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Toda esta poesía. Obra poética completa, de Roger Wolfe

Toda esta poesía. Obra poética completa, de Roger Wolfe

En esta serie de volúmenes se reúne la poesía completa de Roger Wolfe, publicada por la editorial Renacimiento. Los poemas de Wolfe reflejan una íntima lucha con los versos (consecuencia de su innegable voluntad de estilo), un encarnizado combate con el mundo, y una permanente contienda consigo mismo. Nacido en Westerham, Inglaterra, en 1962, Roger Wolfe reside en España desde la infancia. Su obra literaria, escrita mayoritariamente en español, incluye más de una veintena de libros.

Zenda publica cinco poemas.

***

Te levantas de la cama y es la guerra

Suena el teléfono. Manolo. Me comunica
que le han dejado un ojo como un plato.
En una fiesta; cosas que ocurren, me dice,
cuando uno se divierte. Algo
que, como ya se sabe, no le gusta demasiado
a la mayoría de la gente.
Que si salgo, me pregunta.
Estoy trabajando. Escribo este poema,
fumo, escucho a la vecina, que otra vez
se ha puesto en pie de guerra con el crío,
la merienda, los tebeos, la leche. Pienso
que no me importaría nada ser el personaje
de ese libro que hay sobre la mesa.
Podría al menos
conocer New York, coger el metro, disparar
la Browning, romper todos los dedos de las manos
a aquellos que más odio.
Le digo que no puedo. Me atenazan
el alquiler, las moscas, el verano,
la ciudad, la gente, los semáforos.
Pero que si quiere puede pasarse por mi casa.
Bajaré a por unas latas, hay tabaco.
Charlaremos.

***

Phoenix, Asturias, 1988

Leonard Cohen se dirige a Phoenix
con una pistola bajo el brazo.
Televisores, la radio, platos rotos se sacuden
por el patio. He sacado mi pesado cuerpo
de la cama, me he duchado; freído
las patatas, apurado un cigarrillo.
Estamos a 19 de agosto. Mil novecientos
ochenta y ocho.

Vendrá más tarde Myriam.

Le hablaré durante un par de horas
en inglés, corregiré sus fallos. Después
me espera el libro.

Esta tarde el cielo

se ha nublado. Esta tarde el cielo
se asemeja a mi conciencia. Esta tarde…
se ha hecho tarde ya.

Leonard Cohen

se dirige a Phoenix con una vieja dirección
en el bolsillo.

***

En blanco y negro

Me despierto y hay un vaso medio lleno
de bourbon encima de la mesa, unas cerillas,
un paquete de Winston en el que alguien
ha garabateado su número de teléfono; son las siete
y cinco minutos de la mañana, James Mason me contempla
en blanco y negro desde el televisor, y vocaliza
palabras que no logro entender ni oír siquiera.

Y después de levantarme y acercarme
al baño, y echar el asco y las entrañas
por las cañerías, y tirar de la cadena, se me ocurre
que es agradable estar vivo y hacer la guerra
y el amor y este poema, y que el mundo
bien merece
otra mirada.

***

Lonesome Cowboy Bill

Mis camperas de Valverde del Camino
reposan en un rincón de mi despacho
con el aire triste del que ha sido excluido
de una fiesta.

Y eso me recuerda, por cierto y sabe Dios por qué,
que el otro día le obsequié mi único ejemplar
de Muerte a crédito a un amigo
en estado de embriaguez
—hablo de mí, no del colega
y ahora veo abierto en el estante
un hueco que en silencio me excomulga.
Si sigo así voy a quedarme
sin un mísero libro.

En fin.
He escrito esta mañana tres misivas.
Me he fumado cuatro cigarrillos.
Suenan aires de agua turbia
por las cañerías
y se presenta una probable tarde en blanco.

Y mientras tanto
tú te has ido
y burbujas de vacío surcan mi cerebro
como pompas de jabón lagarto.

***

El borracho es un fingidor

La cosa es muy sencilla, en realidad.
Coges y agarras
una borrachera de dos días
y al tercero resucitas
de debajo de una pila
de desechos, sudor rancio,
sangre coagulada y heridas sin cicatrizar.
Luego te arrodillas
en el lugar más propicio de la casa
—la cocina, por ejemplo—,
extiendes los brazos en cruz
como un santo enajenado bajo la lluvia
en uno de esos peliculones de la Biblia
que rodaban hace años
en este benemérito país,
y pides clemencia a Dios y a la memoria
de todos los muertos
y mediomuertos que conoces,
y llamas por teléfono,
agenda en mano, a la esperanza,
a los amigos,
enemigos
y otra gente
de sexo impreciso o intermedio
para anunciar a todos la inminencia
de tu último suicidio
mientras juras
y perjuras
no volverlo a hacer
hasta la próxima
vez.

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