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Todas tenemos un dolor

Sin andarme con rodeos, lo diré desde el principio: Herederas (Hiperión, 2022), de María Sánchez-Saorín, es uno de los libros más deslumbrantes que he leído este año y, desde luego, un soplo de aire fresco a la poesía murciana. La autora, que se reivindica como poetisa y no poeta, se expone al mundo como heredera de un legado literario, social y cultural de todas las mujeres, heredera de sus madres y heredera de formar parte de la lucha por la igualdad.

María Sánchez-Saorín (Ricote, Murcia, 1999) es graduada en Lengua y Literatura Españolas por la Universidad de Murcia. Pese a que Herederas es su primer libro, ya había leído poemas suyos anteriormente en el Manifiesto Azul y la revista Zéjel, por lo que esperé ilusionado la salida de este libro.

Por otro lado, la trayectoria que sigue el Premio Tino Barriuso me resulta de lo más fascinante. El primero que leí, Oración en el huerto (Juan Gallego Benot, 2020) me pareció maravilloso. Después, el anterior premio, Edad (Rodrigo García Marina, 2019), un libro inteligentísimo. Nimiedades (María Paz Otero, 2021) se mantuvo en la línea de los dos anteriores. Con este recorrido, en cuanto vi que María Sánchez-Saorín había recibido este galardón, supe que el poemario no iba a defraudarme en cuanto a expectativas, supe que me sería fácil entrar en sus páginas, dialogar con él, sentarme a comprender su palabra y escuchar su música.

El libro comienza con unos versos de Alfonsina Storni, «Pudiera ser todo lo que en verso he sentido / No fuera más que aquello que nunca pudo ser, / No fuera más que algo vedado y reprimido / De familia en familia, de mujer en mujer», una cita inicial que expone bien la dirección de este libro, la denuncia de la opresión a las mujeres, el motivo feminista de la igualdad, que no alcanza el tono panfletario debido a las pequeñas dosis de humor e ironía en algunos poemas, pero que se mantiene reivindicativo y social a lo largo de todos los textos.

Son poemas breves, de ellos destaco «Notallmen» por la ironía que rebaja la entonación combativa anteriormente mencionada. El poema es una crítica a los hombres que abre la puerta a las excepciones momentáneas. Asimismo, un poema que puede ser el epicentro de este libro se trata de «Todas tenemos un dolor», que dice así:

Todas tenemos un dolor

Enterrar a una hija,

consolar a una madre.

De la misma manera, y como se puede comprobar en este poema, el libro posee un elegante cuidado formal. Los heptasílabos y los endecasílabos son los metros preferidos de la lírica de María Sánchez-Saorín, versos breves, con interrupciones, ya bien por los encabalgamientos o por los cambios entre oraciones, pero que dan la sensación de un ritmo animado, lejos de la peligrosa tendencia del endecasílabo a convertir los versos, en ocasiones, en forzadas estructuras meditativas que, en la poesía social, duermen más al lector que lo despiertan. La autora consigue este efecto: despierta al lector, lo aviva, lo introduce en los siguientes versos con celeridad y, gracias a la brevedad de los poemas, en los siguientes textos también.

Igualmente, es muy interesante la forma en la que asume los modelos clásicos, con la referencia a Atenea en uno de los primeros poemas, así como los referentes más contemporáneos desde los ecos de Ángela Figuera Aymerich hasta la alusión en el último poema a Rosa Berbel.

En conclusión, la autora en Herederas inicia una trayectoria literaria que evidencia las intuiciones de sus anteriores publicaciones en revistas. María Sánchez-Saorín se muestra como lo que es: una poetisa firme, elegante y socialmente comprometida.

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Autora: María Sánchez-Saorín. TítuloHerederasEditorial: Hiperión. Venta: Todos tus libros y Casa del Libro.

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