Inicio > Libros > No ficción > Otros asedios al franquismo

Otros asedios al franquismo

Otros asedios al franquismo

La dictadura impuesta por los sublevados que ganaron la guerra civil cuenta con una bibliografía abrumadora. Aun así, no deja de crecer, tanto en los estudios como en la creación literaria, en la que sigue siendo un asunto de destacado interés. Esto último lo corrobora el que año tras año el abnegado profesor José Manuel Pérez Carrera coordina un nutrido tomo bibliográfico que recoge y comenta la producción en el género narrativo. Hace pocas fechas, en diciembre de 2023, acaba de salir el repertorio relativo a 2022, dato del que aquí dejo simple constancia como debido homenaje a quien encabeza ese meritorio esfuerzo desde la Asociación de la Memoria social y democrática (AMESDE), puntual editora del volumen.

En los estudios y análisis de la guerra y la dictadura se suman sin cesar aportaciones de muy vario calado, estimuladas por los aires de la llamada memoria histórica. Sendos asedios al franquismo sobre aspectos parciales merecen la pena destacarse por su interés para un lector común, no para los especialistas. Ambos se hacen, además, desde ópticas distintas, desde el trabajo documental (el de Jesús A. Martínez) y a partir de la experiencia autobiográfica (el de Eugenio del Río).

"Las vietnamitas eran unas elementales máquinas para la reproducción de textos impresos, parientes de los modestos ciclostiles y antecesoras a lo pobre de las multicopistas"

A un lector joven le resultará sorprendente el título expresivo que pone el profesor de la Universidad Complutense Jesús A. Martínez a su libro, Vietnamitas contra Franco. ¿Qué pintaban los lejanos vietnamitas en la España del Movimiento?, se preguntarán. No es un marbete solo ingenioso con gancho comercial, sino la referencia a un instrumento básico de la propaganda y el activismo de la oposición al Régimen, que no necesita mayor aclaración para quienes vivimos buena parte de aquella oscura época. Las vietnamitas —sentido que bien merecería la pena que agregara la RAE en una próxima edición de su diccionario— eran unas elementales máquinas para la reproducción de textos impresos, parientes de los modestos ciclostiles y antecesoras a lo pobre de las multicopistas. Las tataranietas menesterosas de las actuales impresoras digitales. Aquellos artefactos simples y caseros sirvieron durante toda la posguerra para denunciar los abusos del franquismo y para movilizar a trabajadores y estudiantes en contra del nacionalcatolicismo. La calidad de los impresos era por lo general pésima y estos abarcaban el arco que va de humildísimas revistas o folletos a carteles, hojas volanderas y octavillas.

Las vietnamitas no fueron el único medio técnico y la metonimia acoge un todo más variado y, en cualquier caso, representa bien el conjunto de recursos gráficos, escritos o dibujados, que utilizó la clandestinidad. Al amparo del título, la multiplicidad de arbitrios, caminos, trucos, estratagemas… ingeniados por el activismo impreso o manuscrito están presentes en este volumen, que incluye desde peripecias de difusión de obras de mayor envergadura como libros o revistas hasta grabados de artistas comprometidos (me habría gustado encontrar entero un calendario de Estampa Popular, pero no puede estar todo) o grafitis subversivos en edificios, paredes y murales. Aunque algunos aspectos sean conocidos, el autor aporta un riquísimo y curiosísimo noticierismo que despierta la sonrisa y la admiración, a pesar de las sombrías causas que motivaban el despliegue de audacias temerarias. Nada escapa a la mirada panorámica de Jesús A. Martínez. Además, los datos menudos se complementan con oportunas explicaciones técnicas e históricas y con abundante artillería bibliográfica.

"Eugenio del Río da a su libro un explícito soporte autobiográfico que respalda sus reflexiones"

El curioso estudio de este fenómeno opositor no es por completo novedoso. Al propio Jesús A. Martínez se le debe el precedente directo, y no lejano, de 2016, el catálogo de la exposición madrileña Letras clandestinas (1939-1976), salido de la esmerada Imprenta Municipal. La presente publicación inserta medio millar de ilustraciones, facsímiles de cartas manuscritas o de boletines (mucho sería llamarlos revistas, aunque algunos tuvieran tal pretensión) y fotos. Suponen un enorme valor añadido si no es que merecen la pena por sí mismas. Esta estampación editorialmente ejemplar de Vietnamitas contra Franco es una fiesta para la vista.

El catálogo del historiador minucioso se cambia por la exposición de vivencias personales en Jóvenes antifranquistas (1965-1975) de Eugenio del Río. Es fundamental reparar en el paréntesis que acota el contenido del título porque no se refiere a los primeros jóvenes antifranquistas, los de la generación del medio siglo (los Múgica, Semprún, Claudín, Pradera, en la política; los López Pacheco, López Salinas, Goytisolo, Ferres, en la literatura) sino a los de la promoción del 68. No a los que se movieron, militantes o compañeros de viaje, en la órbita del Partido Comunista sino a la oleada siguiente, que reaccionó crítica y airadamente contra el comunismo versión soviética. El propio Eugenio del Río fue figura destacada del aquel momento al participar en la fundación del Movimiento Comunista (MC) y ocupar la secretaría general entre 1975 y 1983.

Eugenio del Río da a su libro un explícito soporte autobiográfico que respalda sus “reflexiones” —término fundamental para explicarlo— sobre el fenómeno de la movilización de muchos jóvenes impelidos a finales de los 60 y en el decenio siguiente por dos grandes impulsos, “un profundo sentido de la solidaridad y una intensa rabia”. Estos recuerdos tienen la peculiaridad expositiva de acompañarse de auténticos análisis teórico-políticos a los que agrega una copiosísima bibliografía. Este material, de interés histórico doctrinal, resulta un tanto excesivo y se podría haber evitado en beneficio del relato vivenciado. Pero no importa mucho esta información pegadiza porque se mantiene el valor de crónica de un tiempo.

"El mundo pudo haber sido mejor si el radicalismo obstinado no hubiera campado por sus respetos. Este análisis ejemplar por su coraje deja inevitablemente un rastro de melancolía."

Tal crónica lo es de un sector político de entonces, y que se dilató durante dos decenios ya con síntomas moribundos, el de, digamos, la izquierda de la izquierda. El bloque ideológico que estaba a la izquierda de la izquierda tildada como reformista. Esta extrema izquierda se aglutinó en grupúsculos cuyas siglas hace tiempo que pasaron a la historia, la ORT con su extensión sindical SU y la juvenil UJM, el posterior partido político PTE-ORT, el PCE (m-l) o la JOC. Sus influencias abrevaban, sobre una corriente mayoritaria de corte marxista y leninista, en flujos ideológicos variados, el maoísmo, la seducción guevariana, Cuba, el troskismo, el anticolonialismo espoleado por la guerra de Vietnam o ciertas intuiciones de liberación feminista. Más, y ello lo subraya con mucha fuerza Eugenio del Río, una intensa corriente de cristianismo crítico que partía de una realidad colectiva profundamente religiosa, de “una sociedad saturada de catolicismo”, y que tomó el camino de la confrontación con la jerarquía eclesial.

Sobre esta variedad de corrientes revolucionarias reflexiona Del Río y su rememoración implacable censa los comportamientos coincidentes: utopismo, desconocimiento o ignorancia de la realidad, proclividad a la violencia, fanatismo, intransigencia doctrinal… A estas rémoras se refiere con estricto sentido autocrítico, sin duda la gran marca del libro. Señala, explica y condena esas negativas actitudes. Sin jeremiadas ni masoquismos. Con una lucidez y valentía insólitas en quienes han andado en el barro de la política. El balance general es el de un fracaso estrepitoso de aquella voluntarista intención de cambiar el mundo. Todo ello se saldó en un desastre generalizado. El mundo pudo haber sido mejor si el radicalismo obstinado no hubiera campado por sus respetos. Este análisis ejemplar por su coraje deja inevitablemente un rastro de melancolía. Pero no un puro mensaje de derrota, aunque sea una rememoración muy cruda, dura y amarga. En las lecciones del pasado se hospedan enseñanzas para conseguir un futuro de auténtico progreso, muy distinto de aquella fallida ensoñación radical autoritaria. Jóvenes antifranquistas me deja la impresión de haber conocido a un raro espécimen de político honesto y sincero.

———————

Autor: Jesús A. Martínez. Título: Vietnamitas contra Franco: Letras perseguidas y espacios secretos. Editorial: Cátedra. Venta: Todostuslibros.

———————

Autor: Eugenio del Río. Título: Jóvenes antifranquistas (1965-1975). Editorial: Los Libros de la Catarata. Venta: Todostuslibros.

5/5 (2 Puntuaciones. Valora este artículo, por favor)
Notificar por email
Notificar de
guest

0 Comentarios
Feedbacks en línea
Ver todos los comentarios