El flamante premio Princesa de Asturias publica un nuevo libro. Es algo que a nadie debería sorprender, pues mantiene desde hace años un estricto régimen de publicación anual. A sus lectores habituales tampoco les chocará el asunto que trata, la religiosidad de la sociedad actual, pues es deriva natural de sus últimas obras: Loa a la tierra (2019), La desaparición de los rituales (2020), La sociedad paliativa (2021), La crisis de la narración (2023) o El espíritu de la esperanza (2024). Tal vez el nuevo lector español de Han se asombrará de que un filósofo coreano que escribe en alemán caiga también en lo que parece una conspiración de mediáticos conversos católicos. Ni tanto, ni tan poco.
En este libro hay un cambio respecto a su obra anterior. No denuncia el embotamiento anímico en el que estamos, sino su consecuencia: el alejamiento de Dios. E insisto en que aquí la persona divina puede adquirir un significado polisémico capaz de interesar a lectores con las creencias más variadas.
Las recetas que propone para recuperar la humanidad y a Dios están en la atención frente a la distracción, el vacío interior frente al acopio de objetos digitales, el silencio frente al ruido, la belleza y el dolor frente a los “me gusta” y la comodidad. Son fórmulas que también podrían encontrarse en los ascetas del XVII. Es cierto que Han no dice nada nuevo, pero todo lo que dice suena a nuevo. Con su habitual estilo sencillo, directo —apenas utiliza subordinadas— y con hallazgos lingüísticos que casi son eslóganes o entradas de redes sociales: utiliza el lenguaje del siglo XXI para criticar el siglo XXI.
En este viaje intelectual Han se acompaña únicamente de Simone Weil. Como si ejerciera la ascesis que propone también en un plano intelectual, hay un régimen de filósofos en el libro y el solo alimento de la francesa parece cubrir todas sus necesidades. Efectivamente, no parece precisar más: los pensamientos espirituales y sociales de la “virgen roja” se articulan en este mundo cambiante y prefiguran, aun en la sociedad industrial de patrones y obreros en la que vivió, el gran mal que Han atribuye al neoliberalismo: “Los tres monstruos de la civilización actual son el capital, la digitalización y la inteligencia artificial. Los tres rebajan al ser humano, al espíritu, hasta convertirlo en esclavo de la cuantía y de la eficiencia. Una vez más nos hemos convertido en esclavos de nuestras propias producciones”.
Han es un pensador radical y controvertido. Su perspectiva de nuestra civilización es distópica pero horriblemente verosímil, y la aplicación estricta del tratamiento que propone sería tal vez el fin de lo que conocemos. Cada lector tendrá que sacar sus conclusiones, que auguro de lo más variopintas. Lo que pienso que tendrán en común será una mirada diferente hacia un mundo en el que nos pensamos tan a gusto.
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Autor: Byung-Chul Han. Título: Sobre Dios: Pensar con Simone Weil. Traducción: Lara Cortés. Editorial: Paidós. Venta: Todos tus libros.


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