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Buscando la palabra exacta

Buscando la palabra exacta

¿Quién no ha deseado expresar algo y no ha encontrado la palabra perfecta para hacerlo? Es normal: nos ha ocurrido a todos (aunque a algunos más que otros, claro está). Por suerte, Miguel Ángel Velasco, creador de ese @diccionariovip que tanto furor ha levantado en redes, ha confeccionado un diccionario en el que no resulta difícil encontrar el término que andabas buscando.

En este making of, Miguel Ángel Velasco explica qué le impulsó a escribir La palabra exacta (Temas de hoy).

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El proceso de crear La palabra exacta fue un viaje apasionante que me sumergió en las complejidades del lenguaje y su influencia en la sociedad. A los 26 años, tras finalizar mis estudios en educación social y psicología, me embarqué en esta travesía tras la creación de mi comunidad literaria en redes sociales como @DiccionarioVip, explorando el poder transformador de las palabras en un mundo cada vez más conectado a través de las redes sociales.

Desde el inicio, me enfrenté al desafío de abordar un tema tan amplio como es el concepto que quería transmitir «ser capaz de encontrar una palabra exacta para cualquier situación». Definir su esencia y explorar cómo impacta la comunicación y la comprensión exigió una cuidadosa consideración conceptual. En este viaje, encontré dificultades al equilibrar la profundidad filosófica con la accesibilidad para el lector. Mi deseo de hacerlo atractivo para el lector era férreo pues en ningún momento deseaba escribir un diccionario al uso en el que solo poder encontrar palabras y sus acepciones.

"Cada palabra en el libro fue seleccionada meticulosamente. Experimenté bloqueos creativos y momentos de duda, consciente de que la elección de una palabra podía alterar sutilmente el tono o significado de una frase"

La investigación se volvió esencial para fundamentar mis reflexiones. Inmerso en estudios lingüísticos, teorías filosóficas, análisis históricos y conceptos populares, buscaba comprender cómo ciertas palabras han evolucionado y afectado a la sociedad a lo largo del tiempo. En mi proceso de investigación, el reconocido lingüista Ludwig Wittgenstein me acompañó virtualmente: «Los límites de mi lenguaje significan los límites de mi mundo». Esta perspectiva influyó en mi exploración de cómo ciertas palabras han evolucionado y afectado a la sociedad hasta del punto de que una mala definición de una palabra la limitaba totalmente y hacía errónea su concepción, añadiendo una capa de reflexión sobre la conexión entre el lenguaje y la percepción del mundo. Este proceso enriqueció la base conceptual del libro, pero también presentó desafíos al traducir ideas de manera comprensible y cautivadora ya que muchas de las palabras que aparecen en el libro no tienen una traducción a una sola palabra del español, como puede ser “Apapacho” una palabra en Náhuatl que significa acariciar con el alma y refiere a esos abrazos que van más allá de lo físico, más allá de la cercanía entre dos personas. Me fascinaba que alguien hubiese sabido ponerle nombre a algo tan bello.

"Reflexioné sobre mi propia relación con las palabras y cómo mi uso del lenguaje había evolucionado, o como otros idiomas me habían enamorado, por ejemplo desde que pasé un año viviendo en México y descubrí el idioma Náhuatl"

Cada palabra en el libro fue seleccionada meticulosamente. Experimenté bloqueos creativos y momentos de duda, consciente de que la elección de una palabra podía alterar sutilmente el tono o significado de una frase. La búsqueda de la palabra exacta se convirtió en una exploración constante de matices y significados, cada corrección representaba un paso hacia la expresión más precisa. Resultaba irónico estar escribiendo un libro titulado La Palabra Exacta y que, en ocasiones, yo no encontrase las palabras adecuadas para expresar aquello que deseaba.

El aspecto más enriquecedor fue la conexión personal con el tema. Reflexioné sobre mi propia relación con las palabras y cómo mi uso del lenguaje había evolucionado, o como otros idiomas me habían enamorado, por ejemplo desde que pasé un año viviendo en México y descubrí el idioma Náhuatl. Este toque autobiográfico agregó autenticidad al libro, permitiéndome compartir experiencias que resonarían con los lectores tal y como resonaban constantemente en mi mente.

"Escribir este libro fue un viaje intelectual y emocional. Fue una odisea hacia una comprensión más profunda de las palabras y su impacto en la vida cotidiana"

Este viaje, que se volvió más que una exploración académica, se nutrió también de las enseñanzas del poeta Rainer Maria Rilke: «La tarea del artista no consiste en replicar la realidad sino expresarla». Cada capítulo se convirtió en una expresión personal, una introspección que se alineaba con la idea de que la verdadera esencia de las palabras no reside solo en su significado, sino en la experiencia que evocan. Deseaba que mi libro fuese un símil de “Hanami” un término japonés que describe esa sensación de placer al contemplar las flores, quería que mis lectores viesen mi libro como algo hermoso que contemplar que llena el alma.

El proceso culminó, en lo que yo considero, una obra que explora las complejidades del lenguaje, invitando a los lectores a reflexionar sobre su conexión con las palabras. La palabra exacta se convirtió en un testimonio del poder transformador del lenguaje y la importancia de buscar la expresión precisa en la comunicación.

Escribir este libro fue un viaje intelectual y emocional. Fue una odisea hacia una comprensión más profunda de las palabras y su impacto en la vida cotidiana. En cada página, busqué la palabra exacta no sólo para comunicar ideas, sino también para invitar a los lectores a explorar la riqueza del lenguaje y descubrir, en sus propias palabras, la esencia de la expresión perfecta.

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Autor: Miguel Ángel Velasco. Título: La palabra exacta. Editorial: Temas de hoy. Venta: Todos tus libros.

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