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Mi primera «novela»

Mi primera «novela»

Este libro nace de las amenazas que viven en la página en blanco de un cuaderno, ese abismo al que tarde o temprano debe enfrentarse el escritor novel. Un entorno en construcción (o demolición) repleto de peligros y dispuesto a acabar con el que escribe en cuanto baje la guardia. Aunque si se busca el lado bueno de la idea, en su vacío hay esperanza. El autor sabe que allí existen todas las posibilidades de la creación. Todos los libros que aún nadie ha escrito y que podrían levantarse entre sus cuatro paredes. Al lector que desconoce mi trabajo debo advertirle de que El libro de Toji —mi primera “novela”— contiene un sinfín de libros posibles. Algunos son complementarios y otros contradictorios, pero todos fueron potencias en algún instante del proceso. Continuando la tradición de autores como Mario Levrero o Ben Lerner, esta obra fue gestada durante una beca. O mejor dicho, durante una residencia artística en Corea del Sur, en el otoño de 2018.

Meses antes, un dramaturgo en crisis, en plena búsqueda de un relato que contar y frente a la ausencia de memoria en su familia, siguió el rastro de su propio nombre en Google y dio, casi por casualidad, con la existencia de un miliciano de la Guerra Civil que se llamaba como él. Es decir, como yo: Antonio Rojano. Desde entonces, la investigación del otro-yo me llevó por un laberinto de recuerdos ajenos hasta la publicación del libro. Un artefacto narrativo que, como un villano de James Bond, emplea varias identidades para sobrevivir a la anécdota inicial: primero, la apariencia de un ensayo histórico, la biografía de una vida truncada en la veintena, el intento de nombrar lo que ocurrió con un país en guerra y con un preso muerto en una cárcel franquista; segundo, la máscara del libro de viajes, diario íntimo de mis vivencias en un mundo insólito —Corea del Sur—, tierra de fantasmas hambrientos y ritos ancestrales; y tercero, el disfraz de la ficción a partir de las reflexiones de un autor que desconfía de su talento, el dramaturgo que desea convertirse en novelista pero que todavía no sabe serlo, por lo que, como una condena, debe seguir y seguir escribiendo. En definitiva, seguir fracasando.

Meses después, mientras corregía este libro (o estos tres libros que discurren en paralelo), apareció la gran pregunta que dio cohesión al dispositivo: ¿cómo pueden los escritores evidenciar los cambios de tono, las tachaduras, aquello que les sonroja cuando están puliendo un texto? ¿Acaso la Historia no se corrige como una novela? ¿No omite, no manipula, no inventa? He intentado que la propia obra dé testimonio de lo que es, pero también de lo que fue y, sobre todo, de lo que pudo haber sido. He iluminado los arrepentimientos a los que tuve que enfrentarme durante el tiempo de edición. Los descartes, los borrones, los finales alternativos, las dudas, lo que quedó en el olvido… Porque una historia no sólo se escribe con lo que uno dice o piensa, sino con todo lo que ha tenido que callar. El mismo grito de silencio que siempre fue el idioma de nuestros desaparecidos.

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Autor: Antonio Rojano. Título: El libro de Toji. Editorial: Berenice. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.

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