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Proyecto Itinera (LII): ¿Escribiendo la Historia de Roma?

Proyecto Itinera (LII): ¿Escribiendo la Historia de Roma?

El Proyecto ITINERA nace de la colaboración entre la Asociación Murciana de Profesores de Latín y Griego (AMUPROLAG) y la delegación murciana de la Sociedad Española de Estudios Clásicos (SEEC). Su intención es establecer sinergias entre varios profesionales, dignificar y divulgar los estudios grecolatinos y la cultura clásica. A tal fin ofrece talleres prácticos, conferencias, representaciones teatrales, pasacalles mitológicos, recreaciones históricas y artículos en prensa, con la intención de concienciar a nuestro entorno de la pervivencia del mundo clásico en diferentes campos de la sociedad actual. Su objetivo secundario es acercar esta experiencia a las instituciones o medios que lo soliciten, con el convencimiento de que Grecia y Roma, así como su legado, aún tienen mucho que aportar a la sociedad actual. 

Zenda cree que es de interés darlo a conocer a sus lectores y amigos, con la publicación de algunos de sus trabajos.

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Mientras el martilleo incesante de las obras en el piso de arriba distrae a mi cerebro de sus quehaceres diarios y habituales, me vienen por otros derroteros nombres como Tito Livio, Tácito y Flavio Josefo.

Muchas veces a los historiadores se nos pregunta cómo es posible que sepamos un dato tan preciso de algo o, por el contrario, que no estemos seguros de nada en un tema. Y voy a intentar explicarlo, ya que es arduo, de esas cosas que te hacen sudar la gota gorda. Pero también es un tema tan necesario como el respirar o el comer —para mí el comer es importante en exceso— y que nos ayuda también en nuestro día a día.

"A la hora de acercarnos a un tema de historia de Roma antigua —y de cualquier época— debemos jugar con los registros escritos"

Básicamente, a la hora de acercarnos a un tema de historia de Roma antigua —y de cualquier época— debemos jugar con los registros escritos, si los hay, de ese tema en concreto. De esta ecuación sacaremos a la Prehistoria. Nuestros compañeros y compañeras prehistoriadores lo tienen muy difícil, y por eso su labor es más importante aún si cabe. ¿Qué son esos registros escritos? Lo que en Historia llamamos «fuentes primarias», los textos que, cronológicamente, están más cercanos al hecho por estudiar. Y aquí es donde entra una variante que se va a dar en todos esos registros: la objetividad, o no, de quien los escribió.

Además, de muchas culturas que tuvieron contacto con Roma pero de las que no se han encontrado fuentes primarias directas, sólo nos queda lo que los romanos escribieron sobre ellos. Y pasa lo siguiente: todos, a la hora de escribir tenemos una serie de presupuestos sobre el tema que vamos a tratar, y los escritores de la antigüedad no eran diferentes. Tenían filias y fobias como el que más. Según la época a la que se referían o en la que escribían, o dependiendo de su concepto de tal o cual pueblo, iban a escribir sobre los temas que trataran de una manera u otra. Eso es lo que los iguala a los autores contemporáneos. Lo mismo que cuando leemos un periódico hoy en día debemos ir con cuidado a la hora de interpretar las noticias, así deberemos hacer cuando nos acerquemos a textos escritos, por ejemplo, en la Historia Augusta.

"¿Qué es eso de la Historia Augusta? Es un compendio de vidas de emperadores desde Adriano hasta Diocleciano. Abarca casi doscientos años del Imperio Romano"

¿Qué es eso de la Historia Augusta? Es un compendio de vidas de emperadores desde Adriano hasta Diocleciano. Abarca casi doscientos años del Imperio Romano. Pero tiene un gran problema: la subjetividad de quien lo escribió. Todavía se discute si fue una mano o varias, la época en la que fue escrita la obra y otros tantos problemas. Pero ahí está. Y posiblemente, al ser dada por buena durante cientos de años, creó una serie de estereotipos sobre algunos emperadores romanos que hoy en día todavía perduran en el imaginario popular.

Por eso, siempre que tengo que escribir sobre emperadores u otros personajes de la Antigüedad, me gusta releer varias obras. Una de ellas me ayuda mucho a entender cómo los griegos y los romanos entendían a los pueblos que les rodeaban y que consideraban bárbaros. Se trata de La sabiduría de los bárbaros: Los límites de la helenización. Escrita por el siempre brillante Arnaldo Momigliano hace más de cuarenta años, supone un primer y gran acercamiento para entender varios conceptos.

Otro libro que me encanta hojear cuando trato de buscar respuestas a la inmensidad de dudas y quebraderos de cabeza que me dan los autores antiguos es el de La Historia en Roma, escrito por Jean-Marie André y Alain Hus. Aquí se trata de manera crítica a varios de esos autores que nombraba al principio, y nos sirve, además, para ver cómo fue evolucionando la historiografía en la antigua Roma. Un imprescindible.

"Debemos leerlo todo, pero aplicar un filtro a todo lo que leemos, y para eso lo mejor es empezar por Herodoto, Polibio o Demóstenes"

Finalmente, otro estudio clásico que tengo en mi biblioteca desde hace años es El siglo de Augusto, escrito por Pierre Grimal en la década de 1950. Obviamente, el autor se centra en todo lo que rodeó a la figura del primer emperador romano, pero atendiendo a los literatos y demás artistas que desarrollaron su obra en la época (finales del siglo I a.C. e inicios del siglo I d.C.). Cuando nos sumergimos en este maravilloso ensayo de Grimal, descubrimos detalles que nos permiten leer entre líneas cuando nos acercamos a las obras de Ovidio o Virgilio.

Pese al paso inevitable del tiempo, para mí, y dentro de mi opinión totalmente subjetiva, estas tres obras han envejecido muy bien. Son ya clásicos y en algunas partes están superados por estudios más modernos que siempre deberemos leer y estudiar. Pero viene bien comenzar por estos autores para hacernos una idea de cuán difícil es interpretar a los clásicos. Aprender a leer —en el sentido más amplio del término— es muy importante, y más en nuestros días, cuando estamos inundados de supuesta información que nos vuelve locos y distrae. Debemos leerlo todo, pero aplicar un filtro a todo lo que leemos, y para eso lo mejor es empezar por Herodoto, Polibio o Demóstenes. En sus líneas hay más contemporaneidad, muchas veces, que en la noticia más inmediata que haya salido en redes sociales.

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