenero navegara más deprisa.

Por fin habían encontrado la fragata Oceana, el barco capitaneado por su padre, Alonso Lobo, que había desaparecido sin dejar rastro, y estaban a punto de rescatarlo después de tanto tiempo.

Aunque la tormenta hacía difícil cualquier maniobra, estaban cada vez más cerca de la fragata. Alonso había conseguido librarse por unos minutos de Fedallah, el fiel ayudante persa de Vértigo, tras un forcejeo en el que lo había dejado aturdido en la cubierta del barco. Aprovechó el momento y lanzó varias bengalas para que Telmo, Mía, Carmina y Sammy no lo perdieran de vista ante tanta lluvia, ola y oscuridad.

—¡Tened cuidado, hijos! —gritó Alonso, nervioso, como si sus hijos pudieran oírlo.

Telmo maniobraba el barco intentando aprovechar todo el viento que podía.

—¡Ya estamos cerca, papá! —exclamó con todas sus fuerzas.

Fedallah se incorporó y, en un movimiento sigiloso e inesperado, sorprendió a Alonso por la espalda y lo golpeó, dejándolo inconsciente junto a la cadena del ancla. Luego cogió un cabo, lo amarró por los brazos y las piernas y, con la ayuda de un gancho y una roldana, lo alzó y lo dejó bien atado a un mástil de popa. Encendió una luz cegadora y la orientó hacia el padre de los Lobo, que parecía un pelele aturdido, incapaz de abrir los ojos y de moverse.

Fedallah se puso de pie sobre un cajón y comenzó a reír a carcajadas mientras miraba hacia el ballenero y señalaba a Alonso. Mía y Sammy rompieron a llorar, impotentes, viendo que el rescate de su padre se les escapaba de las manos. Telmo abrazó a Carmina y continuó dirigiendo el Pequod hacia la fragata. Un rayo cegador impactó en el mar, convirtiendo el océano en una enorme masa roja. Otra descarga eléctrica iluminó el cielo cuando Moby Dick, de un impresionante salto, atravesó el Pequod de babor a estribor, rasgando las velas y dejando el ballenero a merced de las olas.

—¡Haced algo, maldita sea, antes de que esta bestia acabe con nosotros! —gritó el capitán Ahab a su tripulación.

Telmo intentó hablar o gritar, pero fue incapaz. Tenía los pies pegados al suelo y no podía dar un paso. Mía, Sammy y Carmina lo miraban aterrados, porque a ellos les sucedía lo mismo. Era como si una fuerza oculta les impidiera hablar o caminar. Moby Dick giró de nuevo y enfiló hacia el barco a toda velocidad mientras Vértigo, que seguía cabalgando como un jinete a lomos de la ballena, gritaba poseído por un odio inexplicable.

El animal golpeó el barco con tal violencia que muchos marineros cayeron al mar, tiñéndose todos de un rojo intenso que daba miedo. El segundo golpe fue aún más fuerte, pero esta vez lanzó a los cuatro al aire. Al caer, la ballena abrió su enorme boca y Carmina, Sammy, Mía y Telmo desaparecieron en el interior de Moby Dick. De un salto, Vértigo cayó en la proa del barco y gritó a los cuatro vientos.

—¡Sumérgete hasta el más profundo abismo, Moby Dick! ¡No quiero volver a ver a estos niñatos en mi vida!

La ballena golpeó violentamente su cola contra el agua, giró sobre sí misma y se hundió. Los cuatro gritaron desde las tripas del animal con todas sus fuerzas y, en ese mismo instante, se despertaron.

Al mismo tiempo.

Los tres.

Paula, su madre, salió corriendo de la habitación con el corazón en la boca, mientras Telmo, Mía y Sammy se asoma ban al pasillo. Se miraron preocupados, con los ojos como platos, sin pronunciar palabra alguna.

—¿Me queréis decir qué demonios está pasando aquí? ¿Por qué habéis gritado los tres al mismo tiempo? —preguntó Paula, nerviosa.

Sammy comenzó a bajar hacia la cocina y miró a su madre.

—Perdona, mamá, pero necesito un vaso de leche y galle tas antes de empezar a hablar…

——————

Autor: Emilio Aragón. Título: La leyenda del pirata (Telmo Lobo 2). Editorial: Alfaguara. Venta: Todostuslibros.

5/5 (4 Puntuaciones. Valora este artículo, por favor)
Notificar por email
Notificar de
guest

0 Comentarios
Feedbacks en línea
Ver todos los comentarios