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Mi secreta alabanza al rencor

Mi secreta alabanza al rencor

El rencor tiene muy mala prensa, y eso es algo que no consigo entender, porque no es más que el hermano pequeño de la memoria y de la memoria todo el mundo habla maravillas: “una sociedad sin memoria está condenada a repetir la historia”, “sin memoria no hay democracia”, “los pueblos sin memoria no tienen futuro”… Y del rencor, que es solo una forma intensiva de memoria, nada. Yo salgo del armario: soy una persona rencorosa, y Los sueños asequibles de Josefina Jarama nace de ese sentimiento y de la decisión política de dignificarlo.

Esta novela, lo he dicho en alguna entrevista, viene de mi rencor por algo tan común como tener que trabajar en una oficina ocho horas al día, tener que pedir permiso para salir, negociar las vacaciones, recordar mis derechos, en definitiva, por tener que hacer todo lo que mi jefe no tenía que hacer. He oído decir que Los sueños asequibles… habla de la precariedad en el mundo laboral, pero yo diría que no, que habla de algo más amplio, que es la subalternidad.

"Me puse otra condición: a pesar de ser su antagonista, y hasta cierto punto su víctima, Josefina sería la principal defensora de todos sus jefes"

Afortunadamente en la literatura española tenemos muy a mano el género idóneo para abordar este tema, la picaresca, que gracias al humor permite que el rencor circule y no se estanque. Decidido esto, la estructura se hizo sola, pues no tuve más que replicar la del Lazarillo: cada capítulo se centraría en un oficio de los que ha tenido Josefina Jarama y, más importante, en la relación con su jefe (o amo). Que nadie espere encontrar aquí patrones coléricos, despóticos o abusivos. Lo malo de crear rivales así para Josefina es que parecería que el conflicto viene de que sus jefes sean coléricos, despóticos o abusivos y no de que sean, sencillamente, sus jefes; problema que me interesa mucho más porque es de mucho más difícil solución, y es político y no personal. Además, me puse otra condición: a pesar de ser su antagonista, y hasta cierto punto su víctima, Josefina sería la principal defensora de todos sus jefes. Así, por boca de la protagonista, asistiremos al vínculo sentimental —¡nunca romántico!— que establece con todos ellos en ese extraño marco de intimidad que es una empresa.

Como escritor, padezco el vicio de escribir (un poquito) contra lo que pienso. Así que Josefina, lejos de ser una pícara que rehúye el trabajo —como yo trato de hacer— es una ferviente entusiasta. Mi secreta alabanza al rencor ha consistido en crear una trabajadora que no disponga de él como herramienta defensiva, una trabajadora que sea fundamentalmente empática con sus superiores. Espera, ¿eso no es ser una pelota? Sí, y Josefina lo es, pero también es más cosas. Esto es lo que más me divierte y me estimula de escribir. El proceso que —me doy cuenta ahora— he reproducido en estas líneas: partir de un impulso vengativo, de una convicción hostil, y luego explorar cómo sería no tener razón, que no es lo mismo que quitármela; es más bien suspender un rato las conclusiones, a ver qué pasa. Y aquí lo que ha pasado es Fina, de Josefina, un personaje que escribí para que fuera irritante y que ahora, cuando en un club de lectura alguien me dice que es irritante, voy y me enfado. Pero lo hago secretamente porque, además de rencoroso, no sé si lo he dicho, soy una persona muy educada.

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Autor: Manuel Guedán. TítuloLos sueños asequibles de Josefina JaramaEditorial: Alfaguara. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.

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