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Lucena, posible autor del I acto de La Celestina (y 2)

La Celestina

Quien lea con atención tanto la “Repetición de Amores…” como la “Comedia de Calisto y Melibea” encontrará infinidad de paralelismos muchos de ellos relacionados con el ajedrez. Rojas dice: «Yo vi en Salamanca la obra presente», aunque la primera edición conocida aparezca en Burgos en 1499; ambas utilizan los mismos argumentos que van seguidos de ejemplos filosóficos extraídos de fuentes idénticas. En los dos se intenta advertir a los lectores de los peligros que encierra contratar alcahuetas para obtener favores. Las dos emplean el nombre de Pármeno, Lucena dice: «Donde Pármeno en el Terencio decía…», ambos utilizan la acrosticidad para camuflar nombres.

Pasando a aspectos concretos, el más semejante, que es casi una fotocopia de “Repetición…” es cuando en el acto IV de “La Celestina” Melibea expulsa a la vieja alcahueta. Lucena hace uso de una madre «mucho mi amiga» para obtener los favores de su amada: «La cual carta como recibiese aquella madre mía, luego con mucha diligencia se fue a casa de la noble doncela a la cual hallando sola dijo: Aquesta carta te envía, un siervo tuyo suplicándote que del hayas piedad…», a lo que la doncella responde: “Vete de aquí presto, maldita y no seas causa de tu muerte…» (Repetición de Amores…). Otro rasgo común es que ambos son extranjeros en Salamanca. Así Lucena en la segunda carta a su dama dice: «Como fuese extranjero y no tuviese a quien descubrir» y Rojas en la carta «a un su amigo» comienza: “Suelen los que de sus tierras absentes se fallan…». Ambos hablan de su “común patria” (Lucena) y de «su clara nación» (Proaza en La Celestina) para hacer alusión a su casta de judíos. De nuevo las coincidencias y paralelismos se agolpan cuando en el acto II Sempronio aconseja a su señor distraerse para no pensar en Melibea jugando al ajedrez: arme rnates, es decir componga problemas de ajedrez. Las citas referentes al juego ciencia se repiten a lo largo de ambas obras: así en “La Celestina” al hablar de ella señala que han puesto muchas veces «su vida al tablero», o en el acto VII cuando la alcahueta dice a Pármeno «que no se podrá escapar de mate», o aún más «que más de tres xaques has recibido». Respecto  al origen judío de ambos (Rojas y Lucena) tanto el primero como el segundo dejan patentes en sus obras que tal estigma les acarrea no pocos impedimentos a la hora de dirigirse a sus señoras. Calisto no entra directamente al huerto de Melibea a por el halcón y se vale de los servicios de la alcahueta para conseguirla. Su linaje de judío converso se to impide: «Mira la nobleza e antigüedad de su linaje» dice Calisto en el acto I. En otro lugar cuando Areusa habla con Elicia de Calisto, dice de él que es solamente caballero mientras Melibea es Fijadalgo. Lucena por su parte tampoco puede dirigirse en “Repetición..” a su dueña sin impedimentos debido al apellido tan importante. Así la señora de Lucena recrimina a la alcahueta: «Tú entrar en casas de nobles mujeres y tentar donzellas de tan alta sangre!»

Por todo lo anteriormente expuesto, podría deducirse que el libro de Lucena es un claro precursor de La Celestina, como un esbozo inconcluso debido a que Lucena, al igual que su progenitor, tiene que huir deprisa perseguido por la Inquisición, por lo que le pasaría el primer acto a su amigo Fernando de Rojas, el cual se lo agradece en la carta «a un su amigo». Las referencias y las citas al Derecho son abundantes en ambas obras, pues los dos autores estudiaban en el “preclarísimo studio de Salamanca» leyes. El libro de Lucena está «hecho en forma jurídica», señala M. de la Serna, y “La Celestina” está plagada de citas sobre esta materia. Tanto el léxico como situaciones concretas y comunes hacen difícil no admitir la influencia palpable de Lucena en el trabajo rojano. Es aún más sospechoso que Rojas no escribiera ningún otro libro posteriormente, mientras Lucena firma al menos seis. En cuanto a los mayores conocimientos de Lucena se reflejan en el mismo título de la obra, “Repetición..,” que era una especie de conferencia o disertación que pronunciaban los catedráticos de propiedad y los aspirantes al grado de licenciado ante la facultad respectiva. Para terminar, y dejando a un lado las coincidencias ajedrecísticas, si como señala Rojas en el prólogo, el acto I pudo ser escrito por Mena o Rodrigo de Cota, al que algunos dan como más probable, ¿por qué no se cercioró viajando hasta Toledo, distante sólo 5 leguas de la Puebla de Montalbán, y en la que vivían, a finales del siglo XV, Inés y Sancha Cota, hijas del Dr. Cota y su mujer María Gómez?

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