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Sobrevivir al engaño

Cuenta Albert Corominas en Las artimañas ¡vaya timo! que la peor ignorancia es la que no tiene conciencia de sí misma. Y no sabemos si se refiere a la inteligencia artificial, por aquello de la falta de conciencia, o a la inevitable necedad humana, omnipresente siempre en alguno de los múltiples ámbitos del conocimiento. Precisamente por eso, porque no podemos saberlo todo, porque se nos resisten territorios inexplorados en los que no somos duchos, somos carne de cañon de los bulos, las falacias, las argucias, los timos o las artimañas.

Con matices terminológicos sabiamente aclarados al inicio, con el rigor y la didáctica propia de un catedrático emérito, Corominas ha escrito un manual imprescindible en la llamada era del fake, si usamos el anglicismo innecesario, o del deep fake, dirían más recientemente, cuando la mentira digital es ya casi indiscernible de la realidad.

"Como el diablo, las artimañas tienen muchas caras"

Corominas denomina artimañas a “los procedimientos creados para intentar que pase por verdadero o bueno lo que es falso o malo”. Bebe de las fuentes del escepticismo de Mario Bunge y de Alfons Barceló, y sintetiza cuatro preguntas que pueden ser de ayuda en la detección de las artimañas, en la línea del pensamiento pragmático de científicos como Carl Sagan o Richard Feynman: ¿qué significa exactamente eso? ¿Cómo sabe eso quien lo afirma? ¿Cómo se puede probar? ¿A quién beneficia y a quién perjudica lo que se dice?

Como el diablo, las artimañas tienen muchas caras: se pueden disfrazar de noticias falsas, publicadas con algún interés  personal, mediático o político, caso del clásico bulo; aderezarse con argumentos lógicos, de autoridad o eruditos; e incluso maquillar tanto los hechos, oscurecidos a base de incongruencias o complicaciones innecesarias, como el uso de terminología deliberadamente abstrusa, de manera que, al final, obnubilada la razón del incauto, se sucumbe al engaño.

Simona Levi nos alertaba que normalmente no son los ciudadanos comunes, sino los poderes fácticos (los gobiernos, los ricos y poderosos), los grandes embelecadores, productores y viralizadores de desinformación. En el contexto tecnológico presente, la existencia de herramientas que a golpe de clic, en pocos segundos, son capaces de generar asechanzas, manipular o crear imágenes y vídeos que nos calumnien, es imprescindible pertrecharse de “conocimientos, rigor, escepticismo, pensamiento crítico y duda cartesiana”, como concluye Corominas, pues son “los antídotos insustituibles contra el engaño”. Es de agradecer, por cierto, en tiempos en los que la humildad brilla por su ausencia, que Corominas acepte y exponga los límites de su ensayo: la inteligencia humana siempre albergará giros insospechados, creativos, por lo que es imposible ser exhaustivo en la previsión de las artimañas posibles.

"Normalmente no son los ciudadanos comunes, sino los poderes fácticos (los gobiernos, los ricos y poderosos), los grandes embelecadores, productores y viralizadores de desinformación"

Por otra parte, no cabe duda de que la educación tecnológica actual debería contemplar la verificación de hechos, la investigación de la fiabilidad de las fuentes y la reflexión sobre la calidad de la información. La UNESCO, por ejemplo, en sus recomendaciones sobre el uso de ChatGPT (2023) y la inteligencia artificial generativa, recoge la necesidad del rol humano en la supervisión y revisión de todo aquello que produce la máquina.

Por eso, sin menoscabo del desarrollo de tecnologías capaces de ayudarnos a sobrevivir en la  selva de la sobreinformación, quizá como asesoras en la detección de las artimañas digitales, es fundamental que los docentes contribuyan a forjar mentes escépticas, competentes en el manejo y la gestión de la información, pero ante todo en su análisis crítico. ¿Cómo hacerlo? Acudan a este ensayo preclaro y aprovechen los recursos que Albert Corominas ha sabido plantear, ordenar y sistematizar en Las artimañas ¡vaya timo! Porque la mayoría de los conocimientos tecnológicos que necesitan los alumnos del siglo XXI se pueden explicar con la pantalla apagada.

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Autor: Albert Corominas. Título: Las artimañas ¡vaya timo! Editorial: Laetoli. Venta: Todos tus libros.

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