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Rodrigo Blanco Calderón: «La tragedia venezolana beneficia a la literatura»

Rodrigo Blanco Calderón: «La tragedia venezolana beneficia a la literatura»

El escritor Rodrigo Blanco Calderón, ganador este año de la Bienal de Novela Vargas Llosa por The Night, afirma que por una contradicción «irónica y perversa» la «tragedia» de Venezuela beneficia a los autores venezolanos.

«A los escritores venezolanos nos ha dado temas y posibilidades literarias y una atención a nuestros libros que antes no teníamos», dice a Efe Blanco Calderón, que este domingo presentará The Night, su primera novela, en la Feria del Libro de Miami.

Nacido en Caracas en 1981, Blanco Calderón falta de su ciudad y de su país desde hace cuatro años. Tras tres años en París, está radicado en Málaga (España) y dedicado de lleno a la literatura.

En mayo de 2020, según cuenta a Efe, saldrá a la venta su segunda novela, que sucede en Caracas, la ciudad que constituye su espacio literario aunque él no esté, y «parte de una situación del presente que funciona como contexto» para contar unas historia de «relaciones personales, de pareja y de familia».

En The Night, escrita en Venezuela entre los años 2010 y 2013, el contexto fue la aparición de una serie de cadáveres de mujeres en las calles de Caracas, mientras que el de esta nueva obra es que muchos de los venezolanos que dejan su país debido a lo que él no duda en llamar «tragedia» abandonan a sus perros a su suerte.

«Me parece una metáfora muy transparente de lo que nos ha pasado», dice Blanco Calderón, quien en España ha descubierto que el abandono de perros no es solo un problema venezolano.

Amante de los perros, cree que el abandono de estos animales de compañía es señal de que «las cosas no marchan bien».

Blanco Calderón publicó su primer libro, Una fila de hombres, en 2005 y cultivó el cuento hasta que se abocó a su primera novela, cuyo título hace referencia a la «noche» que en muchos sentidos se ha abatido sobre Venezuela.

Para él la «migración» entre los dos géneros fue «bastante orgánica y natural», pues se planteó que cada capítulo de The Night tenía que ofrecer la «misma intensidad de lectura» que un cuento.

The Night, que no es una «novela de masas» ni una «novela sobre el chavismo», según advierte su autor, contiene «muchas historias, muchas secuencias narrativas y muchos personajes» que parecen «arrastrar» al lector hacia caminos que «parecen no tener que ver con la trama central, aunque sí lo tienen».

La violencia en Caracas, un fenómeno —dice— que es «anterior al chavismo» pero que ha crecido exponencialmente desde que en 1999 Hugo Chávez llegó a la Presidencia de Venezuela hasta desembocar en la «vorágine de autodestrucción» actual, con 30.000 asesinatos por año, «una cifra de guerra», es uno de los ejes de «The Night».

También lo es la propia literatura, pues a Blanco Calderón es uno de los temas que más le interesa tratar en sus libros.

Así en The Night aparece el personaje real del venezolano Darío Lanzini, autor del libro de poesía «Oír a Darío», que fue un maestro de los palíndromos y los juegos de palabras y era admirado por escritores como Julio Cortázar.

Lanzini aparece en la trama como «una figura legendaria».

«Es el único punto verdaderamente luminoso en la noche que yo narro», dice Blanco Calderón, para explicar que algunos de los personajes de la novela están obsesionados con los palíndromos y otras posibilidades lúdicas del lenguaje y los consideran un «oráculo» de las cosas que suceden en Venezuela.

Cosas que siguen perteneciendo al mundo de Calderón Blanco en la «diáspora», una «experiencia muy dura» en términos personales, pues genera «mucha tristeza y soledad» hasta que tarde o temprano «te sientes a gusto donde estás», dice hablando de Málaga.

Blanco Calderón recuerda que los venezolanos no tienen experiencia como emisores de migrantes y que el país fue un receptor de personas de todas partes del mundo. La Caracas que luego se tornó violenta fue desde 1958 hasta el fin de la década de los 70 «uno de los mejores lugares del mundo para vivir», subraya.

La literatura venezolana ha experimentado también un cambio. «No estábamos muy presentes en los contextos de los años 60 y 70, del ‘boom’ latinoamericano», pero ahora «está siendo reconocida en el extranjero», dice Rodrigo Blanco Calderón.

A su juicio, esa atención que generan los autores venezolanos en el exterior, al igual que el interés que todo lo cultural despierta dentro de la Venezuela actual, tiene que ver «con la relación perversa entre el mal y la creación estética», algo sobre lo que Jorge Luis Borges escribió.

En Venezuela «se siguen dando muchas actividades culturales por iniciativas personales y privadas y la gente se aferra a eso», tanto que se están batiendo marcas de asistencia a salas teatrales.

La industria editorial está prácticamente paralizada y solo funcionan con grandes dificultades las editoriales independientes, que «extrañamente» lo que más publican es poesía, afirma.

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