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Olga Ravn: «Hay una rama de la ciencia ficción un poco macho, incluso machista»

Olga Ravn: «Hay una rama de la ciencia ficción un poco macho, incluso machista»

Poeta, hija de un artista visual y una cantante, la danesa Olga Ravn no duda en afirmar que pertenece al mundo del arte y que sus obras, como la magnética Los empleados, forman parte de una rama de la ciencia ficción que define de «línea maternal» frente a otra que tiene una cultura «un poco macho».

En una entrevista con EFE, la escritora asevera que este título, que ahora llega a España en castellano y catalán de la mano de Anagrama, trata «sobre todo del anhelo, del anhelo por la tierra, por el amor, por las cosas para las que no tienes lenguaje» y recomienda no verla desde «la perspectiva más estereotipada de la ciencia ficción, que tiene una línea recta y dura, porque aquí estamos ante una harina de otro costal».

Novela breve, fragmentaria, lleva al lector hasta la nave Seis Mil, que está desde hace meses orbitando alrededor del planeta Reciente Descubrimiento, con una tripulación formada por humanos y humanoides muy centrados en sus trabajos, sin tiempo libre, cien por cien leales al sistema, hasta que un día recogen unos objetos extraños del espacio que introducen en el cohete y que les llevarán a cuestionarlo todo.

Ravn, que con la obra quedó finalista del Booker Internacional 2021, descubre que cuando escribió el libro trabajaba de oficinista en una editorial de Copenhague con tareas «puramente administrativas que no me resultaban nada interesantes», con «mucha conciencia de la absurdidad de vivir en un mundo en el que llevas a cabo este tipo de tareas todo el rato y donde se te supone una lealtad absoluta para la empresa en la que estás». Sin embargo, fue madre, estuvo de baja maternal y tuvo la sensación de que «la división del mundo tal como la tenemos, con ocho horas de trabajo y ocho de sueño, etcétera, no tiene ningún sentido cuando tienes un hijo, porque todos los tempos vitales se mezclan».

EFE / Quique García

Cuando volvió a sentarse en su silla de la oficina y su hijo se ponía enfermo y pedía marchar, «se me decía que lo primero era el trabajo y que tenía que ser leal, pero yo pensaba que no, que había cosas más importantes, que los correos podían esperar. Me encontré luchando contra un mundo», ha destacado. «Yo me encontraba que pasaba de un mundo blando, con aroma de leche materna, en el que estás durante la noche junto a tu bebé, acompañándolo en su llanto, a estar ocho horas picando un teclado, con lo que tuve mucha sensación de mundo absurdo». Es por ello por lo que esta novela «pertenece a la ciencia ficción, porque yo tenía la sensación de que estaba en un mundo no real, que creemos que es normal, pero que no deja de ser una invención nuestra». En definitiva, ha precisado, «cuando acabé de escribir el libro y de entregarlo a la editorial, dejé el trabajo y no he vuelto a tener otro convencional desde entonces, ahora hace cinco años».

Gran lectora y seguidora de la estadounidense Ursula K. Le Guin, defiende que si bien es verdad que «hay una rama de la ciencia ficción que tiene una cultura un poco macho, incluso machista, en este caso podríamos definir mi obra como una novela de ciencia ficción de línea maternal». Para ella, todo lo que tiene que ver con el mundo de los cuidados «es muy interesante», por lo que el lector que se adentre en sus páginas se dará cuenta de que la parte que tiene que ver con el mantenimiento de la nave, incluso del confort personal de su tripulación, tiene mucho peso. «Me interesa mucho esta ciencia ficción más feminista, que trata de aspectos más sociales y antropológicos, que no se centra tanto en la parte más tecnológica», ha apuntado.

A su juicio, las nuevas autoras del género van llenando espacios, y pone como ejemplo que ella misma concibió Los empleados como «una casa en la que hay diversas habitaciones y en cada una de ellas hay una parte social». Asimismo, quiere luchar contra la cronología, «aunque no puedes evitar que haya un principio y un final, pero si pudiera, en vez de ofrecer un libro encuadernado, me gustaría que fueran un montón de hojas para tirar al aire y que cada lector las fuera recogiendo del suelo y las leyera en el orden que quisiera». Consciente también de que hay un orden cronológico en todo «porque sabemos que en un momento u otro tenemos que morir, pero pienso que hay otra manera de experimentar el tiempo y es lo que he querido plasmar y explicar en la novela«.

Después de visitar Barcelona, Olga Ravn viajará a Madrid, donde participará en la Feria del Libro.

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Froylán Pérez
Froylán Pérez
10 meses hace

Es una pena que una escritora utilice las tan demoda etiquetas de «macho» y » feminista» para referirse a un género como la ciencia ficción ; acaso la ¿ciencia tiene género? o la ciencia ¿escoge al científico que realiza los estudios de investigación? o cuando hablas de temas tecnológicos y datos duros ¿haces ciencia machista? Y cuando son temas sociales y/o divagaciones emocionales dentro de una nave o en otro planeta o multiverso ¿es ciencia ficción feminista?
Resumiendo, la escritora no debería de hablar tan a la ligera y con su pueril declaración pone en la mesa el absurdo tema del «género» en actividades que no lo tienen o en su defecto es irrelevante ; el lenguaje, la ciencia, las artes, la escritura; entre muchas otras actividades humanas NO TIENEN GÉNERO, son un vehículo de expresión, comprensión y expansión del ser humano seas hombre , mujer o quimera.