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Naturalezas

A la naturaleza se refiere uno normalmente en singular cuando, sin embargo, son muchas las formas de aproximarse a ella, de vivirla, de disfrutarla o de sufrirla. Es lo que vienen a corroborar los cuatro libros de esta reseña. Empezaré por uno de los últimos que han salido, el Diario de un joven naturalista, de Dara McAnulty, un quinceañero con asperger que viene de ganar el premio al mejor libro de Literatura de Naturaleza 2020 en Reino Unido con este volumen. En él describe sus interacciones con la naturaleza, estación a estación, durante un año de su vida. Son entradas evocadoras, que captan la sutileza de la vida animal y vegetal allí donde estas se desarrollan, sea un jardín de una urbanización o un parque natural. Es la suya —y la de su familia— una relación con la naturaleza que, en la línea del ecologismo moderno, se mueve entre la fascinación y la deificación, con el propósito último de mostrarnos aquello que acostumbramos a mirar sin ver del todo.

Aunque escrito también a modo de diario o, más bien, como un conjunto de reportajes —que es lo que, en origen, son— el libro de Vasili Peskov Los viejos creyentes nos muestra una naturaleza mucho menos fascinante, porque lo que deslumbra en él es cómo han podido sobrevivir en ella —en el medio de la taiga siberiana— una familia de ortodoxos huidos de la persecución religiosa que en el siglo XVII empezó Pedro el Grande. Es esta más bien, por lo tanto, una historia de privaciones, las derivadas del propio entorno natural, y también las que derivan de las propias creencias religiosas, en medio de un territorio que también muestra sus limitaciones. Lejos de la generosidad que se aprecia en otras narraciones, aquí la naturaleza es a menudo mezquina y amenazante.

"A la naturaleza se refiere uno normalmente en singular cuando, sin embargo, son muchas las formas de aproximarse a ella, de vivirla, de disfrutarla o de sufrirla"

Se presenta, en cualquier caso, como un escudo protector, en este caso frente a lo que los Lykov llaman “el mundo”, de manera similar a como opera en la novela de Delia Owens La chica salvaje, ficción pura en este caso que sitúa a una joven de los pantanos de la costa este americana en el epicentro de una investigación criminal. Ella no ha llegado al bosque por propia voluntad, sino que ha nacido en él, y lo que ha tenido que hacer ha sido, por lo tanto, ir aprendiendo el código de los urbanos, que la verán siempre como un bicho raro. Es esta una naturaleza, por eso, acogedora, salvífica y restauradora, que tendrá un papel decisivo en la resolución del misterio.

Finalmente, la naturaleza, además de como amenaza, como estímulo o como cobijo, se muestra a menudo como espacio de trabajo. Esto es lo que sucede en El banquete anual de la Cofradía de Sepultureros, de Mathias Enard, un texto poliédrico, proteico, tan interconectado que todas sus partes de alguna manera se retroalimentan para tratar de comprender la compleja diversidad del mundo rural por encima de la simpleza en la que a veces se detiene la mirada urbana. «El mundo es más profundo que ancho», dijo el poeta, y esto parece ser lo que quiere decirnos el ganador del Goncourt de 2015, con un texto que arranca con la llegada al este de Francia de un etnógrafo parisino en busca de material para su tesis doctoral sobre la vida en el campo hoy día.

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Autor: Dara McAnulty  Título: Diario de un joven naturalista. Editorial: Volcano Libros. Venta: Todostuslibros y Amazon

Autor: Vasili Peskov  Título: Los viejos creyentes. Editorial: Impedimenta. Venta: Todostuslibros y Amazon

Autor: Delia Owens. Título: La chica salvaje. Editorial: Ático de los Libros. Venta: Todostuslibros y Amazon

Autor: Mathias Enard. Título: El banquete anual de la Cofradía de Sepultureros. Editorial: Literatura Random House. Venta: Todostuslibros y Amazon

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