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Relaciones misericordiosas, de László Krasznahorkai

Relaciones misericordiosas, de László Krasznahorkai

Unos días antes del fallo del Premio Nobel de Literatura 2025, me pasé por dos bibliotecas públicas de Madrid y tomé en préstamo algunos libros de autores que podían ganar el premio Nobel el jueves de esa semana. De este modo, saqué de la biblioteca de Ciudad Lineal Relaciones misericordiosas (1986), el único libro de relatos traducido al español de László Krasznahorkai (Gyula, Hungría, 1954). Tiene otro, titulado en húngaro El mundo sigue, de 2013, que aún no ha llegado al público en español de la mano de Adan Adan Kovacsics, que es el traductor de todas sus obras a nuestro idioma.

Tango satánico fue la primera novela de Krasznahorkai y se publicó en 1985. Su siguiente libro publicado fue esta colección de cuentos, Relaciones misericordiosas.

"Es muy probable que, en su trasfondo, la narración sea una metáfora del fin de los regímenes comunistas en la Europa del Este, que en la década de 1980 Krasznahorkai podía temer que dieran sus últimos coletazos de un modo violento"

Relaciones misericordiosas tiene el subtítulo de Relatos mortales y consta de ocho cuentos. El primero se titula “El último barco” y en él, desde la primera línea, el lector experimenta una opresiva sensación de amenaza. Una ciudad húngara ha sufrido una guerra, se han ido las tropas regulares y está controlada por un comando especial. Unos sesenta disidentes del régimen —aunque esto no queda muy claro, porque el relato apuesta por la confusión y la sensación de caos— han sido convocados en el puerto para salir del lugar en un derrengado barco. El relato está narrado en primera persona del plural, así que será este narrador colectivo el que nos hable del drama de abandonar la ciudad y también el país a través del Danubio, que parece ser la última salida. “El último barco” está recorrido por una sensación de fin del mundo y, como se ha comentado tras el Nobel, es una narración apocalíptica. Es muy probable que, en su trasfondo, la narración sea una metáfora del fin de los regímenes comunistas en la Europa del Este, que en la década de 1980 Krasznahorkai podía temer que dieran sus últimos coletazos de un modo violento.

“Herman, el guardabosques (primera versión)” trata sobre un guardabosques ya jubilado que recibe el encargo de «arreglar» un bosque abandonado, que está empezando a perjudicar, con sus depredadores, a una zona cercana de caza. Herman se considera a sí mismo como un artista de tender trampas y aceptará la misión. Sin embargo, aunque tiene éxito en su cometido, la búsqueda del verdadero sentido de lo que hace empezará a minar su autoconfianza y mirará a los animales que extermina de otra manera. De forma más clara que en otros textos de Krasznahorkai, me ha parecido sentir en este cuento la influencia de Franz Kafka, sobre todo del cuento “La guarida”, por la idea de la persona sola y acosada que se hace un refugio, pero también hay ecos de otros cuentos, como “Un artista del hambre”. Hacia el final, en su crítica a la sociedad en la que vive, me ha parecido también escuchar la voz de Thomas Bernhard.

Por ahora, tras leer dos cuentos, que suman unas cincuenta páginas, constato que el nivel es muy bueno. En estos relatos también me encuentro con el estilo denso de las novelas que he leído del autor, Tango satánico (1985) y Guerra y guerra (1999), con ese estilo de frases muy largas, cuajadas de subordinadas.

"La primera persona perseguida no es capaz de imaginar que se encuentra ante un perturbado, un voyeur, y cree que son sus antiguos camaradas del partido los que le tienen vigilado"

En “En manos del barbero” percibo más la influencia del Fiódor Dostoievski de Crimen y castigo. Krasznahorkai ha declarado en alguna entrevista que algunas de sus influencias literarias más claras son Kafka, Bernhard y Dostoievski. En este cuento, un tipo comete un crimen, pensando que un viejo que presume en el bar de su dinero realmente lo tiene, y ha de huir. Para tratar de cambiar de aspecto visitará a un barbero, que empezará a comportarse de un modo extraño, entrando de nuevo esta historia en territorio kafkiano.

“La trampa de Rozi” es el cuarto cuento. En él, un hombre que parece un gran trabajador ve un día interrumpida su rutina al percatarse, cuando va a subir al tren, que alguien observa a los demás en la estación. Siguiendo un impulso extraño, decidirá seguir a este hombre, que a su vez sigue a otro, que se sabe observado por este. El punto de vista de la narración —está escrita, en principio, en tercera persona, y luego pasa a la primera— va pasando de un personaje a otro. En este relato subyace una crítica a los estados totalitarios que vigilan a la población, porque la primera persona perseguida no es capaz de imaginar que se encuentra ante un perturbado, un voyeur, y cree que son sus antiguos camaradas del partido los que le tienen vigilado.

"Es este un relato existencia sobre el absurdo del mundo, que, dentro de su planteamiento extraño, funciona a la perfección, moviéndose con gran energía desde su eje angustioso y torcido"

“Calor”, al igual que “El último barco”, nos traslada a un escenario apocalíptico. La sociedad parece estar derrumbándose y una pareja busca refugio en un edificio abandonado, donde trata de pasar desapercibida en medio de los incendios que sufre su ciudad. «El hombre normal y corriente como yo mismo vive en un peligro constante, quera algo o no quiera nada», leemos en la página 77. Este cuento está narrado en primera persona y me ha llamado la atención la creación de Krasznahorkai de una voz narrativa ligeramente machista. Es también un gran cuento.

“Lejos de Bogdanovich” es un cuento eminentemente kafkiano. Un hombre de mediana edad entró en una fiesta la noche anterior y ahora, en el tiempo narrativo del relato, huye con un chico joven, que podría ser su hijo, porque este último se metió en una pelea, y quizás (el lector no acaba de averiguarlo) ha habido un asesinato. En la página 99 leemos: «Del hombre que yo era ayer apenas ha quedado nada, que soy todo inverosimilitud y todo angustia». El narrador siente que ha dejado de pertenecer al mundo al identificarse en la pelea de la noche anterior con el joven Bogdanovich, del que ahora se siente responsable y al que acompaña por la calle. Es este un relato existencial sobre el absurdo del mundo, que, dentro de su planteamiento extraño, funciona a la perfección, moviéndose con gran energía desde su eje angustioso y torcido.

"En este último cuento, Krasznahorkai retoma el universo creado en el segundo, desde otro punto de vista y, quizás, proponiendo un final alternativo al de la primera historia"

“En busca de emisoras”, el séptimo relato, me ha parecido el más flojo del conjunto, dentro —claro— de un nivel muy alto. En él, un profesor jubilado busca emisoras de radio, y siente que es libre al poder escuchar la radio, ya que en los otros momentos de su vida se siente vigilado por su mujer o su comunidad, quienes sospechan que está loco y que puede esconder algún peligro para los demás. Después de la muerte de su mujer, el narrador quiere aislarse del mundo, pero desde el ayuntamiento no dejarán de requerir su presencia en diversos actos. De nuevo nos encontramos aquí con una crítica a los regímenes comunistas y su intromisión en la vida privada de las personas.

El último cuento es “El final de un oficio (segunda versión)”, y me ha parecido un gran cierre para el libro. Un grupo de oficiales viaja con unas mujeres, con las que mantienen relaciones disolutas para la moral de la época, hasta una ciudad de provincia. En esta ciudad se van a encontrar con que la gente vive atemorizada por las acciones contra los ciudadanos que ha tomado un antiguo guardabosques, llamado Herman, que parece haberse vuelto loco. Así que, en este último cuento, Krasznahorkai retoma el universo creado en el segundo, el titulado “Herman, el guardabosques”, desde otro punto de vista y, quizás, proponiendo un final alternativo al de la primera historia.

Como ya he adelantado, Relaciones misericordiosas me ha parecido un gran libro de relatos, con influencias de grandes autores como Kafka, Bernhard y Dostoievski, y con el estilo denso, poético y elaborado de las dos novelas de Krasznahorkai que conozco. Todo el universo del autor sobre la desesperación de la existencia, el absurdo, la inminencia de la destrucción social están ya en estos relatos. Quizás este libro de cuentos, Relaciones misericordiosas, sea una gran puerta de entrada al mundo literario de Krasznahorkai, antes de acercarse a sus novelas.

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