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¿Qué está pasando con el arte?

¿Qué está pasando con el arte?

Estamos inmersos en una proliferación exitosa de libros sobre arte y su historia. ¿O es cosa mía? A veces se interesa uno por un tema y empieza a verlo por todas partes, aunque siempre estuvo ahí.

Miguel Ángel Cajigal, más conocido como El Barroquista en su faceta como divulgador, publicó Otra historia del arte con el sugerente y desvergonzado subtítulo que te abraza y te dice al oído que “no pasa nada si no te gustan Las Meninas”. Vino a reventar la concepción que tenemos del arte, de cuál es el bueno y cuál es el malo, transmitida desde los propios museos incluso. Un entrenamiento para tener otras miradas al ver una pintura o un edificio si atendemos a sus indicaciones en Otra historia de la arquitectura. Sara Rubayo también nos ha acercado a la disciplina con Te gusta el arte aunque no lo sepas. Alberto Garín se ha encargado de que no dejemos de lado al loquísimo arte medieval con Historia irreverente del arte. Y con la sensibilidad que le caracteriza, una de las lecturas que más me ha emocionado en los últimos años ha sido el relato que Carlos del Amor escribió sobre el Perro semihundido de Goya en su obra Emocionarte: la doble vida de los cuadros. Un título bastante certero por lo que consigue en el lector, donde el autor juega a inventar historias como si las pinturas y sus protagonistas cobraran (o recobraran más bien) vida. Repitió la fórmula únicamente con retratos en Retratarte: cuando cada mirada es una historia.

"Dónde están, por qué están allí, e incluso cómo están, son las principales preguntas que responde Mercedes Orihuela, conservadora del Prado y responsable del Servicio de Depósitos durante años"

Y también tenemos El prado disperso de Mercedes Orihuela Maeso si se quiere ampliar fronteras (nunca mejor dicho). Se trata de la historia de las obras del Museo del Prado que no están en el Museo del Prado. Hay más de 3400 obras de arte repartidas por el mundo que pertenecen al Prado, sin contar las que han acabado destruidas, desaparecidas o las que no se logran localizar, porque ya sabemos hasta dónde puede llegar la relajación humana. Si a mí me cuesta prestar mis libros, imagina una pintura florentina del siglo XVI. Porque luego pasa lo que pasa y hay quien se crea un incorrecto sentido de la propiedad. Y, ojo, que no hablamos de ese libro de mi estantería con las páginas amarillas que he recomendado a un amigo, pero en verdad no me gustó mucho. Aquí se está prestando a Rubens, El Greco, Murillo y otros bicharracos de lo suyo.

"Uno de los cuadros dispersos es obra de Dióscoro Teófilo de la Puebla y representa, casualmente, el Primer desembarco de Cristóbal Colón en América, depositado en el Ayuntamiento de A Coruña"

Dónde están, por qué están allí, e incluso cómo están, son las principales preguntas que responde Mercedes Orihuela, conservadora del Prado y responsable del Servicio de Depósitos durante años. Esta obra es más técnica que las demás citadas, a esta lectura hay que venir entrenado de casa si se pretende captar sensaciones y emocionarte con las obras. Más wikipédica en sus formas, pero un pozo de conocimiento en su contenido.

Uno de los cuadros dispersos es obra de Dióscoro Teófilo de la Puebla y representa, casualmente, el Primer desembarco de Cristóbal Colón en América, depositado en el Ayuntamiento de A Coruña. Y ya lo avisaba Sara Rubayo en su libro, “la historia del arte tiene más que ver con tu vida y tus problemas de lo que te imaginas”. Ahora que se plantea (y debate) la descolonización de los museos españoles, al menos que nos coja bien entrenados en el arte.

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Autora: Mercedes Orihuela Maeso. Título: El Prado Disperso. Editorial: Espasa. Venta: Todos tus libros.

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