El 30 de octubre de 1961 se estrenó Rey de reyes, una película dirigida por Nicholas Ray y protagonizada por Jeffrey Hunter que narraba la vida de Jesús, centrándose en sus momentos más difíciles. La película fue rodada en España, en los Estudios Chamartín de Samuel Bronston y localizaciones exteriores de la Comunidad de Madrid.
Rey de reyes, lo que debes saber
Ficha técnica y reparto
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Título original: King of Kings
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Año de estreno: 1961
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País: Estados Unidos
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Dirección: Nicholas Ray
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Producción: Samuel Bronston
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Guion: Philip Yordan, basado en los Evangelios
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Música: Miklós Rózsa
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Fotografía: Manuel Berenguer
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Duración: 168 minutos
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Género: Drama bíblico, histórico, religioso
Reparto principal:
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Jeffrey Hunter como Jesús de Nazaret
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Siobhán McKenna como María, madre de Jesús
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Hurd Hatfield como Poncio Pilato
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Harry Guardino como Barrabás
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Rip Torn como Judas Iscariote
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Carmen Sevilla como María Magdalena
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Viveca Lindfors como Claudia
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Ron Randell como Lucius
Jesús en la gran pantalla
La figura de Jesucristo ha sido representada en el cine en diferentes películas y con diversos enfoques. Uno de los proyectos más exitosos fue el que realizó Franco Zeffirelli para la televisión, Jesús de Nazaret (1977). El realizador italiano retrató la vida completa de Jesús —interpretado por Robert Powell—, desde su nacimiento hasta su muerte. Gran parte del éxito lo tuvo su reparto cuajado de estrellas de Hollywood como James Mason, Michael York, Anne Bancroft, Rod Steiger, Peter Ustinov o Laurence Olivier.
Pocos años después del estreno de Rey de reyes, Hollywood apostó por una nueva superproducción, La historia más grande jamás contada (1965), que implicó hasta tres directores de renombre: George Stevens —que figura como director en los títulos de crédito—, Jean Negulesco y David Lean. En esta ocasión, el elegido para interpretar a Jesús fue Max von Sydow. El actor que dio vida a Juan Bautista fue Charlton Heston, y Claude Rains se metió en la piel del cruel Herodes. La película fue nominada a cinco premios Oscar, aunque no se llevó ninguno. Un año antes hubo otro biopic sobre Jesucristo, El Evangelio según San Mateo, dirigido por Pier Paolo Passolini y protagonizado por un estudiante español, Enrique Irazoqui. Este joven aficionado a la literatura y el ajedrez sólo hizo otro par de películas más después de su papel de Jesucristo.
Una de las últimas películas, y también de las más celebradas, sobre Jesús la firmó Mel Gibson, La pasión de Cristo (2004). A pesar de la gran calidad de la cinta, Gibson tuvo bastantes críticas por la violencia del film. Su recreación de las últimas horas de Jesús fue un taquillazo espectacular, a pesar de las prohibiciones de ciertos gobiernos. Pocas veces se ha visto a un Jesús tan humano, muy alejado del concepto mesiánico de las películas de los años sesenta.
Anécdotas y curiosidades de Rey de reyes
- Carmen Sevilla debutó muy joven en una serie de películas que explotaron su faceta de cantante. Enseguida cruzó el Atlántico para rodar en México, y una de las películas en las que participó fue nominada a los Oscar, La venganza (1958), pero su gran papel internacional fue el de María Magdalena. Carmen no dominaba el inglés y tuvo que ser doblada; de haber hablado bien la lengua de Shakespeare, ¿qué no podría haber conseguido esta actriz?
- En Rey de reyes participaron más actores españoles, entre los cuales destacaron Frank Braña —un habitual de las películas del Oeste, que compartió set de rodaje con Clint Eastwood— y Aldo Sambrell —el villano por excelencia de los spaghetti westerns de los años sesenta y setenta—.
- Jeffrey Hunter estaba llamado a ser una de las grandes estrellas de Hollywood, y su rol como Jesús le trajo una fama planetaria: durante años recibió miles de cartas de sus admiradores. Pero el actor, que había trabajado con directores como John Ford, quedó lastrado por su interpretación en Rey de reyes. Sus siguientes actuaciones fueron en películas cada vez de peor calidad, hasta que decidió centrarse en la televisión. Pero sus planes se frustraron. Hunter volvió a España para filmar una película de acción, y el actor perdió la vida por una conmoción cerebral durante el rodaje de una escena de acción. Tenía sólo 40 años.
- Uno de los principales atractivos de Rey de reyes para el gran público fue que en esta película se mostraba el rostro de Jesús en el cine. Esta fue una de las primeras ocasiones, en otras superproducciones como Ben-Hur (1959) sólo se veían de él unas manos. Lo más que pudimos contemplar de Claude Heater —el actor que encarnó a Jesucristo— en la película de William Wyler fue su espalda.
- Mucho antes del boom mesiánico de los años sesenta, Cecil B. DeMille rodó El rey de reyes (1927), una película muda que tuvo una gran acogida en su tiempo. En 2025, la vida de Jesús de Nazareth regresó a los cines, con el mismo título de la película de los años veinte, pero en una versión animada basada en un libro de Charles Dickens. Las voces para este film las pusieron destacados actores y actrices, como Kenneth Branagh, Uma Thurman, Forest Whitaker y Pierce Brosnan.
Premios y reconocimientos
Aunque Rey de reyes no obtuvo grandes premios internacionales, sí recibió reconocimiento por varios aspectos técnicos y artísticos:
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Música: la banda sonora de Miklós Rózsa es considerada una de las más bellas composiciones del cine bíblico, y ha sido interpretada en numerosas ocasiones por orquestas sinfónicas. Tuvo una nominación a los Globos de Oro.
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Éxito de taquilla: fue una de las películas religiosas más vistas de los años 60, especialmente en países de tradición cristiana como España, México y Brasil.
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Reconocimiento posterior: con el tiempo, la película se ha consolidado como un clásico del cine religioso, especialmente difundido durante la Semana Santa en televisiones de todo el mundo.




El título de ésta película surgió de un error producto del entendimiento precario de la Santísima Trinidad. “Rey de Reyes” es uno de los epítetos de Dios Padre, no de Dios Hijo, Jesucristo. Sí intentamos (siempre infructuosamente) aplicar la lógica a la Religión (a cualquier religión) en relación a la película, esta no se centra en Dios Padre, sino en Dios Hijo, en la vida, muerte y resurrección de Jesús Cristo (“El Ungido”), según una interpretación libre de los Evangelios, que también son una interpretación muy libre escritos tres siglos después de los acontecimientos reseñados. Parece ser que Dios Padre consideró que el Antiguo Testamento no era todo lo perfecto que quería (aunque uno de los atributos de Dios es la perfección) y decidió “corregirlo, ampliarlo y refundirlo” (porque la Biblia puede ser un libro sagrado, pero no deja de ser un libro, y por tanto siempre expuesto a los imponderables de sus editores) y decidió enviar a Jesús de Nazaret, Dios Hijo, para escribí el Nuevo Testamento y después, para superar eventuales empates eternos, creó El Espíritu Santo, la más reciente Persona de la Santísima Trinidad (Un solo Dios y tres Personas distintas). Toda una complejidad que significó guerras, matanzas y muchas condenas a muerte en la Historia de Occidente, por todo esto de los dogmas, las herejías, los cismas, las inquisiciones y las guerras santas, alimentados del fanatismo religioso y la oscuridad como regla. Sí es una contradicción absoluta que una religión fundada en unas bases morales tan sólidas en la teoría (“No matarás”, “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, etcétera, etcétera, etcétera) produzca tales matanzas en la práctica. Y allí está el problema: Toda religión se basa en la Fé y ésta es la negación de la Lógica, del pensamiento racional. O quizás resulte algo más simple: La Cristiandad no sabe leer, ni siquiera la Doctrina de Cristo, especialmente los jerarcas religiosos que se creen “Representantes de Dios en la Tierra” (suena delirante). Aunque fue, es y será un buena cantera para crear obras de Arte, en todas las Artes, y no solo en la Literatura y en la Cinematografía. Como la confusión continuará esperemos nuevas películas tituladas “Señor de Señores”, “Dios de los Ejércitos”, “El Eterno” y con los otros epítetos de Dios Padre registrados en El Antiguo o Viejo Testamento. Y hasta aquí me meto en “tologias” como escribió el genial Miguel de Cervantes, Narrador Predilecto de Costromo, mi patria, un país formalmente cristiano de mayoría católica aunque no fanática, donde vemos películas sobre Dios Padre, Cristo y El Espíritu Santo solo en Navidad y Semana Santa, más por tradición folklórica que por devoción religiosa, porque hace años que nadie lee una Encíclica Papal ni un artículo de prensa escrito por la gente de El Vaticano, que ni siquiera es visitado por los pocos ricos de Costromo que pueden “turistiar” en Europa, ellos prefieren los museos de Madrid, París y Londres, no El Vaticano, porque no gustan de multitudes rezanderas y éste es un rasgo típico de nuestro gentilicio porque a todo costromero se nos informa al cumplir la mayoría de edad y conforme a un decreto del siglo XIX lo que dijo el mismísimo Jesucristo: “Mi Reino no es de éste Mundo”.
La película reiteró la falsificación histórica de un Jesucristo rubio de ojos azules porque la realidad histórica es que Joshua bar Joseph (Jesús hijo de José, en cristiano) era o es (si creemos en la inmortalidad y su carácter divino) un judío del siglo I, de ojos oscuros, ojos café o pardos, y piel aceitunada, propia de los hombres de las etnias semitas (judíos y árabes son pueblos semitas) de la época y ésta información la aportaron científicos acreditados en la materia. Esa imagen de un Jesucristo rubio, blondo, dorado, güero, catire o catirucio, es invención interesada de los pueblos blancos de Europa porque Jesuscristo era o es judío y asiático. Negar tal hecho siempre es una falsedad y tiene raíces racistas. Y el racismo no solo contaminó la Religión, también el Cine, el Arte del Siglo. En Hollywood contrataban actores y actrices blancas para interpretar personajes de indígenas o nativos americanos y de negros, y los maquillaban para no contratar actores y actrices indígenas o negras, porque estaba prohibido socialmente la presencia de tales minorías en los estudios de filmación. Y éstos personajes de indios o negros siempre eran retratados como villanos o salvajes, sí eran indios, o sirvientes, en el caso de las personas negras.
Segun la tesis de no recuerdo cuál heresiarca del siglo VII, quien dijo que todo el drama de Jesucristo fue una puesta en escena, una obra de teatro montada por Dios, ésta película “Rey de Reyes” es una adaptación de una obra teatral de Dios Padre protagonizada por Dios Hijo y guión escrito a seis manos por la Santísima Trinidad. Al heresiarca lo ajusticiaron, porque aunque no existía aún la Inquisición Papal sí existía el fanatismo religioso y la voluntad homicida de los esclavos del libro. No nos extrañe esta cara olvidada de Dios, de la dramaturgo, porque antes fue conocido como El Creador y “…primero fue El Verbo”. En todo caso esto aclararía las cosas: Dios Padre vió que su Antiguo Testamento tenía pequeñísimas fallas (algo inadmisible para la Perfección de Dios) y decidió reescribirlo, enmendarlo con un Nuevo Testamento y allí parió a Dios Hijo y por esto envío a Jesuscristo y como El Espíritu Santo decidió la votación, se montó otra escena del Gran Teatro del Mundo para que Dios Hijo, inmortal, todopoderoso y por tanto incapaz de sentir dolor verdaderamente humano, vino al mundo para predicar la nueva alianza de Dios. Parece que la Santísima Trinidad debatió a profundidad reconocedora de las escasas facultades intelectuales de la Humanidad no quiso escribir un detallado y sesudo Tratado Teológico-Humanistico y escogió el Teatro, como mecanismo pedagógico para exponer el Nuevo Testamento. Y consideró necesarias la violencia, la simulación, la manipulación de las emociones, las alegorías y moralejas, las fábulas y los toques mágicos, milagrosos o fantásticos, para enseñarle a una Humanidad tan rústica e ignorante, tan primitiva y violenta, tan egoísta y oportunista, tan supersticiosa y rezandera, tan adulante y acomodaticia, igualando su nivel, todo éste “radio-culebrón latinoamericano” con la vida, muerte (ficticia y simulada, porque Dios es Inmortal por definición ontológica) y resurrección (escondida por el gusto del Espíritu Santo por los misterios) del judío asiático Yoshua bar Yoseph (Jesús hijo de José) quien habló en arameo antiguo y no en latín, griego ni inglés, tampoco en alemán ni en ninguna otra lengua sin alfabeto de los pueblos nórdicos de Europa, aunque lo pinten rubio de ojos azules y melena lisa, características de tales etnias que se apoderaron hasta de la imagen física de Jesucristo, que falsificaron, y también falsificaron o adulteraron sus verdaderas enseñanzas. No olvidemos que Martín Lutero se unió al discurso de odio contra los judíos, discurso de los Papas durante siglos, y de las Iglesias Ortodoxas. Todo esto puso, no un grano de arena, sino los ladrillos para construir el muro de racismo genocida que creó el Holocausto. Aún muchos esperan la llegada del Mesías, muchos más su regreso, y pocos, me cuento, una rueda de prensa multimodo, simultánea y en todos los idiomas existentes (posible humanamente hoy con el uso simultáneo de la Internet y las redes de radio y televisión, nada comparado con los ilimitados recursos de Dios Todopoderoso) para que Dios, o cualquiera de las Personas de la Santísima Trinidad, se digne hablar de viva voz para exponer lo que quiera exponer y pararles el trote a tantos autoproclamados “Representantes, Delegados, Comisionados, Embajadores, Nuncios, Apóstoles, Vicarios, Apoderados, Caporales, Mayordomos y Apoyados por Dios en la Tierra” y así parar, erradicar y hacer imposibles las guerras santas y tantas otras matanzas, homicidios y delitos. Sí es que no es cierto otra tesis del mismo heresiarca que comenté: Dios está ausente, está de retiro espiritual para recuperar la paz espiritual después de ver todos los genocidios, matanzas, horrendos crímenes que la Humanidad, su Creación, ha cometido a lo largo de la Historia, y sí alguna vez hubo esperanza de su regreso, al abolirse la esclavitud, la suma de todos los crímenes, a finales del siglo XIX por obra de la masificación de las máquinas de vapor, tal esperanza se esfumó con la cadena de genocidios perpetrados en el siglo XX por los Alemanes en Namibia y en Europa, por el cometido por los Turcos contra los Armenios hasta los contemporáneos en África, en China contra los Uigures y en Palestina por Benjamín Netanyahu y Compañía.